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Enigma de otro mundo

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| Cedoc

A la pregunta de por qué las cosas son como son, un filósofo de los inicios de la era moderna respondió que vivíamos en el mejor de los mundos posibles. Esa frase, que en su desglose incluía un análisis del funcionamiento, límites y potestades de Dios, fue tomada por Voltaire para escribir una novelita satírica, El ingenuo, en la que el protagonista se tropezaba con las peores desgracias pero extraía siempre, en conclusión, que seguía viviendo en el mejor de esos mundos posibles.

Claro que posibles no es probables, porque la posibilidad es una conjetura y no una demostración. Lo posible es una tensión de la necesariedad. Así, de seguir al filósofo, viviríamos en una realización que no es la totalidad de nuestro deseo, ya que pretendemos para nosotros el Paraíso –aunque el infierno esté encantador –, pero aceptamos el límite: mejor no hay.

Sacando el argumento de la determinación de Dios, su convicción, operación y límites (la teología es una disciplina sin objeto demostrable, el arte por el arte de la fe en lo fantástico), todos tenemos todo el tiempo la sensación de que lo que percibimos del mundo es un pantano donde nos vamos hundiendo; y además, y esto es lo peor, intuimos que el presente será el punto de anclaje de la nostalgia del futuro próximo, cuando advirtamos que todo empeoró. De eso sabe bastante el cine catástrofe en sus derivaciones, algunas de las cuales vale la pena repasar por amor a la ilusión de orden que brinda todo catálogo: 

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a) el monstruo enorme y antediluviano que surge del fondo del océano y destruye las ciudades (Nueva York);

 b) el ataque alienígeno derrotado con gran esfuerzo (por el ejército americano);

 c) el gran bólido o planeta que en sus giros espaciales está a punto de impactar contra la tierra y es destruido por una fuerza espacial enviada (por los Estados Unidos) compuesta de científicos y dinamiteros de baja estofa que prefiguran al estólido Donald Trump; 

d) la licuefacción del permafrost permite la resurrección de espantosos virus extinguidos; 

e) una especie venida del espacio exterior inocula su ADN en otros cuerpos, los coloniza, se alimenta de ellos y luego emerge, aumentando de tamaño y de capacidad de daño. Esta última derivación del género dio origen al Enigma de otro mundo, película que vi hace décadas en remake de John Carpenter. Un bicho se introducía en un perro y de golpe el perro se abría, se fraccionaba en multitud de lenguas o papilas trituradoras y desgarradoras, y ya sabemos el resto.

Hoy, en un video que un intendente de la provincia difundía como orgullosa acción de gobierno, se ofrecen imágenes de la pala mecánica de un tractor destruyendo las casas de pobres que ocuparon tierras fiscales. Me pregunté qué bicho siniestro se introdujo en nosotros y nos está envenenando.