CIENCIA
virología ambiental

Investigadores del Conicet trabajan para detectar el coronavirus en aguas residuales

Se trata de una nueva herramienta epidemiológica para prevenir posibles brotes futuros. El objetivo es conocer la circulación del virus para contribuir a la adopción de políticas públicas y frenar la pandemia.

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Análisis. En Italia, España, Inglaterra y EE.UU. también se hicieron estudios similares en aguas residuales. | afp

Mientras no se cuente con una vacuna o tratamiento efectivo que permita frenar el nuevo coronavirus y “abrir” la cuarentena, se vuelve cada vez más importante la vigilancia epidemiológica detallada. Esto es poder detectar, lo antes posible, si el virus vuelve a circular en una población o comunidad y encarar acciones preventivas a tiempo. 

“El coronavirus se esparce, básicamente, por vía aérea, ya sea en microgotitas o aerosoles de toses y estornudos. Pero los portadores también excretan partículas virales a través de materia fecal. Y por eso tuvimos la idea de buscar su presencia analizando muestras de aguas cloacales”, le explicó a PERFIL la viróloga Viviana Mbayed, investigadora del Conicet en el Instituto de Bacteriología y Virología Molecular de la Facultad de Farmacia de la UBA. 

“Es una técnica que no sirve para identificar casos individuales, pero creemos que puede ayudar a hacer vigilancia epidemiológica y registrar los “movimientos” del virus a nivel poblacional”.

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Mbayed y un grupo de colegas van a llevar adelante esta idea financiados por un subsidio de US$ 100 mil que la semana pasada les otorgó la Agencia de Promoción de Investigación, Desarrollo e Innovación.

La intención es analizar muestras periódicas de líquidos cloacales, tomadas a lo largo de varias horas. Esas muestras se llevan al laboratorio para filtrarlas, procesarlas y concentrarlas. Y luego se las somete a diagnósticos de PCR en tiempo real. “Como ya se ha determinado que el virus está presente en las excretas, haciendo un seguimiento de las aguas servidas que eventualmente pueden tener los restos virales de miles de personas pensamos establecer correlaciones epidemiológicas útiles entre la cantidad de virus hallados y el número de casos confirmados y el de portadores asintomáticos del SARS-CoV2”, explicó Mbayed.

¿Por qué esto es especialmente útil? “Cruzando datos biológicos de la carga viral en muestras de aguas residuales, con datos de densidad poblacional, de caudales de las aguas residuales, y en base a estimaciones de la carga viral en la materia fecal de personas infectadas, si se dispone de una cantidad suficiente de muestreos es posible estimar el grado de circulación comunitaria del virus, le explicó a PERFIL Irina Izaguirre, investigadora del Conicet en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (Iegeba). “Estas conclusiones”, agregó, pueden servirles a las autoridades para tomar decisiones y hacer intervenciones precoces. Por ejemplo, si se encuentra un aumento de circulación viral, es posible adelantar una restricción o cuarentena, incluso varios días antes de que los pacientes con síntomas comiencen a ser detectados por el sistema de salud”.

Lo interesante de estos proyectos, que ambos equipos están desarrollando en forma paralela, es que ya hay antecedentes que probaron su funcionamiento en Italia, España, Inglaterra y EE.UU. “Incluso se publicó un estudio holandés en el cual comprobaron la circulación del coronavirus en muestras de aguas residuales tomadas antes de que se confirmara el primer caso de Holanda”, contó Izaguirre.

Por otra parte, el equipo de Mbayed –que trabajará con colegas de la Universidad Nacional de Salta– tiene una larga experiencia en este tipo de tareas. “Venimos trabajando en virología ambiental desde 2008, y lo hemos hecho con patógenos como norovirus, enterovirus y adenovirus, entre otros. O sea, el método funciona. Ahora tenemos que ajustarlo para SARS-CoV-2 que es un diferente a los virus que se caracterizan por su transmisión fecal-oral como por ejemplo los responsables de la hepatitis A”.

El equipo no solo planea registrar la circulación viral sino también caracterizarlo. “Pensamos en secuenciarlo y saber si el virus en circulación sufre mutaciones. Si bien por ahora se sabe que su genoma es bastante estable, es importante hacer un seguimiento especialmente con muestras que circulan entre los asintomáticos y no solo –como pasó hasta ahora– hacer relevamientos genéticos usando hisopados de personas que ya tuvieron algún síntoma y llegaron al sistema de salud”.

Mbayed contó que con su equipo “ya están avanzando con los protocolos del trabajo y –si todo resulta bien– esperan tener resultados preliminares para hacer este tipo de vigilancia epidemiológica dentro de un par de meses”.

 

También en arroyos y ríos

Aunque estas ideas están pensadas, en principio, para analizar líquidos cloacales al momento en que estos ingresan a las diferentes plantas depuradoras, también es posible hacer estos controles que buscan partículas virales de coronavirus en arroyos y cauces de zonas geográficas donde no hay cloacas y donde los desechos de este tenor terminan en pozos negros, zanjas y cauces de agua. “Estamos planeando hacer un proyecto piloto que incluya estudiar qué pasa con este tema en una zona del arroyo San Franciso-Las Piedras, en la localidad de Almirante Brown, que atraviesa varios barrios y asentamientos sin cloacas”, contó Irina Izaguirre, del Iegeba. “También tenemos una colega que va a hacer muestreos en aguas superficiales de la zona de Junín, en provincia de Buenos Aires. E, incluso, podríamos comenzar a trabajar con muestras recogidas en algunas zonas de la cuenca del Riachuelo Matanza”. Aunque la presencia del Covid-19 en agua no tratada es posible, no se ha detectado en los suministros de agua potable”, sgún la Organización Panamericana de la Salud (OPS).