PULSION ANTROPOFAGICA. El kirchnerismo crea enemigos entre sus aliados: Juez, Lavagna, Noble, Solá, Arnold, Cobos, Duhalde, Acevedo y Magnetto. |
El caso más emblemático es el de Cobos. Pero lejos está de ser el único. El Gobierno acusa de traidor al vicepresidente por haber transitado juntos la misma vereda para ahora recorrer las opuestas. Pero la misma “crítica” le cabría a la enorme mayoría de los opositores o adversarios actuales del Gobierno.
El líder del bloque de diputados del peronismo disidente, Felipe Solá, integraba el oficialismo en 2007. También Clarín sería un “traidor” porque hasta 2007 era aliado del Gobierno. Y lo mismo se podría decir de Reutemann a partir de la crisis del campo.
La costumbre ya se había manifestado en el pasado con Lavagna. Y años antes con Luis Juez, quien era uno de los exponentes relevantes de la transversalidad K, o Duhalde, que pasó de pater seraphicus del propio Néstor Kirchner a mafioso irrecuperable.
Los mismos antecedentes se encuentran en la historia de Santa Cruz, donde Eduardo Arnold, el vicegobernador de Kirchner, es hoy uno de los principales denunciantes de la corrupción oficial, y Sergio Acevedo, quien gobernó Santa Cruz cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, terminó renunciando enfrentado con el ex presidente y se acaba de sumar recientemente a las críticas de Arnold sobre corrupción.
Quien traiciona a un traidor ¿tendrá cien años de perdón? ¿Se podrá traicionar a un traidor? ¿O, al traidor traicionar, el traicionado queda en la vereda opuesta sin moverse de su lugar?
Biopolítica. Más allá de la discusión conceptual, lo más relevante es que la mayoría de los principales enemigos del Gobierno fueron sus propios aliados hasta no hace mucho. No se trata de ajenos, de terceros con principios o ideologías irreconciliables (y al contrario, personas aparentemente incompatibles continúan con su alianza táctica con el Gobierno), sino de desprendimientos de un tronco común. Algo debe indicar del propio tronco que se tenga tantos y tan robustos desmembramientos.
También el Gobierno viene siendo un aparato centrífugo que expulsa funcionarios muy relevantes como Alberto Fernández y Martín Lousteau tras la 125, Sergio Massa después y ahora Martín Redrado.
Quienes están hoy cerca del Gobierno deberían reflexionar sobre lo próximos que están a ser los futuros traidores.
Sólo puede traicionar alguien del mismo grupo, Judas a Jesús es el ejemplo más conocido. Por eso el jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, le dijo a Cobos antes de votar contra la 125: “Lo que tengamos que hacer, hagámoslo rápido”, citando lo que la Biblia dice que Jesús les dijo a sus discípulos en la última cena después de haber pronosticado: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.
¿Habría Biblia si la mayoría de los apóstoles hubieran seguido el camino de Judas? ¿Sería en ese caso Jesús el traicionado por la mayoría de sus colaboradores o él mismo el traidor de todos los demás?
Si Clarín era pro dictadura; Solá, terrateniente; Juez, corrupto; y Cobos, veleta; ¿por qué el Gobierno los eligió de aliados?