LA MARCHA A FAVOR DE LA LEY DE MEDIOS tuvo el martes pasado en Tribunales un escenario donde se ridiculizó a quienes supuestamente están contra ella. |
La capacidad del kirchnerismo por invertir la realidad no deja de sorprender. Nunca hubiera sido imaginable que al ser Editorial Perfil –entre todos los grupos periodísticos que sobrevivieron a la dictadura– la que más castigos padeció de los militares, se la acuse de ser procesista. Lo explica muy bien Robert Cox en una columna que mucho le agradezco (http://e.perfil.com/cox), donde expone cómo el Gobierno argumenta que durante la dictadura yo fui “detenido y retenido sólo un par de días porque iba a alta velocidad en el camino a Mar del Plata” omitiendo que fui el caso de desaparición número 6.570 de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) por mi detención en El Olimpo; además, puesto a disposición del Poder Ejecutivo por decreto de la junta militar, asilado en una embajada y exiliado. Al mismo tiempo, se prohibió la circulación de la publicación que dirigía en seis oportunidades, y posteriormente fue clausurada también por decreto. Si algo tan documentado puede inscribirse al revés en la mente de los partidarios del Gobierno y confundir a muchos por ser repetido insistentemente en la suma de medios oficiales, deben creer que es posible instalar casi cualquier mentira que le resulte funcional a su relato.
Por ejemplo, como muestra la foto de esta columna durante la marcha a favor de la Ley de Medios, el martes pasado frente a Tribunales, un cartel decía que “yo estoy a favor de los monopolios” y soy un “empleado del mes” de Clarín, cuando, fallecido Julio Ramos y retirado del periodismo gráfico Héctor Ricardo García, me toca conducir los medios que más padecieron y denunciaron el abuso de posición dominante de Clarín. Mientras este gobierno era aliado de Clarín, y desde antes de que este gobierno existiera Editorial Perfil le hizo frente a Clarín y sufrió las consecuencias con décadas de cero cuota de Papel Prensa (cuando el papel importado costaba el doble, y no como ahora, que comprando grandes volúmenes cuesta lo mismo que papel nacional), y boicot publicitario con contratos de exclusividad de los principales anunciantes de electrodomésticos, sumado a una década sin que ningún aviso de ninguna publicación de Editorial Perfil fuera emitido por Canal 13, TN, Radio Mitre o cualquier medio del Grupo.
Varias veces se contó en estas páginas que Héctor Magnetto intentó comprar la mayoría de las acciones de Editorial Perfil en dos oportunidades para replicar la misma situación de Pol-ka o Ideas del Sur, oferta que siempre fue rechazada. Resulta, entonces, paradójico que alguien que dio tantas demostraciones de desinterés por ser empleado de Clarín (sin que serlo implique ningún demérito) aparezca ahora como uno de sus “empleados del mes”. O sea que lo que no logró Magnetto lo logra Kirchner en su retorcido imaginario.
Hubo un momento en el que Kirchner conseguía unir gente a su alrededor cuando elegía el enemigo justo en el momento apropiado. Ahora es al revés: une en su contra hasta a quienes, sin su intervención, estarían separados. Una clara señal de que su brújula está oxidada y que los tiempos están cambiando.