Argentina es el segundo país de la región con mayor tasa de sobrepeso infantil, solo superado por Chile. El 40% de los niños tienen sobrepeso y obesidad y la problemática va en aumento. “El gradiente social es cada vez más ancho –explica el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein–; por cada chico de los dos quintiles inferiores del nivel socioeconómico con desnutrición clásica, bajo peso y baja talla, hay cuatro chicos con sobrepeso y obesidad”.
Esto es una amenaza no solo desde la perspectiva sanitaria –la obesidad se relaciona con enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes– sino también desde el desarrollo económico de las próximas generaciones. Para revertir este panorama, el Gobierno lanzará el próximo 17 de octubre –día de la lucha contra la obesidad– el Plan Nacional de Prevención del Sobrepeso y la Obesidad Infantil.
Así lo adelantó Rubinstein en Diputados durante la Jornada sobre Derechos de los Consumidores, Etiquetado Frontal de Alimentos y Salud que organizó Unicef, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial (OMS).
Se trata de un programa que abarcará a los ministerios de Salud, Educación, Desarrollo y Agroindustria. “El plan tendrá cinco objetivos: fortalecer la educación alimentaria y nutricional, desarrollar campañas de alto impacto para instalar el tema en la agenda pública y movilizar actores; garantizar una buena calidad nutricional en componentes alimentarios que se dirigen a la población vulnerable, avanzar en políticas regulatorias y, por último, la promoción de alimentos frescos y naturales”, explicó Verónica Schoj, directora de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles.
La obesidad infantil no es un juego
Información. Uno de los ejes del plan será avanzar en políticas tendientes al etiquetado frontal de los alimentos procesados, un camino que ya emprendieron países como Chile, México, Uruguay y Perú, entre otros. En la actualidad hay 24 proyectos de ley en el Congreso que buscan avanzar en este sentido. Pero, según Schoj, “la mayoría de ellos no cumplen con lo estándares de calidad”.
Desde el Ministerio de Salud elaboraron un documento técnico basado en evidencia científica y estándares internacionales que se discutirá en el marco de la mesa interministerial y que también apunta a asesorar a los legisladores.
La discusión es qué modelo de etiquetado frontal de alimentos adoptará la Argentina. Desde Salud la propuesta es avanzar en el sistema de advertencias, tal como el que implementaron Canadá y Chile, que indiquen cuándo un alimento tiene alto contenido de azúcar, sal y grasas. “Cuando evaluamos la evidencia científica vimos que el sistema de advertencia es el que claramente ha cumplido todos los requisitos: es visible, se comprende fácil y rápido, modifica el patrón de compra y tiene eficacia en grupos más vulnerables, como chicos y adolescentes. No casualmente la mayoría de los países se están inclinando por este sistema”, sostuvo Schoj.
Sin embargo, desde Agroindustria y Producción la propuesta es utilizar el sistema de Guías Diarias de Alimentación (GDA) coloreado, similar al que tiene México, donde se indica qué porcentaje de nutrientes diarios aporta el contenido de un envase de alimentos. Un sistema que para Schoj “ha demostrado ser confuso, aun para población con alto nivel educativo”.
La publicidad dirigida a chicos, en la mira
El etiquetado, la publicidad y promoción de los alimentos; la vulnerabilidad de los niños y el rol de la sociedad civil fueron otros de los temas que se trataron en la Jornada en Diputados organizada por Unicef, OPS y OMS de la que participó PERFIL. El 85% de los alimentos publicitados en las tandas de programas televisivos infantiles en Argentina tienen un bajo valor nutritivo, según un trabajo realizado por la Fundación Interamericana del Corazón (FIC).
“Existen numerosas investigaciones que señalan que las estrategias publicitarias que utilizan premios, y personajes aumentan el consumo de alimentos de bajo valor nutricional, y por eso se aconseja restringir su utilización a través de políticas públicas para proteger el derecho a la salud de los niños”, señaló Belén Ríos, codirectora ejecutiva de FIC Argentina.