COLUMNISTAS
emancipaciones

El trabajo de los ojos

default
default | Cedoc

En un hotel de mala muerte había un televisor blanco y negro que formaba parte del mobiliario junto a una tetera eléctrica. Me quedé viendo ahí un talk show donde entrevistaban a un negro ciego. Me acordé del cuento de Carver Catedral, donde el amigo de la mujer del narrador del cuento es negro y ciego.

En un momento le preguntaron al ciego si ser ciego era como ver con los ojos cerrados. Pero el hombre era ciego de nacimiento y contestó: “Ser ciego, en mi caso, es como tratar de mirar con la mano”. Escribe Mercedes Halfon en su libro El trabajo de los ojos que acaba de editar Entropía: “En toda casa hay cosas que se pierden para siempre. Estuvieron con nosotros y después no. Lápices negros, una media, hebillas del pelo, encendedores, paraguas, llaves. A veces creo que la vista es un bien de ese tipo. Algo que existe de forma irrefutable, muchos lo poseen, pero hay un punto oscuro, un precipicio rocoso desde donde cae un fondo de pantano inaccesible.”

El trabajo de los ojos es un libro hipnótico que empieza cuando la mujer que escribe da cuenta de la muerte de su oculista. El hombre que la ayudaba a ver. El libro es tanto un relato como un poema en prosa que –como hilo conductor de la enfermedad visual– bucea en la “enfermedad espiritual”. Ya había dicho Montaigne que “toda enfermedad es primero una enfermedad del alma”. Ya sin su oculista, la mujer narra, se emancipa escribiendo. Como siempre, los mejores libros están en las editoriales independientes: hay que saber ver.