COLUMNISTAS

Cómo sigue

Los empresarios de IDEA lo saben. Los periodistas de los medios afines al Gobierno, también. Igual que los peronistas K. Todos, aunque disimulen, saben que la era Kirchner comenzó su retirada. En el mejor de los casos, en 2011 habrá un presidente distinto.

|

EL PROXIMO PRESIDENTE podría surgir de entre las tres figuras políticas que hoy tienen posibilidades: Cobos, Carrió o Macri. Dos de ellos tendrían mejores chances.

Los empresarios de IDEA lo saben. Los periodistas de los medios afines al Gobierno, también. Igual que los peronistas K. Todos, aunque disimulen, saben que la era Kirchner comenzó su retirada. En el mejor de los casos, en 2011 habrá un presidente distinto. Se disimula y no se dice, porque tanto los amigos del Gobierno como sus críticos temen que la sola mención de lo que sería natural –ciclos, recambio y alternancia– termine generando un adelantamiento del calendario, ya sea porque el Gobierno esté tan débil o el carácter de Kirchner tan fuerte como para terminar arrastrando a su esposa definitivamente a El Calafate.
La oposición también practica el protocolo que prescribe no hablar de 2011, pero trabaja incansablemente para la era post K. Cada una de las tres personas con mayor posibilidad de suceder a Cristina Kirchner desarrolla un plan diferente. Cobos, como “vigía de la institucionalidad”, se mantiene preparado para asumir la responsabilidad –siempre presente– de que el vicepresidente sustituya al presidente, como ha sucedido no tan pocas veces en nuestra historia. Carrió ve en Cobos a su principal adversario. Sin él, sería bastante más probable una alianza de radicales y socialistas alrededor de la Coalición Cívica, con Carrió como candidata. Con Cobos, ese sector de progresismo republicano se divide entre ella y el actual vicepresidente. Por eso Carrió lo ataca cada vez que puede, y Cobos sigue el consejo de Mauricio Macri para triunfar en política: “A veces hay que hacerse el boludo”.
Macri construyó una estrategia diferente. A él no lo afecta la amenaza de tener que compartir con otro candidato de peso similar al suyo la representación de su sector ideológico. Pragmáticamente, se asocia a Cobos o a la Coalición Cívica de Carrió cuando legislativamente le conviene. Su esperanza es que la sociedad no sólo se canse de los Kirchner, sino también de todo lo progresista, y el péndulo repita el pase del progresismo de Alfonsín al conservadurismo de Menem y allí esté Macri, solo, esperando que el tren de la historia se detenga frente a él. Por eso escapa de toda polémica nacional y concentra todas sus fuerzas en tapar baches y buscar todo tipo de soluciones al problema del tránsito.
Carrió hace exactamente lo opuesto. Al ser ella la única candidata con posibilidades que no tiene hoy una responsabilidad de gobierno –como vicepresidente, Cobos debe guardar ciertas formas–, avanza sin pausa ni amortiguadores en el papel de fiscal pública del kirchnerismo: “Una banda de ladrones que van a saquear los ahorros de los argentinos”. ¿Querrá la sociedad en 2011 a otra personalidad vehemente, o preferirá el estilo más pausado de Macri o Cobos? ¿Querrá otra mujer, después de Cristina?
Por eso resulta difícil predecir para Carrió si su escenario 2011 tiene más posibilidades de triunfo sustituyendo a Cristina o a un eventual Cobos como presidente. Dependería de si Cobos llegara desgastado por el ejercicio del gobierno o se encontrara con otro ciclo de viento de cola. Los economistas no se ponen de acuerdo sobre si esta crisis económica es comparable a la de 1930 o será como la de 2001 y, algo mayor, como la de 1973, pero aún los más optimistas suponen que habrá un mínimo de dos años de enfriamiento económico. Si bien el futuro es impredecible, lo más probable sería que recién el presidente que asuma en 2011 podría comenzar a gozar de otro ciclo de expansión del crecimiento, pero no antes de esa fecha.
Quedará por analizar quién será el candidato del peronismo. Hace un año, Scioli hubiera estado en la lista de aquellos con más posibilidades, pero su suerte está atada a la de Kirchner y, por gobernar una provincia con cuentas fiscales tan complejas, la crisis económica le hace cada vez más difícil aspirar a algo más que su reelección como gobernador. Al menos, hoy. Su antecesor, el ex gobernador Felipe Solá, tiene aspiraciones, como otros ex gobernadores y gobernadores actuales que intentan separar al peronismo de la imagen de Kirchner. La historia demuestra que es muy difícil distanciar a un candidato del presidente del mismo partido. Además, es muy probable que el peronismo concurra profundamente dividido a las elecciones de 2011.
Es de suponer que quien suceda a Cristina tendrá una autonomía menor a la que tuvieron Kirchner o Menem, y el Congreso un poder mayor. Habrá varias alianzas y coaliciones detrás de cada candidato, lo que derivará en una política más acuerdista, en ese aspecto similar a las de Brasil o Chile.
El futuro ya llegó. Desgraciadamente, junto con una crisis económica. La oposición ya está obligada a asumir institucionalmente un papel más destacado.