CIENCIA
conmocion por la muerte de un chico aborigen

Más de dos millones de niños y jóvenes en el país sufren hambre

No hay cifras oficiales sobre desnutrición desde 2007. Expertos advierten que hacen falta políticas de salud activas y no más alimentos.

Desgarrador. Néstor Femenía, el nene qom de 7 años que murió por desnutrición y tuberculosis. Vivía en el paraje Paso Sosa, a 315 km de Resistencia, Chaco.
| Gza: Centro Mandela DDHH

La muerte de Néstor Femenía, un niño de siete años de la comunidad qom del Chaco, a causa de un cuadro de tuberculosis con desnutrición asociada (pesaba sólo 20 kilos) dejó al descubierto una vez más la gran contradicción de la Argentina: en un país capaz de satisfacer los requerimientos calóricos de 400 millones de personas, aún subsisten niños desnutridos y hogares con hambre. Según el cuarto informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, el 38,8% de los niños y jovenes urbanos (casi 5 millones de menores) viven en situación de pobreza y un 19,6% padeció inseguridad alimentaria (hambre) en 2013.

Aunque los últimos datos oficiales son de 2007, los especialistas consultados por PERFIL coinciden en que en la Argentina conviven diferentes tipos de desnutrición. La aguda, la que padecía Néstor, es la que se define por la falta de peso para la altura correspondiente. “Esta forma de desnutrición es poco frecuente en la Argentina, menos del 2%, según la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Se acompaña de la pobreza extrema y significan un fracaso de las políticas públicas de prevención”, explicó Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil.

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“El tipo de desnutrición más común en nuestros niños es la de tipo crónica, chicos que tienen una historia de vida de privaciones de todo tipo y que terminan siendo más petisos”, sostuvo, por su parte, Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación. “Esa es la manifestación de su desnutrición crónica, siempre acompañada de deficiencias de nutrientes como hierro, calcio, vitamina A, C y zinc”, agregó. La desnutrición crónica afecta al 8% de los niños menores de 6 años y a un 9% de los escolares; es decir, unos 700 mil niños.

Alerta

Carlos Casalboni, es director de Conin Quitilipi, en Chaco. Como médico realizó numerosas evaluaciones de niños en parajes rurales y en barrios carenciados de esa localidad. “Usamos las tablas y la clasificación que recomienda la OMS. Vemos distintos tipos de desnutrición que pueden ir desde déficit de talla, baja talla o baja talla severa a desnutridos leves, moderados o graves. Estos últimos tienen un alto riesgo de morbimortalidad”, dijo. “Mi experiencia personal me ha llevado a ver otro tipo de desnutrición a la cual la suelo llamar ‘social’, en la que el niño tiene el peso y la talla adecuado para su edad, pero presenta signos y síntomas típicos de un mal aporte nutricional como anemia, parasitosis, déficit de vitaminas y debilidad mental”.

De acuerdo al origen de la desnutrición, son muchas las posibles consecuencias. “Un chico que padeció desnutrición a causa de la pobreza en la que nació y creció seguramente es un chico que se enferma más y a repetición comparado con los que no la padecieron; además, es muy probable que vea afectada su plasticidad para aprender en la escuela, por lo que su desarrollo intelectual se verá afectado”, explicó Britos.

Para los especialistas, la desnutrición no se combate con más alimentos. “La copa de leche ayuda y los programas de alimentación escolar también. Pero la desnutrición se resuelve con políticas de salud activas, previniendo el embarazo adolescente, mejorando la lactancia materna exclusiva y con una alimentación completa y variada durante los primeros dos años de vida”, concluyó Carmuega.