El fútbol tiene cada protagonista, cada héroe, cada villano, cada fanático, cada apasionado, cada personaje; y en el fútbol hay hombres que hacen de la épica un hábito, incluso sin proponérselo. Que no gritan, que no prometen, pero que cada domingo arriman a la historia una página más. En esa categoría podríamos escribir el nombre de Marcelo Del Río, el ‘Pato’.
¿Quién es el ‘Pato’ del Río? Un tipo que está haciendo historia dirigiendo a Talleres de Berrotarán, con una marca de 31 partidos sin perder, cruzando tres torneos, tres ilusiones, tres cansancios; y que ahora se anima a soñar un poco más. El próximo jueves 6 de noviembre, visita a Instituto en Alta Córdoba por la Copa Córdoba. “Vamos a ir con muchas desventajas, pero este equipo nunca da señales de entrega”, afirma en la charla con Perfil Córdoba.
Y ojo, no lo dice desde la soberbia, sino desde la serenidad de quien ya ha visto la gloria disfrazada de improbable. Es que allá por enero de 1987, cuando era arquero de Fitz Simon de Embalse le ganó a Belgrano de Córdoba en un amistoso que aún circula como leyenda por los bares del valle de Calamuchita. “Fue histórico ese partido”, recuerda él, y recuerdan todos los que estuvieron ese día en la cancha del Fitz Simon, y vieron el golazo del ‘Cote’ Gómez y las atajadas del ‘Pato’. “Le ganamos 4 a 2. Marchetta saltaba así de alto, recaliente. Yo me atajé todo. Y ahí me preguntó quién era, me llevó a Belgrano. Venía de Independiente, volaba”, rememora Del Río.
Así, el fútbol fue su destino y su argumento. A los 15 años ya era campeón con 9 de Julio de Río Tercero. Pasó por Independiente, por Belgrano, por el barro y las piernas peladas de la Liga cordobesa. Una lesión fea lo alejó del arco, pero no de las canchas. Y, entonces, después vino la docencia, los colegios, la dirección de deportes, el alma de un profe que no se despega del juego. “Tengo 58 años y trabajo en la docencia desde los 23. Hace 23 años soy director de deportes en el municipio de Villa Rumipal... Vivo al palo, pero feliz. Toda mi vida estuvo atravesada por el deporte”, relata.
‘Fideo’ Di María jugará en Alta Córdoba por primera vez
El Talleres de la esperanza
Cuando llegó a Talleres, allá por la quinta fecha del Apertura, el club estaba malherido. “El club tenía varias cuestiones por acomodar”, dice, con ese tono de quien habla más de vínculos que de tácticas. “Trabajamos mucho en generar buenos vínculos, en repartir roles entre todos: capitán, jugadores, dirigentes, cuerpo técnico. Pusimos un preparador físico en Córdoba. Fue todo un tema, porque los jugadores que venían de allá tardaban seis o siete horas entre viaje, práctica y comida. Entonces hicimos dos prácticas en Córdoba y dos acá. En Córdoba trabajaban lo físico, acá lo táctico y estratégico. Hicimos un trabajo minucioso, muy intenso, hacia lo físico”, explica.
Los resultados no tardaron en llegar. Primero dejaron de perder, después empezaron a ganar. “Nos tiramos un poquito atrás, armamos un sistema táctico conservador que nos fue dando resultado. Y fuimos no perdiendo, no perdiendo, hasta que nos dimos cuenta que estábamos ganando. Todo en base a vínculos, roles y planificación”, cuenta el creador de este suceso que es Talleres de Berrotarán en la Liga Riotercerense de fútbol.
En esa mezcla de profesionalismo y pasión amateur, el ‘Pato’ es un gestor tanto como un entrenador. “Yo soy un técnico que planifica y retroalimenta mucho. Tiro, tiro, tiro, y después los dirigentes me dicen si se puede o no. Tiro con mis dos capitanes y juntos vamos armando este bloque humano. Eso es lo que sostiene este momento”, cuenta.
Y ese trabajo desembocó en una final que marcó un antes y un después en la historia de la liga. “Fue una finalísima que nunca se vio, con casi 5.000 personas, transmitida en vivo para todo el mundo. Mi hijo la vio desde Miami”, recuerda. Está hablando de la final entre Talleres y Belgrano de Berrotarán que se hizo viral.
“Ganamos después de 46 años. Fue trascendente. El pueblo de Berrotarán lo está viviendo de una manera fascinante. Y lo increíble es que, después de eso, el equipo nunca tuvo un bajón. Jugamos con la misma intensidad que la final, cada 72 horas desde hace dos meses. Todos felices, aunque un poco cansados”.

El 'Pato' asumió en mayo en Talleres de Berrotarán, con el equipo en los últimos puestos de la Liga de Río Tercero, y terminó saliendo campeón invicto del Apertura, en una final histórica ante su clásico Belgrano de la misma ciudad. Ahora lidera el Clausura de la Liga y juega en Regional Amateur y la Copa Córdoba.
............................................................................
Se animaron a soñar
La Copa Córdoba, en principio, fue un recreo. “La tomamos como un par de amistosos para mover a los chicos que no jugaban. Pero fuimos a San Francisco, y le ganamos a Sportivo Belgrano, un club del Federal A; después fuimos a Estudiantes de Río Cuarto, ganamos y es un club de Primera Nacional; y terminó siendo algo histórico para el club. Volvimos a poner el nombre de Talleres de Berrotarán en el mapa”, sentencia emocionado.
Y ahora, sin descanso, llega el desafío de Instituto. “Llegamos con tres partidos en ocho días. Con la desventaja de que mis jugadores trabajan hasta las seis de la tarde, con un campo de juego distinto, con un rival semiprofesional. Pero igual lo haremos como siempre. Planificaremos un partido conservador, de pocos metros, buscando ser explosivos cuando el juego lo permita. Este equipo nunca entrega nada”, avisa.
En la búsqueda de Maradona, en la pelota y las palabras
A por la gloria
El ’Pato’ habla y uno entiende que no se trata solo de fútbol. Habla de viajes, de hielo, de partidos, de jugadores que dirigió o compartió, habla de risas, de broncas, de alegrías, de tristezas, de hazañas, de vueltas olímpicas, de la vida, de las charlas, de las casas que se abren para dormir después de los viajes, del pueblo que paga una entrada cada diez días y viaja 300 kilómetros para acompañar. “Es increíble lo que se está viviendo. El hincha está feliz, la dirigencia trabajando mucho. Todos un poco cansados, pero felices. Y sí, lo disfruto. No te voy a decir que no. Esto que me pasa es un premio a toda mi carrera”, dice y se emociona. En el horizonte está la ‘Gloria’ y la gloria. ¿Y si se da? En Berrotarán hay un plantel que sueña, con un tipo que les enseñó que la épica a veces es posible.
El jueves, cuando Talleres de Berrotarán pise Alta Córdoba, no será solo un equipo del interior buscando un milagro. Será el eco de una vida entera dedicada a creer que los milagros, a veces, se fabrican con vínculos, viajes largos y mucho hielo.
