COLUMNISTAS
CFK reacciona siempre igual

Teoría del complot

La Presidenta fabrica enemigos para tapar errores. Código, Putin, rating K y Clarín, los ejemplos.

EL SEÑOR DEL BANCO Alejandro Vanoli
| Pablo Temes

Ante la imposibilidad de reconocer las dificultades y de atacar sus causas, la Presidenta ha acudido a uno de sus métodos de acción favoritos: fabricar enemigos a fin de mantener a la militancia activa. Sin esos enemigos, la épica del relato se cae de cara a una realidad que va cercando al Gobierno. “Patria sí, buitres no” fue una consigna que durante algún tiempo dio los resultados que el oficialismo buscaba. Ese tiempo se va acabando y, en la medida en que las consecuencias de esa estrategia se hacen notar con más fuerza en la economía, esa épica se desvanece.

Es que, más allá de la retórica, de los apoyos políticos obtenidos a nivel internacional, de las críticas –muchas de ellas justas– al fallo del juez Thomas Griesa y de la descalificación de su persona –Cristina Fernández de Kirchner lo trató de juez senil–, para el mundo de las finanzas la Argentina no sólo está en default, sino que incurrió en desacato. Para un gobierno necesitado de financiamiento internacional (por el cual apresuró el acuerdo de resarcimiento con Repsol y el arreglo de la deuda con el Club de París pagando a los acreedores montos que exhiben lo oneroso de una mala negociación), eso representa el peor escenario imaginado. Sin un arreglo con los holdouts que implique un cumplimiento del veredicto de Griesa, las puertas de acceso al crédito internacional seguirán mayoritariamente cerradas.

Antes de seguir, un paréntesis para la oposición, que hoy está lejos de representar para el Gobierno algún freno en el ejercicio omnímodo del poder. Salvo en retirarse del recinto el día que se trataba la reforma del Código Civil y Comercial, no ha tenido la capacidad de elaborar ninguna estrategia común inteligente. En ese marco, el desbande de UNEN es pavoroso y habrá de continuar en los próximos días cuando Sergio Massa se encuentre y se fotografíe con varios dirigentes de la UCR, entre los que se menciona a Eduardo Costa (Santa Cruz), Luis Petcoff Naidenoff (Formosa), Julio Martínez (La Rioja) y José Cano (Tucumán).

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Hay quienes en el oficialismo ya han caído en la cuenta de lo inexorable que es la necesidad de lograr un acuerdo con los fondos buitre. Por eso, en estos días en los que el ministro de Economía, Devaluación, Ajuste, Inflación e Improvisación, Axel Kicillof, está en Washington participando de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), han recobrado vigor las versiones de un posible acuerdo. Son versiones que salen de los despachos de algunos funcionarios de Economía y en las que se menciona nuevamente a George Soros.

La iniciativa, en la que participarían bancos extranjeros, es apoyada por empresarios y banqueros argentinos que necesitan que esta disputa se solucione cuanto antes. Uno de los objetores más fuertes a esa participación del magnate húngaro es el secretario legal y técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, quien le manifestó a la Presidenta que sería contradictorio que el Gobierno arribase a un acuerdo vía Soros, un verdadero abanderado de los fondos buitre.

Lo cierto es que a Kicillof se le vienen quemando los papeles. Los dólares siguen faltando. La presión que hubo en los últimos días para que las aseguradoras vendan sus dólares fue otro parche que sirvió para muy poco. En la reunión que tuvo con los banqueros, el nuevo presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, les pidió so pena de quedar expuestos a sufrir alguna represalia, que bajaran el nivel de operaciones del “contado con liqui” durante los próximos treinta días.

Mientras se discuten estos cursos de acción, el pulso de la actividad económica no detiene su caída. En la semana que pasó se vivió un feriado cambiario de hecho. Hubo llamadas a las cuevas pidiendo que cesara la venta de dólares en el circuito marginal. La sola idea de funcionarios del Banco Central negociando una tregua con quienes operan con el dólar blue luce surrealista y habla de la poca seriedad con la que se manejan este y otros asuntos de Estado.

Por su parte, los empresarios tuvieron enormes dificultades para conseguir los dólares que necesitan para pagar los insumos importados indispensables para la fabricación de sus diferentes productos. Para peor, les fue imposible comprar algunos de los bonos del Estado con los que hasta hace dos semanas desde el mismo Banco Central se los había autorizado a operar.

Tampoco hubo dólares para pagar la carga de combustible de los seis buques que aguardan en rada para despachar su carga.

Ninguno de estos temas estuvo en la agenda pública de la Presidenta. Fernández de Kirchner decidió desandar otros caminos. Para ello apeló a los servicios del “Ministerio del Humo”. Así, entonces, estuvieron los “Aló Presidenta” dedicados al acto de promulgación del nuevo Código Civil y Comercial, la videoconferencia con el presidente de Rusia, Vladimir Putin (reiteradamente denunciado por su intolerancia hacia los periodistas), en la que se anunció la incorporación de Russia Today a la grilla de los canales de la Televisión Digital Abierta, la presentación del Sistema Federal de Medición de Audiencias de Televisión (escuchar a la Presidenta hablar de los ratings comparativos del partido River-Boca parecía una escena de una novela de realismo mágico) y el renacer de la guerra contra Clarín, a partir de la adecuación de oficio que le impuso intempestivamente la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca).

Este nuevo capítulo del enfrentamiento con Clarín parte de la necesidad imperiosa que tiene la Presidenta de alimentar la idea de que su gestión se desarrolla en un campo minado por enemigos. Esa épica del complot universal en su contra es indispensable para desviar la atención y mantener a la militancia unida y activa. Cuando la Presidenta y Putin hablaron de “noticias sin intermediarios”, no hicieron otra cosa que mostrar su coincidencia en el desprecio al periodismo. No es casual. Es lo que ocurre cada vez que quienes ejercen el poder lo hacen de manera autoritaria. A ellos les molesta el rol de control que la prensa tiene en una república. Por eso es que la libertad de prensa, esencial para la vida en democracia, tiene rango constitucional. Es que el periodismo es un instrumento esencial para hacer a la sociedad y a sus gobiernos más transparentes y decentes, cualidades de las que la Argentina tiene una acuciante necesidad.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.