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La larga marcha

Una amiga me manda un mensaje de texto: “Tema para tu columna: toma en la facultad. A una compañera se le cayó una viga en la cabeza. Y los K pagan al Club de París”. Es decir que el Gobierno no pone plata para la educación, los techos de las escuelas y facultades se caen a pedazos, pero se ocupan de pagar al contado una deuda millonaria que se podría haber pagado en cuotas. Como no me alcanza la información para escribir sobre el tema, voy a la marcha en Plaza Houssay.

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Una amiga me manda un mensaje de texto: “Tema para tu columna: toma en la facultad. A una compañera se le cayó una viga en la cabeza. Y los K pagan al Club de París”. Es decir que el Gobierno no pone plata para la educación, los techos de las escuelas y facultades se caen a pedazos, pero se ocupan de pagar al contado una deuda millonaria que se podría haber pagado en cuotas. Como no me alcanza la información para escribir sobre el tema, voy a la marcha en Plaza Houssay.
En las escaleras de la entrada de la Facultad de Medicina, una banda de vientos y percusión toca canciones de Calamaro. Houssay, desde el bronce, parece detenido en un pasito de baile. Hay un móvil de la televisión (si hay móvil, el evento existe). Miro los carteles: “No al convenio privatista de Macri”, “Con Mauricio y con Gabriela se acaba el hospital escuela”. Hablo con unos estudiantes. Me cuentan que Macri firmó un convenio para que las universidades privadas manden a sus alumnos a los hospitales públicos para hacer las prácticas de los años de UDH (Unidad Docente Hospitalaria). “Imaginate que vos estás internado en el hospital”, me dice una chica, “viene primero un grupo de nueve estudiantes a revisarte y después otro grupo de nueve más. Y los primeros van a ser los de las privadas, porque van a tener prioridad. El sistema ya está colapsado y quieren meter más gente”.
Les pregunto si las universidades privadas van a pagar. “Sí”, me dicen, “pero la plata no va a ir a los hospitales, sino al Gobierno de la Ciudad... Poné también que desde enero que no hay gas, no se pueden hacer experimentos en el laboratorio y no hay calefacción. Quieren que trabajemos con garrafas, que son peligrosas, o que hagamos todo con electricidad, pero en algún momento tampoco se va a poder pagar esa cuenta. Acá no entra ninguna inspección municipal porque tendrían que cerrar todo. No se puede cursar así”.
Antes de que la marcha se empiece a mover hacia la jefatura de Gobierno y yo me meta en un cyber a escribir esto, me cuentan que otro de los planteos de la protesta es el salario de los docentes. Medicina es la Facultad que cuenta con más docentes ad honórem de la UBA