S e me ocurrió imitar a Néstor Kirchner hace cinco años en la sección “A la cama con Néstor” del programa No hay dos sin tres, mientras que él era presidente. Nunca conté las horas que me pasé viéndolo frente al televisor para hacerlo de la manera más parecida, pero créanme que fue mucho tiempo. El mandatario era una personaje que no solamente tenía que mirarlo para sacarle la estructura, tomar el registro de la voz, y movimientos. No. El era tan cambiante en algunas actitudes y tenía frases que enriquecía a los que trabajamos, si se quiere, en el humor político. Así llegué a comunicarme con la gente de otra manera: “¿Qué te pasha, estás nervioso?”. Esa frase la extraje de un discurso en donde Kirchner hablaba de un matutino. Y solamente lo dijo una vez. Entonces, me generaba tener que verlo permanentemente, porque una frase de él podía potenciarla para futuras imitaciones y que otras muletillas vayan tapando a las que estaban instaladas.
En la imitación traté de caricaturizarlo desde su personalidad: era una persona desacartonada, le gustaban las bromas, y por más que era un animal político, estaba por fuera del protocolo. Una de las frases que siempre decía era: “Soy un presidente jodón”. Incluso, por lo que he averiguado, en la Casa Rosada levantaba los teléfonos para hacerles bromas a los políticos y compañeros de trabajo. Y ellos mismos me contaban: “Qué bueno lo que le sacaste. Realmente Néstor es jodón”. Yo veía las notas de CQC cuando les agarraba el micrófono o se les escondía a los noteros. Traté de hacerlo desde su costado jodón. Y para el humorista, que alguien se preste para la broma potencia al personaje, porque sin esa característica, jamás hubiera podido hacer la mímica de la escalerita y tener tanta llegada.
La última vez que lo imité fue este verano en la obra ¿Ke te pasa Carlos Paz... Estás nervioso? y en televisión en “Gran Cuñado” (2009). La máscara la tengo guardada en un depósito de mi casa junto a otras máscaras y ropa que uso para las imitaciones. Juro que la miro y me cuesta mucho acercarme, porque me une el cariño de haber interpretado uno de los personajes más importantes en la historia de Argentina.
Yo he tenido la oportunidad de ir a la Casa Rosada a hacerle notas mano a mano cuando estaba “Gran Cuñado”. Se me ocurrió guionar una situación con el personaje de Fernando de la Rúa: el ex presidente volvía a buscar algo que se había olvidado. Ahí hablamos un poco, siempre tuvo una predisposición increíble, con buen humor. Quiero destacar que nunca me llamó por teléfono para felicitarme y mucho menos para criticarme. Tampoco recibí criticas de parte de su familia ni de sus allegados. A Néstor lo hice con total libertad, nadie me impidió absolutamente nada. Sí, la única vez que agradeció al Freddy imitador fue cuando salió vía telefónica en ShowMatch, previo a las elecciones legislativas de 2009. Siempre me pareció un tipo extremadamente agradable, por eso me llena de tristeza mas allá de la ideología política. En estos días miro los afiches en que se lo ve abrazado a la Presidenta y giro la mirada para otro lado, me causa rechazo la circunstancia de que él ya no esté. Si tengo que decir algo del terreno político, lo considero un personaje que le daba vida a una oposición que debía tener la barba en remojo permanentemente para salir a la palestra con cosas contundentes. Kirchner generaba que exista una oposición cada vez menos opositora por todo lo realizado en su gestión. Ahora se me llena el cuerpo de preguntas. Era tan significativo, es una de las facetas que me preocupa, sinceramente: ¿cómo seguirá el país?
El humor es tragedia más tiempo, por eso haría una imitación en su homenaje. Pero ojo, que no se malinterprete. ¿Cuántos personajes se siguen haciendo? Miguel del Sel sigue imitando a Mercedes Sosa y nadie se pone mal. Pero ahora no es el momento para volver a imitarlo. Es más, una de las cosas que tenía planeadas para el “Gran Cuñado” de 2011 era renovar los personajes. No significa que no tenía previsto volver a imitarlo, sino que no estaba en mis prioridades como figura significativa. Se lo comenté a Pablo “Chato” Prada (productor de Tinelli) que existiera la posibilidad de encontrar otros personajes.
En lo personal, cuando me enteré que Néstor Kirchner había muerto, sentí un sabor amargo porque deja a una familia de manera sorpresiva, independientemente de la profesión que tenga y era relativamente joven. Como ciudadano, sentí una profunda tristeza por perder un alineamiento político, que si bien era cuestionable en algunos puntos, creo que fue uno de los pocos que pateó el tablero. En este sentido, me genera una incertidumbre de cómo sigue todo esto, independientemente de que tenemos una presidenta, pero sabemos que ella recibía mucha influencia de Néstor.
El hecho de haberlo imitado, estudiado y observado tanto para hacer mi trabajo, la noticia de su muerte me generó una tristeza especial, porque desde el punto de vista humorístico, me metí mucho más en su ser y por haber tenido diferentes diálogos en las notas que le he realizado o cuando nos cruzaron telefónicamente. Entonces, hablar con una persona y de repente darte cuenta que no está más –la conozcas o no– es realmente fuerte. Una noticia muy desagradable.
*Imitador, humorista y conductor de Preparen, apuesten, juego (Domingos, 20 hs. En El Trece).