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¿Quién manda?

No existe el doble comando. Hay un solo botón, un solo volante y una sola caja que consolida a todas. Como si hiciera falta confirmación sobre quién manda en el país, en un solo día, el jueves, Diputados aprobó dos leyes que aumentan la caja de De Vido: promoción de las inversiones en bienes de capital (ingenuamente, el Senado había dispuesto originalmente que el ministro de Economía fuera la autoridad de aplicación), y reordenamiento de los ferrocarriles (por la cual De Vido podrá reestatizarlos y concesionarlos nuevamente, sin necesidad siquiera de una licitación).

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No existe el doble comando. Hay un solo botón, un solo volante y una sola caja que consolida a todas. Como si hiciera falta confirmación sobre quién manda en el país, en un solo día, el jueves, Diputados aprobó dos leyes que aumentan la caja de De Vido: promoción de las inversiones en bienes de capital (ingenuamente, el Senado había dispuesto originalmente que el ministro de Economía fuera la autoridad de aplicación), y reordenamiento de los ferrocarriles (por la cual De Vido podrá reestatizarlos y concesionarlos nuevamente, sin necesidad siquiera de una licitación).
La pregunta es: si quien manda en el país es Néstor Kirchner, ¿por qué necesita hacer tanta ostentación de poder? Otras maneras de formular la misma pregunta: ¿no le conviene disimular un poco para que su esposa no quede tan opacada en su función como Presidenta? ¿Y por qué la reorganización del Partido Justicialista resulta tan perentoria como para justificar que el hecho político más importante de los primeros 100 días de su esposa le sea ajeno?
Hay tres posibles respuestas. Una es que Néstor Kirchner sea tan hiperkinético que no pueda con su naturaleza y su pulsión supere a sus conveniencias: la teoría del escorpión y la rana. Otra, la menos probable, aunque la más inquietante, es que haya un componente sádico en la personalidad del ex presidente: por ejemplo, que disfrute con la intriga.
Y por último, la más razonable: que la situación económica sea mucho más frágil de lo que se supone y él necesite salir a apuntalar a su esposa, creando paraguas para cuando la inflación se carcoma la base de sustentación construida hasta ahora. Algo es indiscutible: ningún modelo resiste tasas de inflación del 20% anual y un dólar fijo durante muchos años.

Extraño café literario. Que todos los días el ex presidente se fotografíe recibiendo a gobernadores en sus oficinas de Puerto Madero es, cuando menos, un hecho sintomático. Si no se tratase de su esposa, ningún Presidente podría soportar esa teatralidad de su predecesor sin que se generasen conflictos de poder.
Cuando Néstor Kirchner asumió en 2003, Cristina era mediáticamente más conocida que su marido y eso justificó que bajase su perfil cediéndole el centro de la escena al Presidente electo. Que ahora no suceda lo mismo es una señal inequívoca de cómo se distribuye el poder dentro de la pareja.
Sería un error confundir la firmeza discursiva y gestual con la solidez en todos los demás campos de las capacidades humanas. Por el contrario, no pocas veces la excesiva firmeza en aquello que se expone a los demás, como toda sobreactuación, esconde lo opuesto a lo que se exhibe.
Ese síntoma –los psicólogos lo llaman formación reactiva– también permitiría esperar que, por el opuesto, un día el “ministro de Economía con onda” nos sorprenda con un acto de máxima firmeza, se niegue a seguir cumpliendo un papel decorativo y dé un portazo más sonoro que el de Peirano. No pocos especularon con que el renovado interés de Néstor Kirchner por Lavagna trascendía las cuestiones partidarias.
Sí había “doble comando” en la época en que Lavagna era ministro de Economía. Por entonces, De Vido no era El Devid (difundido por Internet gracias a la creatividad de doctorlecter.blogspot.com), el más perfecto de todos, como el David que esculpió Miguel Angel por encargo de la Cooperativa de Mercaderes de la lana de Florencia en 1501. Hoy, hasta Alberto Fernández es un Goliat descabezado por este Devid.