Hasta la primera revolución industrial dependíamos totalmente de las estaciones y de la duración del día. Habíamos fabricado máquinas que se movían con el viento y el agua, pero seguíamos a merced de los elementos y del sol. Muchas culturas lo divinizaron y se angustiaban en invierno cuando se reducía el día, porque temían que se extinguiera.
Solsticio. Llegado el solsticio lo celebraban con fiestas, bacanales, comidas, bebidas, sacrificios humanos. Solsticio viene de sol y de sistere que significa quieto, designa al momento en que, terminado el invierno, el día ni se acorta ni crece. Después empieza a prolongarse.
El solsticio de invierno fue una celebración importante de las grandes culturas del norte. Según la mitología azteca, Huitzilopochtli (colibrí - zurdo) el dios de la guerra fue hijo de Coatlicue (la de la falda de serpientes), que se embarazó cuando guardó en su seno unas plumas de colibrí caídas del cielo. Su hija Coyolxauhqui, enojada por la sospechosa concepción, decidió matarla con ayuda de sus 400 hermanos. Cuando iban a hacerlo Huitzilopochtli salió del vientre materno, los mató a todos, degolló a Coyolxauhqui, arrojó su cabeza al cielo convertida en luna y él mismo se hizo sol. Los aztecas creían que al final del invierno Huitzilopochtli se iba al Miktlan, el lugar de la Muerte, en donde renacía como colibrí gracias a los sacrificios humanos que hacían.
La Virgen de Guadalupe es otra deidad del solsticio. Años antes de la llegada de Colón, los indígenas veneraban a la diosa morena Toci-Tonantzin del Tepeyac. Cuando Cortés conquistó México llevó en su estandarte la imagen de una advocación extremeña de la virgen, detrás de la cual los fieles de Tonanzin la camuflaron para protegerla. Siguieron celebrándole el 12 de diciembre, aunque su fiesta en España es el 8 de septiembre.
En Roma, entre el 17 y el 23 de diciembre, se celebraba la Saturnalia. El orden social se trastrocaba, los esclavos fungían de señores, reinaba el desenfreno, sacrificaban animales, comían frutas secas, carne, bebían. El 25 de diciembre los romanos celebraban la fiesta religiosa más importante del año, la del “Sol Invictus”, el renacimiento del sol.
Festividades. En las culturas del norte existen muchas celebraciones de diciembre. Una de las más hermosas es la de Santa Lucía en Suecia, cuando la gente entona en su honor una canción italiana, encabezada por jóvenes coronadas con cirios prendidos. Está también la navidad japonesa, que empieza con la llegada de Santa Claus, que da inicio a la fiesta de las luces, tan perfecta como son todas las celebraciones de ese país. Este Santa Claus no tiene nada que ver con el obispo turco Nicolas ni con el cristianismo.
Cuando la navidad se trasladó al hemisferio sur todo se hizo bizarro. Santa Claus suda copiosamente con su ropa inadecuada para el solsticio de verano, adornamos la casa con nieve de plástico en Bariloche y comemos alimentos pesados.
En la región andina habitaron pueblos bajo influencia inca, que celebraron en junio el solsticio de invierno del hemisferio sur con la fiesta del Intiraymi (Fiesta del Sol). Llegados los españoles la fundieron con las fiestas de San Juan, San Pedro y San Pablo y siguieron quemando hogueras para animar al dios sol, con el pretexto de celebrar a los santos. Esta fue la fiesta central del calendario religioso andino. Participé varias veces de “sanjuanitos” en los que los campesinos se disfrazaban, bebían chicha de “jora” (maíz germinado), mezclada con chahuarmishki, un mezcal que se extrae de la cabuya. Las comunidades se reunían, comían, bebían y bailaban, celebraban la “fiesta de los gallos” galopando bajo un cordel del que pendían doce aves a las que les arrancaban la cabeza de un tirón. Por las noches se encendían fogatas. Los mapuches celebran también el solsticio del sur con el We Tripantu entre el 21 y el 24 de junio. En el hemisferio sur no surgió ninguna religión importante para consagrar su solsticio.
Jesús. Jesus nació en Nazaret en octubre o abril del año 4 antes de Cristo. Alrededor de 30 evangelios escritos después de su muerte recogen su biografía. La Iglesia católica consagró cuatro, a los que llamó canónicos, tres de ellos, los de Mateo, Lucas y Marcos, los sinópticos, son semejantes entre sí y se basan probablemente en la fuente Q, una colección de dichos y discursos de Jesús. El de Juan es tardío y se escribió para promover el culto.
Muchas culturas celebraban el solsticio con bacanales y sacrificios humanos
Los evangelios se escribieron en Koiné, un griego popular de escritura corrida, que no separaba las palabras, ni diferenciaba entre mayúsculas y minúsculas, ni usaba signos de puntuación. Imaginemos la Historia Universal de la Infamia de Borges en un texto que una a todas las letras sin distingo, de principio a fin. Sería difícil de leer y daría paso a muchas interpretaciones. Frailes que muchas veces ni siquiera entendían lo que decían, copiaron los evangelios a mano durante 15 siglos. Sus contenidos se hicieron más imprecisos, lo que ayudó a la convivencia del cristianismo con la ciencia.
