Cuando en julio de 1969, el astronauta Neil Armstrong dio su primer paso en la Luna, Estados Unidos lograba un gran hito tecnológico y en la carrera por el espacio que disputaba con la entonces Unión Soviética, en el contexto de la llamada Guerra Fría entre ambas potencias. Cincuenta años después, la competencia reaparece con las intenciones de China y EE.UU. para volver al satélite y explotar sus recursos.
En marzo de este año, el presidente estadounidense Donald Trump le pidió a la NASA que acelerara los planes para que la especie humana regrese a la Luna en 2024. “Esta vez, cuando vayamos a la Luna, nos quedaremos. Y luego usaremos lo que aprendamos para dar el siguiente gran salto: enviar astronautas a Marte”, aseguró Jim Bridenstine, administrador de la NASA.
“Hay una especie de nueva carrera espacial motorizada por lo político, porque quien está jugando ahora fuerte es China, que si bien estaba desarrollando su programa espacial tripulado y orientado a la Luna, hasta hace una década y media atrás no era tan importante como ahora y eso hizo que EE.UU. estuviera aletargado”, le explicó a PERFIL Diego Bagú, director del Planetario Ciudad de La Plata. Para el astrónomo también se vuelven a poner en cuestión dos visiones del mundo: “Si bien la economía china es promercado, estructuralmente no deja de ser un país comunista y eso le toca la fibra a una potencia occidental como EE.UU.”.
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El desafío que propuso Trump no parece fácil si se tiene en cuenta que desde 2011, a partir de la cancelación del Programa del Trasbordador Espacial de la NASA, Estados Unidos no lleva astronautas al espacio con naves propias, sino que lo hace a través de las rusas. Es por eso que para el regreso, la NASA estará asociada con empresas del mismo país como Boeing y SpaceX. Esta última, conocida por sus cohetes, cuenta con la nave Dragon que este año arribó por primera vez a la Estación Espacial Internacional y, aunque tuvo fallas en una de las pruebas, se espera que a fines de 2019 lo haga con astronautas.
Con el programa Artemisa, la hermana gemela de Apolo según la mitología griega, la NASA tiene planificado el lanzamiento en 2020 del cohete Space Launch System y la nave espacial Orion sin tripulación. En 2022 Artemisa 2 realizará un vuelo con astronautas alrededor de la Luna y en 2024, si todo se da como dispone el plan, con Artemisa 3 se logrará el objetivo deseado que incluirá también a mujeres (ver nota). A partir de ahí la NASA plantea contar con presencia humana sostenible que permita a futuro, en 2030, expediciones a Marte.
Del otro lado, China sorprendió en enero de este año con el aterrizaje de la nave Chang’e-4 en el horizonte oculto de la Luna y las primeras imágenes de esa parte desconocida. A futuro se espera que las naves Chang’e-5 y Chang’e-6 consigan muestras de la superficie lunar, algunas muy antiguas para saber más sobre la formación del sistema solar.
El ser humano nunca debería haber dejado la Luna
“China avanzó mucho en su programa espacial tripulado. Desde que pusieron su primer astronauta en órbita fueron muy rápido en el desarrollo de estaciones espaciales. Han tenido un crecimiento muy grande. No sabemos qué país lo hará primero, pero no hay dudas de que China va a llegar a la Luna con sus astronautas”, destacó Bagú.
Según el astrónomo e investigador de la Conae, Marcelo Colazo, hay mucho para investigar sobre la composición de la Luna para poder entender cómo se formó el sistema planetario, pero bien podría hacerse con robots, como es el caso de Marte. “Creo que es un tema político enviar humanos porque para la ciencia no es necesario”, sostuvo. “Además, está la posibilidad de extraer minerales y generar combustible ahí mismo. A esto se suma que tenés menos gravedad que en la Tierra, por lo cual sería más barato viajar desde la Luna hacia otro planeta”, detalló Colazo.
Para Bagú: “Se van a abrir nuevas áreas comerciales que hoy quizás están impensadas como la explotación de los recursos naturales de la Luna o el turismo espacial. El ser humano es explorador y ya probó que se puede”.
Avances de India e Israel
Aunque con un presupuesto más acotado y sin tripulación, otros países como India e Israel desarrollaron planes para enviar naves espaciales y vehículos para estudiar la Luna. Así, mañana, India lanzará Chandrayaan 2 que irá a “donde ninguna nación ha llegado antes, la región del polo sur de la Luna”, según afirma la Agencia India de Investigación Espacial. La misión se propone hacer un estudio de la topografía, la composición química de la superficie y de la atmósfera lunar a través de los datos que tomará el orbitador y el vehículo robótico en el lugar de aterrizaje.
Con capital privado, en febrero de 2019 Israel lanzó su primera misión a la Luna que si bien falló al intentar aterrizar, hace unos días se firmó un acuerdo para que la compañía que desarrolló la nave Bereshit 1 sea parte del programa de Servicios de Carga Lunar Comercial.