Las máquinas de las obras para la remodelación del Zoológico de Buenos Aires debieron detenerse ante la aparición de una estructura desconocida por debajo de la fuente neocolonial del lago Darwin. Los investigadores del Centro de Arqueología Urbana (CAU) de la Universidad de Buenos Aires develaron el misterio al descubrir que se trataba de una cámara subterránea de principios de siglo por la que ingresaba agua limpia.
La importancia del hallazgo es que ahora los investigadores pueden entender cómo funcionaba un sistema que se comunicaba con los lagos para renovar el agua, que además, en el lago Darwin, funcionaba como fuente y adorno para el parque. “Es una obra inteligente y bien hecha, que aprovechaba la vieja usina eléctrica de Palermo que estaba sin uso”, describe el director del CAU, Daniel Schávelzon, a cargo de los trabajos de identificación y descripción de la cámara.
Rompecabezas. En 2008, el arquitecto y su equipo descubrieron los túneles y la cisterna que están bajo el actual edificio de Monumentos y Obras de Arte (MOA), ubicado en una isla del lago Victoria Ocampo. “Ahí en un momento veíamos la pared y un caño pero no sabíamos adónde iba, no teníamos la otra punta del sistema. Pasaron diez años y ahora aparece”, explica Schávelzon, quien no dudó en unir las partes del rompecabezas no bien encontró la cámara, hace unas semanas. Además, estima que es probable que haya otra parecida en el lago del Jardín Japonés.
“Lo interesante es que ya en 1904 se hayan dado cuenta de que el agua de los lagos había que renovarla, algo que hoy no se hace: crecen algas y se pudre”, agrega el especialista en arqueología urbana. En aquel entonces el director del Jardín Zoológico, Clemente Onelli, ordenó excavar cuatro pozos hasta la segunda napa para tener agua propia y hacer coincidir las salidas con fuentes ornamentales que funcionaban con la presión del sistema. “No le funcionó bien, ya que en verano se secaba la napa, pero luego utilizaron la usina para que empujara agua y la enviara hacia los distintos lagos”, indica Schávelzon.
En el pasado, la ciudad contaba con usinas independientes para cada barrio, trenes y edificios; de hecho, la instalación de la de Palermo fue una idea de Domingo Sarmiento para dar luz al parque. A partir de 1900, el sistema centralizado de luz reemplazó al autónomo, por lo que se aprovechó la usina para dar movimiento al agua de los lagos.
Según el trabajo de Schávelzon, se construyeron depósitos que duplicaban el volumen de agua del lago y se instalaron cañerías de treinta centímetros de ancho.
Sistema. “Al menos sabemos que se mandaba agua al lago cercano al Jardín Japonés y al zoológico, uno a poco más de 300 metros y el otro a 900 metros de distancia, lo que era una obra importante de ingeniería”.
La estructura hallada consta de un pozo de 2,30 metros de diámetro sobre el que caía el agua a presión por un caño maestro, y de una galería de seis metros de largo por 1,20 de ancho, que permitía llegar hasta la boca de acceso y, a su vez, funcionaba como un reservorio de agua.
El arquitecto asegura que “hoy, un sistema integral similar o distinto, con otra tecnología, sería necesario para que el agua esté limpia. Además, se podría ahorrar el enorme gasto de vaciado y limpieza de los lagos que se hace cada veinte años”. Por otra parte, tampoco se llenarían de agua los sótanos del edificio del MOA.
El sistema de los lagos también servía para evitar las inundaciones causadas por las lluvias, al funcionar como vasos compensadores que recibían el agua sin llegar a colmarse para luego desaguar lentamente.
“Lo que pudo ser un buen sistema de movimiento de agua en la ciudad y a la vez funcionar como sistema sin costos para paliar inundaciones, dar belleza al lugar con fuentes, y ahora como ejemplo de una tecnología histórica, estuvo tapado por un siglo”, apunta el director del CAU.
Tras el hallazgo, se estudia en la Gerencia Operativa de Patrimonio Urbano del Ministerio de Cultura de la Ciudad cómo preservarlo. “El patrimonio es la expresión material de la identidad, nos hace reflexionar por qué estamos donde estamos y por qué somos como somos”, concluyó Schávelzon.
El futuro de la estructura
“Estamos estudiando qué hacer de acuerdo con las recomendaciones de la Gerencia Operativa de Patrimonio Urbano del Ministerio de Cultura de la Ciudad. La idea es preservarla, porque está bastante entera”, expresó Leontina Etchelecu, encargada de Patrimonio del ex Jardín Zoológico de Buenos Aires y futuro Ecoparque.
Una de las cuestiones es que la cámara subterránea coincide con el trazado de las elipses históricas, ya que la fuente no es de los primeros años del zoológico. “Estamos viendo el daño menor, si corremos la elipse, pero tenemos que consultarle a la Comisión Nacional de Monumentos, con la que nos comprometimos a devolverle al parque el trazado original”, agregó.
Para Daniel Schávelzon, sería importante preservarla. “La arqueología nos permite repensar alternativas a problemas endémicos de la ciudad, como las inundaciones”.