OPINIóN
Medidas económicas

Alternativas para solucionar el problema del dólar

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Alternativas para solucionar el problema del dólar. | Pablo Temes

Si un litro de nafta vale hoy lo mismo que un litro de leche, en algún momento se corregirán las tarifas congeladas y aumentará el nivel general de la inflación. La base monetaria más los pasivos remunerados del Banco Central alcanzan 4,85 billones de pesos, y algunos de esos pasivos se remuneran a una tasa de 38% anual promedio.

Semejante cantidad de pesos para sólo 7 mil millones de dólares de reservas líquidas de libre disponibilidad auguran mayor presión sobre el tipo de cambio oficial, una demanda que pronto será imposible de mantener a raya. Las reservas brutas se vieron beneficiadas por el oro a 2 mil dólares la onza, pero los billetes factibles de ser vendidos en el mercado son exiguos. De acá a semanas el Gobierno deberá tomar medidas al respecto porque el régimen actual asfixia toda posible reactivación. Pueden ser profundas para dar un vuelco a las expectativas, intermedias a fin de administrar la coyuntura o una batería de retoques que estire el momento de una corrección definitiva.

Analicemos las diferentes posibilidades:  

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A) Una renovación total de gabinete y el ingreso al Gobierno de profesionales independientes de renombre doméstico e internacional cambiaría por completo las expectativas. Unificar el ministerio de economía con finanzas, obras y servicios públicos, energía, comercio, deuda externa obvio, e injerencia directa sobre AFIP y Anses como era en otros tiempos otorgaría una nueva dimensión al manejo de Hacienda. Conceder mayor independencia al Banco Central contribuiría también. Economistas como Broda, Marina dal Poggetto, Diana Mondino, Rodolfo Santángelo o Ricardo Arriazu por dar algunos nombres, con amplio margen de maniobra lograrían un giro en las expectativas que a la propia tropa le será muy difícil dar. Si bien el Gobierno lleva adelante una reducción de gastos silente y moderada, el rumbo de la economía de cara a una renegociación con el Fondo Monetario y a cerrar el acuerdo con los acreedores del país debería ser profundizar este recorte de gastos, lamentablemente.

B) En caso de resultar inaceptable para las fuerzas que integran la coalición de Gobierno renovar las autoridades de Hacienda y unificar su manejo, tendrán que abocarse a estudiar un desdoblamiento del mercado cambiario, con un dólar comercial de valor aumentado respecto al de hoy, donde pasan las importaciones y las exportaciones y administrado por el Banco Central, y un dólar financiero de libre funcionamiento en que los particulares intercambian billetes sin injerencia de la autoridad. ¿Trae problemas esto? Obvio que sí, como por ejemplo a qué dólar se paga una deuda en moneda extranjera, o a qué valor de la divisa se tasa la adquisición de una empresa por otra, etcétera. Pero para la situación actual es lo que recomiendan hacer Domingo Cavallo, López Murphy, Martín Redrado y otros economistas de renombre porque al menos por un año o dos funcionará.

C) Y en caso de resultar lo anterior también inaceptable para los sectores más duros del Gobierno, las autoridades deberán considerar la instrumentación de una batería de medidas: devaluar 20% para encarecer las importaciones y estimular las exportaciones, subir las tasas de interés a 40% para atraer ahorristas, reducir a 100 dólares por persona la venta mensual para atesoramiento, vender en el mercado bonos en dólares (aunque se adquieran con pesos) en manos de Anses y del Banco Central para descomprimir, y algunas otras menores. ¿Si aumentará la inflación si se devalúa? Sin dudas, y varios inconvenientes adicionales. Pero lo que aparece como imposible de hacer es no tomar ninguna medida y continuar vendiendo 300 o 500 millones de dólares por mes a individuos, retaceando dólares al campo y la industria para insumos, negando divisas para cancelar deuda a empresas privadas, porque todo esto lleva a un estrangulamiento de las reservas disponibles, que cuando toquen cierto mínimo las medidas abruptas se dispararán solas. Y esto generalmente suele ser mucho peor que tomarlas a tiempo. Por último, convertir en billetes estadounidenses el swap con China es costoso y arduo, casi más propio del relato promocional que de la realidad fáctica.

Es básicamente una decisión política. Toda opción que tome el Gobierno acarreará consecuencias desagradables, aunque repetimos que más tarde o más temprano deberá optar por alguno de los caminos planteados. La sequía restará agroexportaciones por 6 mil millones de dólares, se estima, y las inversiones del exterior continúan en picada.

Resulta naíf creer que la gente dejará de comprar dólares sólo porque así se lo pidan o indiquen.

 

*Ex directivo de Ámbito Financiero.