Sobre Jesús hay pocas cosas claras. Vivió en Nazaret, una pequeña aldea de entre 200 y 400 habitantes. Las excavaciones no han encontrado en ese sitio ninguna sinagoga ni edificación importante del siglo I.
Fue un judío devoto que no celebró al Sol Invictus romano, pero fue circuncidado, vivió el Bar Mizvah a los 12 o 13 años y siempre participó en diciembre de la hannukah, fiesta judía del solsticio. Habló en contra de las “inmoralidades, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraudes, desenfreno” (Marcos 7,20-23), pero nunca condenó el aborto, la homosexualidad, ni el divorcio. Tampoco celebró algún matrimonio.
Jesus no tuvo palacios ni templos, se mantuvo alejado del poder. Él y sus discípulos vistieron como los pobres de la época, vivieron con sus mujeres y sus hijos en viviendas modestas. De acuerdo a las costumbres judías de ese entonces, el hombre que no tenía hijos carecía de prestigio. Habría sido imposible que una docena de hombres célibes vivan aislados porque hubieran sido linchados.
Poder. En el 380 el Emperador Teodosio declaró al cristianismo como religión oficial del Imperio, decretó que Jesus nació el día del Sol Invictus y que en adelante los cristianos guardarían el domingo, día del sol, sunday en inglés, sonntag en alemán. Nació una Iglesia romana rica y fastuosa, cuyo titular dijo estar por sobre los reyes.
Los fundadores de las religiones tuvieron distintas relaciones con el poder que determinaron las formas de varias culturas. Gautama Siddharta nació príncipe de los sakyas, renunció al trono, pero sus seguidores le llamaron Buda, el Iluminado. Jesus se habría indignado si le hubiesen llamado Cristo, que significaba lo mismo. Buda renunció al poder político, pero fue venerado. Su filosofía sin un dios creador, convive con dioses locales. El budismo mantiene un enorme influjo en Asia, desde India hasta el Japón.
Confucio nació en el 551 antes de nuestra era, en el seno de una familia noble en quiebra. Fue maestro, y también consejero del Duque de Lu, un pequeño estado del este, que ha tenido tanta influencia en la historia china por ser su cuna. Desde entonces sus enseñanzas son la columna vertebral del pensamiento chino, con enorme impacto en Asia y el mundo. Confucio fundó una religión sin Dios que, según él, no existía. Los Libros de Confucio recogen las tradiciones de la China tradicional, predica el ren, virtud basada en la benevolencia, la lealtad, el respeto y la reciprocidad. Es imposible entender la China imperial, la comunista y la contemporánea sin comprender el pensamiento de Confucio. Su familia, los Kong, es la más extensa y antigua del mundo con más de dos millones de descendientes registrados.
El fundador del taoísmo fue Lao Tse, el Viejo Sabio, que nació con la piel arrugada después de los 70 años que duró su concepción. Contemporáneo de Confucio, discutió con él en la Biblioteca Imperial de la corte de Zhou en la que trabajaba. Fue también consejero de los gobernantes de Lu, se desilusionó de la política, redactó el Tao Te King, una de las reflexiones más profundas que se hayan escrito acerca del poder. Después se internó en el desierto y desapareció. Fue un pensador que estuvo cerca del poder, al que hizo el eje de sus reflexiones. El Tao Te King es el libro fundador del taoísmo.
Mahoma vivió hace 1500 años. Fue el profeta del islam, pero al mismo tiempo fue guerrero y rey. Nacido en la Meca, se fue a Medina, de donde volvió para fundar un imperio que unificó a la península arábiga y que se expandió rápidamente desuñes de su muerte.
Tuvo nueve esposas, de las que la más influyente fue Aisha, que tenía seis años cuando fue prometida al profeta, que tenía cincuenta y cuatro. El matrimonio se consumó cuando tenía nueve años. Su padre Abu Bakr fue el califa que heredó el poder a su muerte.
El laicismo es difícil de asimilar en la cultura islámica porque desde sus orígenes no hubo distinción entre el poder político y el religioso. Hay millones de descendientes de Mahoma que se identifican porque usan turbante negro.
Líderes laicos como Ataturk de Turquía y el Sha de Persia fracasaron en sus intentos de implantar costumbres occidentales en sus países. Las democracias impuestas por las armas en Irak y Afganistan correrán la suerte de Ngo Dinh Diem, el católico vietnamita que voló por los aires cuando se retiraron las tropas de ocupación.
En estos días un intelectual argentino peronista me recomendó leer el libro “Fragmentar el futuro. Ensayos sobre tecnodiversidad”, del filósofo chino Yuk Hui, que plantea apasionantes preguntas acerca de la cuarta revolución industrial y las culturas. Será objeto de otra nota.
*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.