CIENCIA
innovacion en medicina estetica

Las prótesis mamarias ahora vienen con chip para garantizar seguridad

Un implante con esta nueva tecnología se utilizó por primera vez en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Permite saber datos del fabricante.

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Avance. El cirujano Hugo Loustau y Natalia, la primera paciente que recibió el implante con el pequeño chip. | Pablo Cuarterolo
A pesar de ser una de las cirugías estéticas más solicitadas, en los últimos años, no hubo grandes avances en cuanto a la tecnología de los implantes mamarios. Pero ahora, una nueva generación de prótesis prometen más ergonomía, menor tasa de ruptura y, gracias a un chip del tamaño de un grano de arroz, brindar mayor seguridad tanto en el momento de la operación como en los controles posteriores.

Por primera vez se implantó en el país una prótesis con esta nueva tecnología. La cirugía se realizó en el Hospital Italiano de Buenos Aires y estuvo a cargo de Dennis Hammond, profesor de la Universidad de Michigan y referente mundial de la cirugía estética y reconstructiva de mama. El implante contiene un chip de identificación por radiofrecuencia que una vez colocado permite acceder a la información a través de un simple escáner externo.

De esta manera, fabricantes, médicos y pacientes pueden ver vía internet los datos específicos del producto: número de serie, nombre del fabricante, fecha de fabricación, lote, tamaño, entre otros. “Es un chip pasivo, tiene 15 dígitos y al escanearlo aparecen el número de serie y de lote. Esta identificación se liga, por medio de una base de datos, a toda la información del fabricante. Pero lo más importante de todo es que una vez que el implante fue colocado a la paciente, el chip se asocia a una identidad”, explicó Hugo Loustau, jefe del Servicio de Cirugía Plastica en Hospital Italiano de Buenos Aires.

“No había escuchado de nadie que tuviera estos implantes. Pero me dio curiosidad saber para qué sirve el chip y los médicos me explicaron que brindan mayor seguridad”, le dijo a PERFIL Natalia, la primera paciente argentina que recibió una prótesis mamaria con chip.
Hasta ahora, la trazabilidad de los implantes estaba sujeta a que las pacientes no pierdan la tarjeta que reciben luego de la operación con los números de serie del producto. Esta tecnología garantiza que esta información no se pierda. “Muchas veces como médicos nos pasaba que si la paciente requería un cambio de implante, le pedíamos el sticker y no lo tenía o lo había perdido. El chip permite tener identificación para el resto de los días de ese implante . Y no impide la realización de ningún estudio mamario”, agregó  Loustau.   

Futuro. Para el especialista, esta tecnología es algo muy útil si se considera el escándalo mundial que estalló en 2010 por los implantes mamarios defectuosos de la empresa francesa Poly Implant Prothèse (PIP). En ese entonces se habló de más de 500 mil mujeres en el mundo que tenían el riesgo de que su prótesis se rompiera. Sin embargo, no se sabía bien cuántos se habían implantado en Argentina porque no había forma de verificarlo.
A futuro, este tipo de prótesis podrán detectar a tiempo posibles fallas. “Hay algunas patologías de la mama que elevan la temperatura local. Si el chip pudiera dar esta información, sería muy importante. En una década o más, el chip podría ser capaz de detectar ciertas moléculas que muchas veces son marcadores tumorales y podremos saber si la mama está enferma”, anticipó Loustau.


Lolas ‘pocket’ y naturales
El aumento de las lolas, junto a la lipoaspiración y la aplicación de bótox, continúan siendo los procedimientos estéticos más solicitados en Argentina y el mundo. En el país, se hacen 53 cirugías de implante mamario por día, según estadísticas de 2013 de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps, según sus siglas en inglés). “Es una de las operaciones más solicitadas. Se trata de hacer cada vez más prolija, con mayor exigencia por el resultado estético y la simetría de las mamas”, señaló Hugo Loustau. jefe del Servicio de Cirugía Plastica del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Para el especialista, en los últimos años cambió la tendencia: se redujo el tamaño de los implantes requeridos. “Las pacientes no piden un tamaño exagerado. Hoy la mujer ya no asocia tanto los implantes a lo voluptuoso, a la sexualidad exacerbada. Se quiere ver fina y natural aun con implantes y elige no tener tamaños tan grandes. En promedio un volumen de 300 o 370 centímetros cúbicos”, explicó. En cambio, en otros países como Colombia y Venezuela se mantiene la tendencia a los implantes más grandes, se reproduce el fenómeno que se vivió una década atrás en el sur de EE.UU.