No hay que juzgar a los que tienen armas por protección personal. No hay que juzgar a quienes las usan en legítima defensa. Tampoco juzgar a los que piden encarecidamente no usarlas.
No hay que hablar tanto.
Antes de emitir una opinión imprudente, mejor es callar.
Se trata de una tragedia.
Frente a una tragedia, nadie se beneficia.
El debate no es: disparar o no disparar.
Sería como discutir si frente a un tsunami uno debiera subir a un árbol, o correr hacia el matorral.
Como sociedad, sólo nos queda recoger el mensaje y, desde el lugar que cada uno ocupa en el mundo, alentar a que no se repita nunca más.
En mi caso, desde este espacio de trabajo, me siento empujado a insistir que las estadísticas mundiales señalan incrementos significativos de criminalidad, asesinatos y suicidios en sectores donde el acceso a las armas es deliberado (**). Y que la responsabilidad, no es sólo política y/o policial. Sino que abarca factores sociales, familiares y educativos. Y a veces ni siquiera. A veces delinquir es una decisión primordialmente individual, que nace en el seno más profundo donde se adscriben valores y se forja una espiritualidad.
No hay que hablar tanto. Hay que hacer más. Desde tu lugar. ¿Cuál es tu "arma" para prevenir la inseguridad?
(*) Psicólogo y novelista. En Twitter: @llavemaestraok
(**) Updated Evidence and Policy Developments on Reducing Guns Violence in America - D. W. Webster - J. Vernik.