PARA PENSAR

En Un cuerpo que cae cuatro mujeres en escena se rebelan contra la "abuelidad" impuesta

Se trata de la obra documental de Gaby Blanco que refleja los problemas de la adultez a través de los testimonios de las propias protagonistas. Una propuesta que rescata la importancia de "la parte más larga de la vida".

Un cuerpo que cae, de Gaby Blanco. Foto: Vivo.

"Somos cuatro viejas que seguimos deseando". Esta es la premisa más potente de Un cuerpo que cae, la obra documental que, con dramaturgia y dirección de Gaby Blanco, desnuda los mandatos sociales sobre la vejez. Protagonizada por Silvia Rodríguez, Miriam Varela, Cris Rodríguez y Ana Sosa, la puesta se presenta como un artefacto teatral que pone en jaque la mirada de una sociedad obsesionada con la juventud. Las funciones tienen lugar los domingos 19 de octubre y el 2 de noviembre a las 19 en el Teatro El Excéntrico de la 18 (Lerma 420, CABA).

El disparador de la obra, según cuenta Blanco, es profundamente personal. "Mi mamá se murió cuando apenas cumplió 40 años y antes de irse me dijo: ‘Es mejor no llegar a viejos’. Esa frase me dejó una incógnita y una realidad al no poder ver la transición de los mayores que tenía alrededor. No vi envejecer a nadie de mi familia - explica-. Por suerte voy hacia la vejez, porque no llegar significa morirse. Es algo obvio, pero no lo tenemos racionalizado. Socialmente no nos preparamos para la vejez".
A raíz de esa necesidad de entender el mundo -que ella sólo puede lograr a través de la escritura-, Blanco convocó a personas mayores para iniciar una investigación. "Había dos hombres, pero se fueron cuando el foco viró hacia la sexualidad -confesó en una entrevista exclusiva-. Cuando empezamos a hablar de sexo los hombres se negaron a expone esas cosas y se fueron". 

Así, el proceso de creación de Un cuerpo que cae duró más de un año y se basó en "ficcionalizar la vida de las personas. Tiene un guion, una dramaturgia que es mía, pero está basado en los hechos reales de estas mujeres", aclara la directora. Los primeros encuentros fueron mesas de debate con mate y facturas, donde se charlaba sin filtros. Blanco les pedía fotos de jóvenes y de ahora, les preguntaba por sus deseos, por cómo veían la sexualidad y qué sentían con el paso del tiempo. Este material, crudo y abundante, fue estructuró la obra de una hora. "Más de una hora no, porque ya después me dicen que están cansadas", comenta entre risas sobre sus cuatro protagonistas, que tienen entre 75 y 80 años y que, además, bailan en escena.
El hecho de que no sean actrices también se convirtió en un recurso teatral: "Hay una que lee su parte y lo pusimos en escena". Aquí la entrevista completa:

 

Remeras, militancia y Tinder

Lejos de la ficción pura, Blanco usó las singularidades de cada una para armar el texto. Una de las mujeres, por ejemplo, es muy militante, por lo que su rol en la obra es hablar de las cuestiones sociales y políticas que afectan a las vejez. Otra es la más enamoradiza, exponiendo cómo es el "mercado" de conseguir pareja y el uso (o no) de Tinder. Otro artilugio escénico notable es el de la actriz más tímida no tiene texto: su historia se cuenta a través de unas remeras que se va sacando en el escenario, donde se proyectan las "etiquetas que nos ponen" y que ella desarma con el cuerpo, con el baile. 
Sin embargo Gaby considera que transmite un mensaje "esperanzador" e integrador. Reivindica a la vejez como la etapa más larga de la vida y se planta contra el mercado que vende la juventud eterna. La obra ataca frontalmente la noción de que "la abuelidad reduce a los adultos mayores a un sujeto familiar, quitándole todo derecho al deseo, al cuerpo y a la sexualidad", cuestionando las etiquetas sociales que condenan el deseo: "Es algo social de que los cuerpos viejos están deserotizados, no pueden sentir deseos, no se calientan", afirma.

Para la directora, no hacerse cargo socialmente de esta etapa es "condenarnos a una muerte joven". En cambio, considera que esta obra es un acto de reivindicación y de vida. Como dice Blanco sobre sus protagonistas, quienes se divorciaron o redescubrieron el mundo a los setenta: "¿Cómo no va a ser lo que quiere si está viva?". Un recordatorio urgente: es una opción llegar a viejos, y es una discusión que la sociedad debe empezar a dar. Encontrá acá más info sobre las entradas.