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GRAN CUADO

Extensiones e intenciones

La paranoia, la psicopatología más realista de todas, pues copia de manera fiel y acelerada las formas de funcionamiento de la inteligencia, no funciona siempre revelando la verdad secreta que una voluntad conspirativa mantiene oculta.

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La paranoia, la psicopatología más realista de todas, pues copia de manera fiel y acelerada las formas de funcionamiento de la inteligencia, no funciona siempre revelando la verdad secreta que una voluntad conspirativa mantiene oculta. Estos últimos tiempos, la puja kirchnerismo-Clarín encontró un objeto de investigación paranoica privilegiada por parte del Gobierno: la lista de símil-políticos sentenciados-excomulgados-desplazados por los votos de los espectadores (¿reales o arreglados por la producción?) en el seudo reality seudo humorístico “Gran Cuñado”. No puedo precisar la jerga utilizada para la epopeya progresiva y eliminatoria porque, como gran parte de los lectores de Perfil, no veo el programa de Tinelli. ¿Para qué? De todos modos, me entretuvo bastante la consideración de la mezcla de delicadeza y estulticia con la que funcionarios fingían divertirse con los estólidos sketches del programa del carcajeante y gritón conductor del Trece, entretanto que lo reconvenían por arriesgarse al delito imaginario de lesa imagen mayestática gubernativa. ¿No es un poco paranoico, chicos, pensar que ante el desliz torpe de Fernández la producción decidió ofrecer un ejemplo de alta política y, cuando todo el mundo esperaba la salida destituyente cristinista ofrecieron una tregua ocasional y a cambio de lo esperado rajaron a la global Lilita? Es curioso que un gobierno que se precia de hacer política prescindiendo de la negociación no haya advertido que la fascinación de los realities proviene de la puesta en escena de la negociación, la intriga y la rosca, como modo de ejercitarse en políticas de sobrevivencia. Que los participantes de esos programas sean por lo general una recua de narcisistas incapaces de ver más allá de sus débiles narices mentales no invalida sino que refuerza el modelo, volviéndolo aún más visible. Lo que una tontera poco graciosa puso en escena no es un chiste sobre la similitud física sino que exhibió la patinosa sospecha sobre la debilidad de su condición que aqueja a la clase política.

*Periodista y escritor.

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