Erotismo, estados alterados y citas al arte prehispánico en la obra de Miguel Ángel Ríos

La galería Barro Arte Contemporáneo presenta Mi nombre es Perú, una muestra que reúne un conjunto de obras del artista Miguel Angel Ríos en diferentes formatos y técnicas.

El proyecto comenzó cuando el artista visitó el Museo Rafael Larco de Lima, donde tuvo la oportunidad de ver unas quinientas piezas arqueológicas de la cultura prehispánica del Valle del río Moche realizadas entre los siglos II y VII de nuestra era.

Los trabajos realizados en arcilla por la etnia Moche -que tenían un manejo asombroso de la técnica y un estilo realista- reflejan escenas de la vida cotidiana de aquella civilización, entre ellas las que se relacionan con la sexualidad de sus habitantes.

En las culturas precolombinas el erotismo no era visto de acuerdo a los parámetros de moralidad que caracterizan a la civilización occidental judeo-cristiana -donde el sexo era un tabú y aún lo es en determinados sectores de la sociedad- y formaba parte de los escenarios domésticos de la vida cotidiana.

A su vez, la sexualidad estaba unida a los ritos de fertilidad y eso le confería un carácter sagrado.

"Se los llamaba mochicas o moches. De alguna manera desarrollaron los ritos sexuales de una forma fantástica y la mayoría de las piezas del Larco son de esta cultura" explica Miguel Ángel Ríos en diálogo exclusivo con PERFIL.COM.

"También las hubo en México, pero allí la Iglesia no permitió que se exhibieran y las hicieron desaparecer".

Ríos comenzó una producción de dibujos, bocetos y un video inspirados en las piezas del Museo Larco en dos viajes a Lima, en 1993 y 2003. 

Después de algunos años realizó un nuevo viaje y volvieron las visitas diarias al museo donde tomaba notas y dibujaba, aunque notaba que no lograba el resultado que deseaba.

En su afán por involucrarse de manera más profunda en la forma de entender el universo de la cultura Moche decidió trabajar desde un estado modificado de consciencia.

Para ello se valió del San Pedro -un cactus que contiene mescalina y era utilizado por la etnia del valle durante las ceremonias y ritos religiosos-. Según sus palabras, el efecto alucinógeno de la planta le "ayudó a encontrar la llave para desarrollar este proyecto".

"El San Pedro está en Ecuador, Perú, Bolivia y el norte de Argentina. Hace veinte años era más poético, más puro. Hoy se está tergiversando eso, hay guías que traen turistas para que hagan el San Pedro", señala Ríos.

"Lo hice con un objetivo de trabajar y ver como sentían los moches y entender qué estoy construyendo como artista. Entonces trabajo en distintas etapas. Hay una poesía, hay un oficio, un contraste, una transparencia, todo lo que se ve en esta muestra tiene que ver con las plantas alucinógenas: la lengua, la vagina, la guarda en el marco que está tomada de los ponchos".

Desde la fantasía, el humor y el erotismo Ríos construye mundos imaginarios en los que los personajes y las formas se entrelazan y exploran desde la contemporaneidad los ritos y el arte de una civilización de otro tiempo con la intención de llegar a su esencia más profunda.

"Veo muy pocos pintores que desarrollen temas con nuestra iconografía, nuestra historia, nuestra cultura. Surgen a veces algunos que utilizan la franja, la guarda prehispánica, y tal vez ni sepan el significado de esa guarda. Entonces decidí enfocarme en cómo lo hacían ellos, de dónde surgía esa manifestación artística, y no sólo en la forma sin significado" subraya Ríos.

En ese sentido, el artista remarca que los conceptos de nación y estado contemporáneos no tienen nada que ver con aquellas culturas y considera un acto perverso el hecho de venerarlas luego de haberlas destruido.

Por tal motivo, plantea que la muestra está pensada "de aquí hacia allá", es decir, desde los parámetros artísticos de la América precolombina hacia Europa.

"Planteo una revalorización arqueológica, en la temática, en el color, en la composición, y que sea netamente americanista. Que va de alguna manera en contra de la pintura que hemos heredado desde hace 500 años. Toda la enseñanza de la pintura viene por vía europea. Esta no. Esta nace de acá y un poco quiero revalorizarlo y hacer una propuesta. De aquí hacia allá y no de allá hacia aquí".

Miguel Ángel Ríos nació en los Valles Calchaquíes (provincia de Catamarca) en 1953 y estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.

En los años setenta emigró a Nueva York para huir de la dictadura cívico militar argentina. Más tarde se instaló en México. En la actualidad vive y trabaja en Estados Unidos y México.

La muestra Mi nombre es Lima se puede visitar hasta el 12 de octubre en Barro Arte Contemoporáneo, Caboto 531, en el barrio porteño de La Boca, de martes a viernes de 12.00 a 18.00 y sábados de 15.00 a 19.00.