OPINIóN
libertad y pensamiento

¿Dónde están los viles?

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| Cedoc

El año que viene se cumplen 700 años de la muerte de Dante Alighieri. Para honrarlo, un apasionado cultor de la Divina Comedia, Enzo Putignano, nos reúne todos los domingos para ser nuestro Virgilio por entre sus versos.

Transitando el Canto III, escuchamos al Dante ubicar en la antesala del infierno a las almas que no agradan a Dios ni a su enemigo. Un vestíbulo de almas ni fieles ni rebeldes. Allí, uno de los peregrinos recomendó la columna “¿Dónde están los intelectuales?” (A. Manguel, 4/6/2020) que actualizaba lo que estábamos leyendo. “Esta turba, que en vida no fue nada/desnuda va, por nubes incesantes/de tábanos y avispas, hostigada/que regaban de sangre sus semblantes/y a sus pies con sus lágrimas caía/chupándola gusanos repugnantes” (64- 69).

Googleé un poco y encontré otra columna (A. Rivero Taravillo, 11/5/2019) solo igual en el título, pero también sugerente. Mientras Manguel invita a los intelectuales a salir del titubeo, Rivero parece invitar al silencio. Mientras Manguel ubica la indecisión en la antesala de los cobardes, Rivero busca evitar la turbación y descorazonamiento que producen las voces precipitadas y tendenciosas. Pero ambos coinciden en que el ruido y la irracionalidad constituyen el espíritu de la época; caracterizándola uno con la falta de fe en la palabra y el otro, con la falta de reflexión y sosiego.

Como nos asomamos al original en italiano, me quedé pensando qué quería decir Dante al calificar de viles a los rechazados por Cielo e Infierno. El adjetivo vil, en castellano, se utiliza con el significado de despreciable, bajo, ruin, malvado. En cambio, en italiano, vile se usa más como cobarde o tibio. B. Mitre en su traducción (1921) elige indeciso, cobarde y “de existencia escasa”. Yo elijo esta definición: vil o de existencia ciega y poco profunda (cieca, bassa, 47).

Girando en este campo semántico me di cuenta de que quería escribir esto, pero no porque me preocupa dónde están los intelectuales. En verdad, bastante poco. Lo que sí me preocupa es dónde estás vos, dónde está tu intelecto, dónde el tesoro de tus pensamientos. Las imágenes del Canto III nos revelan multitudes: turba, tumulto, tropel y torrente. No unos pocos. Un gentío torturado y con la vista oscurecida por diversos zumbidos. No unos pocos. La imagen con la que Rivero concluye su escrito converge aquí: “No es que retrocedan las humanidades, es que avanza el desierto”.

Recuerdo que cuando seguía la serie Lost en una temporada se emitieron menos episodios por la huelga de sus guionistas. Volví a leer hace poco sobre aquel Purgatorio y alterando el orden de los factores, pensé: ¿Por qué hay tantos que buscan un ghostwriter para su propia historia? ¿Por qué habrá otros tantos que se ofrecen a diseñarle su ser? No pocas veces, es posible encontrarse con un libreto y no con una persona o en la butaca de un teatro reconociendo la voz del apuntador. Estás perdido. ¿Quiénes son tus guionistas? ¿Quién es tu souffleur?

Dante advierte este sufrimiento: “Verás las gentes doloridas, que perdieron el bien del intelecto”. ¿Dónde está tu inteligencia? ¿Qué versos le hacés recorrer? ¿Dónde está tu esfuerzo? ¿Por qué querés que sean siempre los mismos los que te explican la realidad? Coincido con Manguel en que cada ser humano es capaz de un pensamiento universal. Coincido con Rivero en que la independencia del pensamiento surge del silencio y la frugalidad.

Yo me pregunto. ¿Dónde están los viles? ¿Entre los postulantes a guionistas o entre los personajes que buscan un autor? ¿Dónde están los viles? ¿Entre los que se reservan el derecho a la independencia para discrepar e indagar o entre los irrefrenables que optan acríticamente por un extremo? Huelga a los guionistas. ¿Repetís o soplás? ¿Dónde está tu intelecto? ¿Dónde, su audacia? ¿Dónde, su corazón?

*Doctora en Filosofía. Investigadora docente universitaria.