COLUMNISTAS
PAPELONES EN LA FERIA

Choripaneros y literatura en Frankfurt

default
default | Cedoc

Conste que, para evitar los papelones que se hicieron, oportunamente se les advirtió. Dos años atrás, el Guest of honor (invitado de honor) fue para Turquía. Y el primer ministro Recep Erdogan debió aguantarse, en su asiento y calladito, el discurso crítico de Orhan Pamuk, el Premio Nobel. Como si Pamuk hubiera oficiado una copia del tedeum temible del cardenal Bergoglio. El año pasado, el Guest of honor fue para China. Debieron los chinos soportar las manifestaciones con pancartas. Los ecos de una publicitada exposición adversa. Las denuncias. El experimentado embajador también les advirtió que la “Buchmesse”, o sea la Feria de Frankfurt, de ningún modo debe tentar para la catastrófica ingenuidad del autobombo. Y sobre todo: que es un error el intento de aspirar a la identificación de los alemanes. A través, para colmo, de la impresionante venta de genocidio.

Advertencias vanas. El pabellón argentino –el Fórum, para los alemanes– se impuso como un hazmerreír para los editores y agentes literarios del universo. Chacales concentrados, durante seis días, en Frankfurt. Hay “sobrante de Kirchner”, se escribió en el suplemento Babelia, de El País.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Un “culto a la personalidad”, equiparable al que impera en Corea del Norte.

El papelón emergió como otra muestra ejemplar del provincianismo cultural que nos caracteriza. “La Argentina en movimiento”. Encantos relativamente discutibles de La Elegida, protagonista de gigantografías. Una, alusiva a la kermesse del Bicentenario. Otra, entregada a la distribución maternalista de computadoras.

La pedantería argentina, en la Feria, derivó felizmente en una anécdota menor. Pintoresca. Más de seis decenas de escritores fueron trasladados por la Cancillería. Sería injusto estampillarlos con el mote indeleble de colaboracionistas del kirchnerismo. Pero ninguno de los que fue se caracteriza, aceptémoslo, por el ejercicio permanente de la conciencia crítica. Al menos, del oficialismo transformador. Tres escritores prefirieron, con astucia estratégica, según nuestras fuentes, no quedarse pegados con la estampilla. Es el sentido de las ausencias de Ricardo Piglia, César Aira y Edgardo Cozarinsky, que motivó, entre la comitiva, una reproducción de especulaciones.

Pasillos invadidos en el pabellón 5.1 de la Messe. De escritores invitados sin agenda. Sin un pomo que hacer. “Pero con 1.200 euros de viáticos en el bolso, para pasar la semana”, consigna el administrativo anónimo de la Cancillería. Más el orgullo de haberse trepado al avión. De alojarse en el hotel Intercontinental, de 400 euros la noche.

Para los choripaneros de la inteligencia, transcurrieron verdaderos momentos de euforia. Al punto de transformar el lobby del hotel Intercontinental en una suerte de viaje festivo de egresados.

Enternecía, según nuestras fuentes, la activa tendencia, en determinados choripaneros, a guardarse los euros. A los efectos de gastarlos de vuelta en Buenos Aires. O entubarlos. Encanutarlos. Para que representen el inicio de una meritoria fortuna. “Es preferible –sugirió un choripanero mayor– comer bien durante el desayuno”. Es decir, hasta saciarse. El objetivo sustancial del buen choripanero del intelecto consiste en saltear el almuerzo.

Si cualquier mortal intenta conocer la “Argentina en movimiento”, a través del Fórum, llega a la precipitada conclusión de que el talentoso Miguel Rep es el mayor artista plástico de la Argentina. Que “los treinta mil desaparecidos”, en bloque unánime, sólo lucharon por la democracia y para defender los derechos humanos. Que Evita era un poco más gordita de lo que se la ve en las fotografías de la época, según el trajecito con maniquí expuesto. Que lo único significativo que ocurrió, en la “Argentina en movimiento”, desde 1983 a la fecha, es la parálisis.

El estancamiento, en el juicio y castigo a los militares de la dictadura culpable de todos los males. Y que los argentinos son ególatras hasta para el genocidio, al equiparar sus terribles padecimientos con los generados por el nazismo.


*Extraido de www.jorgeasisdigital.com