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argentina y brasil

Disputas y reproches

Un siglo atrás, al conmemorarse el Centenario de la República Argentina en 1910, se registra el peor momento de la relación bilateral con Brasil de los últimos cien años. Las relaciones diplomáticas están interrumpidas y no participa ninguna representación oficial brasileña en la conmemoración, a la cual asisten delegaciones jerarquizadas de los países más importantes del mundo.

Rosendofraga
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Un siglo atrás, al conmemorarse el Centenario de la República Argentina en 1910, se registra el peor momento de la relación bilateral con Brasil de los últimos cien años.
Las relaciones diplomáticas están interrumpidas y no participa ninguna representación oficial brasileña en la conmemoración, a la cual asisten delegaciones jerarquizadas de los países más importantes del mundo.
La pugna por la hegemonía regional, en ese caso particular respecto al Uruguay, es el desencadenante del enfrentamiento, que incluso precipita una escalada armamentista entre los dos países.
En ese momento, el PBI de Argentina es aproximadamente el doble que el de Brasil.
Un siglo más tarde, la economía brasileña es cerca de cuatro veces la argentina, que pese a todo sigue siendo la segunda de América del Sur.
En este período, Brasil se consolida como un país grande cuya manifestación más elocuente es la pertenencia al llamado grupo BRIC, que comparte con China, India y Rusia. Dentro de él, es el segundo PBI por encima de los dos últimos y la tercera población después de las dos potencias asiáticas.
A ello agrega una clara voluntad política de ser el único actor global de America latina.
En cambio, la Argentina se ha transformado en un país mediano, que ha perdido masa crítica para disputar, como en el pasado, la influencia regional.
Pero este concepto no es asumido en forma homogénea por la dirigencia.
Mientras algunos piensan, en función del pasado, que el país sigue siendo el grande que ya no es, otros, con visión más pragmática, asumen la nueva condición. La disputa por la representación de la región en el Consejo de Seguridad es una muestra de la primera visión.
En pocos días, la Presidenta argentina ha tenido roces con su colega brasileño por las diferencias comerciales y, paralelamente, muestras de muy buena relación con Venezuela.
Durante su gobierno se han firmado 94 acuerdos bilaterales con dicho país y sólo 31 con Brasil (tres veces menos). Se aumentan como un gesto los vuelos a Caracas y no a San Pablo o Brasilia.
Argentina vende a Brasil productos por un monto casi diez veces superior al que exporta a Venezuela.
Chávez, con su modelo del socialismo del siglo XXI, es una figura aislada en el mundo desarrollado, que aleja inversiones. Lula, en cambio, puede anunciar que la economía brasileña hoy es la décima del mundo y que a fines de la próxima década puede ser la quinta.
Para algunos, un eje Caracas-Buenos Aires aparece como el único con cierta posibilidad de moderar la hegemonía brasileña en la región y esto pueden argumentar quienes defienden desde la perspectiva estratégica dicha relación.
Pero el interés nacional real está mucho más cerca de Brasilia.
Argentina puede beneficiarse del éxito brasileño, que si bien no es perfecto, puede combinar el investment grade con ser sede de las Olimpíadas de 2014 y del Mundial de Fútbol de 2016.

Presidentes de izquierda, como los de El Salvador y el recientemente electo en Uruguay, se empeñan en decir que su modelo es Lula y no Chávez.
Es que perciben con claridad que sumarse al éxito brasileño –y no al socialismo del siglo XXI venezolano– tiene para sus países más ventajas que desventajas.
Lula suele utilizar el término “paciencia estratégica” al referirse a los problemas con Argentina.
De acuerdo a la prensa de su país, estuvo a punto de perderla en su última reunión con Cristina Kirchner. En 1944, el entonces embajador de Washington en Argentina envía un cable al Departamento de Estado, en el cual dice que el problema de los argentinos es que son capaces de sacrificar su interés a su orgullo.
Quizás esto explique por qué la Argentina, teniendo la posibilidad de una cooperación más abierta con su principal vecino, a veces prefiere marcar diferencias en lugar de coincidencias.

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*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.