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Sobre blogs

El miércoles 28 se llevó a cabo en el Malba una mesa redonda sobre nuevos rumbos e hipermedia:la idea era debatir sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la elaboración del discurso literario y periodístico, y como coordinador de la mesa me pareció interesante escuchar qué era lo que tenían para decir, por un lado, algunos escritores que mantienen sus propios blogs –Guillermo Piro, Gustavo Nielsen, Pedro Mairal–, y por el otro Mariana Enriquez, que no cuenta con un espacio personal en la web pero fue una de las primeras periodistas en reflexionar sobre el tema. Sin pecar de falso optimismo, creo que lo que pudo escucharse allí estuvo entre lo más inteligente que se haya dicho hasta el momento sobre la relación entre literatura y nuevos soportes de publicación y difusión. Había algunas posibles líneas de debate tendidas: hoy por hoy los blogs funcionan, para los narradores, como cuaderno de apuntes, como biblioteca personal y como espacio de intervención crítica. ¿Por qué? ¿Es cierto, como se dice, que los blogs han sido hasta hoy la mejor caja de resonancia de discusiones inherentes al campo cultural –como la polémica entre Horacio Tarcus y Horacio González en torno al destino de la Biblioteca Nacional, o la acusación de plagio sufrida por Sergio Di Nucci, ganador del último Premio La Nación-Sudamericana, entre muchos otros?

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El miércoles 28 se llevó a cabo en el Malba una mesa redonda sobre nuevos rumbos e hipermedia:la idea era debatir sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la elaboración del discurso literario y periodístico, y como coordinador de la mesa me pareció interesante escuchar qué era lo que tenían para decir, por un lado, algunos escritores que mantienen sus propios blogs –Guillermo Piro, Gustavo Nielsen, Pedro Mairal–, y por el otro Mariana Enriquez, que no cuenta con un espacio personal en la web pero fue una de las primeras periodistas en reflexionar sobre el tema. Sin pecar de falso optimismo, creo que lo que pudo escucharse allí estuvo entre lo más inteligente que se haya dicho hasta el momento sobre la relación entre literatura y nuevos soportes de publicación y difusión.
Había algunas posibles líneas de debate tendidas: hoy por hoy los blogs funcionan, para los narradores, como cuaderno de apuntes, como biblioteca personal y como espacio de intervención crítica. ¿Por qué? ¿Es cierto, como se dice, que los blogs han sido hasta hoy la mejor caja de resonancia de discusiones inherentes al campo cultural –como la polémica entre Horacio Tarcus y Horacio González en torno al destino de la Biblioteca Nacional, o la acusación de plagio sufrida por Sergio Di Nucci, ganador del último Premio La Nación-Sudamericana, entre muchos otros?
Mariana Enriquez abrió la mesa: planteó la diferencia de legitimidad que aún existe para muchos entre la palabra impresa –el imprimatum de los grandes diario y revistas– y lo escrito en soportes virtuales, y destacó las que cree son las causas del fracaso comercial de los blogs que han intentado saltar al formato libro. Después, Mairal ofreció una serie de interesantes definiciones: que el blog es, a diferencia del libro o del cine, un medio caliente y cambiante; que se trata de un diario público que invita a una devolución inmediata de los lectores; confesó estar seducido por el exhibicionismo de la escritura online y por la potencialidad que le ofrece, como escritor, de travestirse. El blog, en fin, como una rama bastarda de la literatura –en el mejor sentido–, que abre una tercera dimensión de la escritura mediante los links e hipervínculos.



Guillermo Piro agregó que “la literatura en blog es oral o no es”: propuso la reivindicación de una lengua oral-escrita, y sostuvo que le repelen los weblogs “en los que se escribe en un estilo depurado y académico”. “A mí me sirven, sobre todo, como motorizador de escritura”, dijo. Finalmente, Nielsen afirmó haber encontrado en los blogs una manera de crear una grieta en el discurso monopólico de los medios, desde el cual fue atacado luego de iniciarle un juicio a Ricardo Piglia y la editorial Planeta. Nielsen, que fue el primero en subir su obra de ficción de manera gratuita en la red, no sólo está convencido de que estos espacios no compiten con sus propios libros, sino que contó –y a Mairal le sucedió algo similar en los Estados Unidos– que acaba de publicar en el exterior gracias a que algunos editores extranjeros habían visitado, previamente, su espacio en la red.
Luego de una hora de charla, algunas cosas quedaron claras: que los blogs, en efecto, potencian y enriquecen las discusiones que se publican en los medios gráficos e, incluso, les van imponiendo su propia agenda. Y que esta suerte de democratización de la técnica –una democratización, todavía, en el sentido ateniense del término– está lejos de decretar la muerte del libro, a la vez que impone nuevas formas de leer y de escribir.