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Argentina, Grecia y la trampa de los ingresos medios

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Aparte de una instalada tradición de mala macroeconomía, ¿qué tienen en común Grecia y Argentina? Una respuesta es que han sido los dos países del mundo más atrapados en la llamada trampa de los ingresos medios, y hasta hoy continúan con esta dinámica. Con los países de Asia, Europa del Este y América Latina temiendo que, al haber alcanzado la clase media internacional, podrían también caer en esa situación, Grecia y Argentina arrojan luz sobre cómo esto podría suceder.

Un reciente artículo de economistas del Bard College y el Banco Asiático de Desarrollo categoriza a la economía mundial en cuatro grupos (con las dos primeras categorías lideradas por los países de ingresos medio-altos y altos) y monitorea los movimientos de los países dentro y fuera de estos grupos. ¿Qué países quedaron atrapados durante más tiempo en la categoría de ingresos medios-altos antes de convertirse en países de altos ingresos? Adivinaron: Grecia y Argentina.
Corrigiendo las variaciones en el costo de vida entre países, el trabajo concluye que US$ 10.750, en el poder adquisitivo en 1990, es el valor de indicadores mínimos de ingreso per cápita más allá del cual un país es considerado de altos ingresos, mientras que US$ 7.250 hace que sean de ingresos medio-altos.

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Con este criterio, la Argentina se convirtió en un país de ingresos medio-altos remontándonos a 1970, y luego pasó cuarenta años atrapado en esa categoría antes de alcanzar el estatus de país de alto ingreso en 2010. Grecia se unió a la clasificación de clase media alta internacional en 1972, y luego le llevó 28 años llegar al grupo de ingresos más altos, en 2000.

A ningún otro país que se hubiera convertido en país de ingresos medio altos después de 1950, y luego haya hecho la transición, le llevó tanto tiempo. De hecho, la duración promedio de la transición era de 14 años, incluso a economías como Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong le tomó nada más que siete años.

La información en el ensayo finaliza en 2010, pero la historia hoy bien podría ser peor. De acuerdo con cifras del FMI, la interminable crisis de Grecia ha reducido el PBI per cápita (en términos de paridad de poder adquisitivo) en 10% desde 2010, y en 18% desde 2007. De hecho, Grecia podría haber salido de la categoría de país de ingresos altos en los últimos años.

El ingreso per cápita de la Argentina ha aumentado, aunque lentamente, durante este período, pero el país no estaba lejos de una crisis macroeconómica que podría reducir drásticamente los ingresos domésticos. Por ende, parecería justo concluir que ambos países todavía están atrapados en la trampa del ingreso medio.

¿Qué tipo de trampa es? En Grecia como en Argentina es tanto política como económica.

Comencemos con la política. En su libro Por qué fallan las naciones, Daron Acemoglu y James A. Robinson argumentan que las sociedades con acuerdos políticos que concentran el poder en manos de unos pocos, rara vez tienen éxito en la innovación y el crecimiento, ya que los innovadores no tienen ninguna garantía de que mantendrán los frutos de su trabajo. Y, en la medida en que los excluidos no pueden generar riqueza, tienen pocos recursos para desafiar el poder de quienes están en el poder.

Esa es una buena explicación de por qué existe la trampa de la pobreza/círculo vicioso – que es la pregunta que el libro intenta responder– pero no aclara por qué está la trampa del ingreso medio. Después de todo, Grecia y Argentina son democracias, aunque imperfectas, y también lo son la mayoría de los países de América Latina o de Asia Oriental que se preocupan por estar atrapadas en el nivel de ingresos medios. La definición de  Acemoglu-Robinson sobre una única y pequeña élite que tira de todos los hilos debe ser reemplazada por una narrativa diferente, en la que una serie de grupos políticamente poderosos ejercen el poder de veto sobre las decisiones que afectan sus intereses económicos.

Pensemos en grupos empresariales poderosos vetando movimientos para mejorar la recaudación de impuestos o fortalecer la política de competencia. O pensemos en los sindicatos del sector público vetando cambios en los beneficios para sus miembros.

Y la mala política logra mala economía. Para pasar de ingreso medio al status de ingreso alto, los países deben redistribuir los recursos a alta productividad, conocimiento y sectores de mayor especialización. Esa es una transición que Grecia y Argentina, con su inestabilidad financiera, infraestructura deficiente, y educación débil, nunca han hecho. Grecia exporta productos refinados de petróleo, aceite de oliva, el algodón en bruto y frutas secas. Argentina exporta maíz, soja, frutas y vino, así como automóviles y piezas de automóviles para el resto del Mercosur, donde goza de una amplia protección arancelaria frente a la competencia de terceros países.

Exportaciones lentas significan crecimiento lento, que a su vez pone límites a la movilidad social y la expansión de una clase media emprendedora. Eso ayuda a preservar el poder político de los jugadores con poder de veto arraigado, cerrando la trampa. Tal vez un trabajo serio titulado Por qué las Naciones de Ingresos Medios Fallan contaría la historia en su totalidad. Entonces las sociedades entenderán por qué el estatus de ingresos altos las elude, y lo que deberían hacer de manera diferente.

* Ex ministro de Economía de Chile.

Coypright Project Syndicate 2015.