La noche del sábado sacudió a la política cordobesa y nacional con la noticia del accidente de tránsito que protagonizó el exgobernador José Manuel de la Sota y que terminó con su vida, en inmediaciones de la localidad de Alto Fierro. El histórico dirigente del peronismo cordobés tenía 68 años, había sido tres veces gobernador de Córdoba y estaba ultimando los detalles de su lanzamiento a la campaña presidencial.
El vehículo en el que se dirigía De la Sota iba en sentido Río Cuarto-Córdoba, y de acuerdo con lo que se pudo conocer en las últimas horas, en otro móvil viajaba la diputada nacional Adriana Nazario, expareja del dirigente. Quien al llegar al lugar fue de las primeras en ver la escena del accidente. Lo paradójico para muchos fue la ruta en la que se produjo el siniestro: la autovía que se transformó en una de las obras emblemáticas de la gestión del exmandatario y que terminó por inaugurarse el año pasado, ya con Juan Schiaretti al frente de la gobernación.
Tres veces gobernador. Solo dos dirigentes pudieron ser tres veces gobernador en la provincia mediterránea: De la Sota y el radical Eduardo César Angeloz, récord con el que a ambos viejos dirigentes de la política cordobesa les gustaba jugar. Chicanearse. Pero siempre dentro del respeto que se tuvieron ambos.
De la Sota alcanzó el despacho principal de la antigua Casa de las Tejas en el año 1999 cuando logró derrotar en las urnas al candidato del radicalismo, Ramón Bautista Mestre, quien iba en busca de su reelección tras cumplir con su primer mandato. Finalmente, la apuesta a la reducción de los impuestos provinciales, sumados a una innovadora campaña de marketing político con consultores que llegaron desde Brasil, país en el que había sido embajador en tiempos del menemismo, lo terminaron catapultando al Ejecutivo provincial.
Durante su primer mandato debió afrontar el colapso que vivió la política nacional con el estallido social que se produjo a fines de 2001, situación en la que empezó a sonar su nombre para ser presidente de la Nación con el aval de Eduardo Duhalde. Finalmente, esto no se concretó y todo terminó en una disputa en aquel diciembre entre el cordobés y el puntano Adolfo Rodríguez Saá, hombre que llegaría finalmente a la presidencia por aquellos días.
Enfocado nuevamente en la gestión provincial, realizó reformas con ambiciosos planes de obra pública que se llevaron adelante a lo largo de sus tres gestiones.
Cumplido el primer mandato, logró la reelección en 2003, superando por un buen caudal al radical, hoy ministro de Defensa de la Nación, Oscar Aguad. Aquella gestión estuvo signada por la buena relación que cultivó en esa primera etapa con el kirchnerismo y con las constantes disputas que mantuvo con el intendente cordobés en el período 2003-2007, Luis Juez. A la postre, uno de los adversarios que tuvo durante su carrera.
Al concretar su segundo período, dio un paso al costado y prometió irse “a casa a jugar con los nietos”, dejando todo en manos de Schiaretti, que alcanzaba su primera gestión provincial. Pero las diferencias con los K se acentuaron por el conflicto del campo en 2008 y de a poco volvió a la escena nacional.
En 2011, volvió a ganar la elección provincial y superó a Juez y Aguad. Dijo que había triunfado el “cordobesismo” y meses más tarde cedió la lista de legisladores al kirchnerismo, buscando entrar en otra etapa con Casa Rosada. Pero en 2013 las diferencias volvieron a hacerse fuertes, y fiel a su estilo de confrontar en todo momento con la administración central -en sus comienzos lo había hecho con el menemismo y ahora lo realizaba con los K-, se tensó la cuerda. Sobre el final de aquel año llegó uno de los momentos más complejos de su gestión con el autoacuartelamiento policial que mantuvo a la provincia en vilo durante dos jornadas.
A partir de allí, decidió enfilar su segundo sueño presidencial. En 2015 hizo una alianza con Sergio Massa que denominaron UNA, y tuvo al tigrense ganando las Paso de aquel año. Con Massa fuera de carrera, y el ballotage planteado entre Mauricio Macri y Daniel Scioli, decidió apartarse, no apoyar a nadie y esperar la definición.
La victoria de Macri obligó al líder del PRO a negociar y entre esos contactos estuvo De la Sota, un hombre que aportó funcionarios para luego volver a replegarse. Hasta el año pasado, cuando todos daban por hecho su candidatura a diputado nacional se bajó con una carta que le envió al senador Carlos Caserio, presidente del PJ cordobés.
Sobre el final del año pasado y los primeros meses de este 2018 empezó a manifestar sus críticas contra el Gobierno nacional; incluso, diferenciándose de Schiaretti, aliado dialoguista de Macri. Entre esos reproches, estuvo precisamente la foto en la Autovía y el cruce con funcionarios nacionales sobre quién había aportado los fondos para dicha obra.
Superado esto, en el último tiempo estaba terminando de definir los lineamientos de un nuevo lanzamiento presidencial. Había empezado a recorrer el conurbano bonaerense con el Padre Pepe y tenía diálogo con algunos intendentes. Su acercamiento al kirchnerismo fue uno de sus últimos enojos con los medios, cuando intentó desmentir cualquier tipo de contacto con referentes de la gestión anterior. Lo concreto es que esperaba una gran interna y creía que había posibilidades que el PJ recuperara el Gobierno nacional. Se fue haciendo política hasta su último día. Se fue el último caudillo del peronismo cordobés y así, el partido empezó a sentirse un poco más huérfano.
Cómo fue el accidente
Pasadas las ocho de la noche del sábado, el exgobernador de la Provincia de Córdoba, José Manuel de la Sota, falleció en un accidente automovilístico. El hecho sucedió en la ruta, de inmediato, un enorme operativo policial cortó de manera total la ruta mano a Córdoba. La familia se acercó al lugar y reconoció el cuerpo. Según fuentes policiales, la camioneta Volvo tipo SUV en el que se conducía el dirigente político chocó de atrás a un camión cuyo conductor aparentemente no sufrió lesiones. Los motivos del choque aún no fueron determinados. A la noticia la confirmó el intendente de Alta Gracia, Facundo Torres.