Por lo bajo, el peronismo también empieza a vivir sus propias internas, de cara al año electoral. El cierre del 2018 y el agradecimiento a la militancia fueron los argumentos del delasotismo que encabezan Natalia de la Sota y Daniel Passerini para reunir a las bases y empezar a marcar el territorio. Lo hicieron con una serie de consignas entre las que se destaca el pedido de internas para definir la candidatura en la capital cordobesa. En este sector no están convencidos de la postulación de Martín Llaryora al Palacio 6 de Julio. Sostienen que el sanfrancisqueño no confirmó la aspiración y hasta se animan a asegurar que no hay un consenso de todo el PJ de la Ciudad para ungir al actual diputado nacional. “Si Llaryora tuviese los márgenes de intención de voto que algunos aseguran, iría por otra cosa, no por la intendencia”, se animó a sostener un delasotista a este diario. Y agregan, además, que en el espacio no existe un convencimiento de parte de Llaryora para lanzarse a la carrera por la intendencia. Con el gobernador Juan Schiaretti prácticamente confirmado en el objetivo reeleccionista, al peronismo se le presenta una discusión inesperada en la disputa por la intendencia. De hecho, el propio Passerini aseguró esta semana a Cadena 3 que, “si el candidato no se define por consenso, las internas son el mejor mecanismo, el más democrático, para definir los candidatos” y agregó otro mensaje más en una entrevista que pareció ir dirigido hacia adentro del PJ: “Hace falta que los intendentes estén decididos a ser intendentes”. Así, el delasotismo capitalino está dispuesto a cerrar filas en torno a la candidatura de Passerini para la intendencia y no hay acercamientos para declinar la postulación. En otros sectores del peronismo, se animaron a advertir dos cuestiones: Natalia de la Sota no estuvo presente en el acto del jueves en el Quorum (Adriana Nazario se sentó en primera fila) y la otra es una chance que se reflotó en los últimos días. “Si Llaryora es el candidato, (Alejandra) Vigo puede ser la vice”, dijo la fuente. Estos dos factores le agregaron una tensión que no estaba en los planes del peronismo hasta hace unas semanas. Fricción que por ahora asoma como un roce pero que puede crecer a medida que las fichas, desde Schiaretti hacia abajo, no se acomoden como muchos pretenden.