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Viviana Rivero: “escribir sobre el pasado nos ayuda a no repetir errores”

Abogada y una de las escritoras más leídas del país, Rivero supo construir un universo literario donde las mujeres ocupan el centro de la historia. Cómo escribir puede convertirse en una forma de transformación personal.

VIVIANA RIVERO
VIVIANA RIVERO | VIVIANA RIVERO

“Yo escribí mi primer libro como un hobby”, cuenta Viviana Rivero, recordando sus días de abogada. “Mis hijos estaban en el colegio y sentí que era momento de reinventarme. Las mujeres tenemos esa capacidad: cambiar de rumbo cuando la vocación nos empuja”. Ese primer intento se convirtió en “Secreto bien guardado”, una novela que marcaría el inicio de una carrera literaria arrolladora. El libro fue un éxito, se tradujo a varios idiomas, tuvo su versión cinematográfica y llegó a Netflix, donde permaneció durante cinco años. “Nunca me imaginé todo lo que iba a pasar. Fue una puerta que se abrió sin esperarlo”, sostuvo a Revista OCIO.

Su literatura se caracteriza por poner en el centro a mujeres que rompen con los mandatos de su época. “Cuando publiqué mi primera novela, en 2009, era impensado que la heroína de una novela histórica fuera una mujer fuerte”, explica. “Las protagonistas solían ser tímidas o dependientes del galán. Yo quería escribir sobre pioneras, sobre las primeras que se animaron: la primera que enseñó, la primera que operó, la primera que comerciaba. Siempre hubo una que se animó antes que las demás, y esas historias me inspiran”.

Rivero también reflexiona sobre cómo se encasilla la literatura escrita por mujeres: “Cuando un hombre escribe una novela histórica con amor, se la llama histórica. Cuando una mujer hace lo mismo, es romántica. Hay un prejuicio instalado. Nos toca demostrar una y otra vez que podemos hablar de amor sin caer en lo rosa, que podemos contar historias profundas, con amor maduro, real, con conflictos y segundas oportunidades”.

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La mirada argentina

La autora reconoce que la mirada argentina es un hilo constante en su obra. “Me encanta rescatar nuestra historia. Cuando escribí “La dama de noche”, por ejemplo, conté sobre los negociados de las carnes argentinas con Inglaterra durante la guerra. Que eso se lea afuera, que se traduzca, me parece fascinante, porque da visibilidad a aspectos de nuestra identidad que no se conocen”.

Su vínculo con el país también se refleja en los paisajes: “Secreto bien guardado” llevó turismo a La Falda. “Una vez me escribió el intendente para agradecerme. Decía que muchos llegaban al hotel por la novela”, recuerda. “Hasta mi marido dice que soy una prócer en La Falda”, añade.

Su nueva novela, “Secretos de sangre”, retoma parte de esa historia. “Descubrí lo que pasó con los marinos alemanes del Graf Spee que quedaron en Argentina y quise contar cómo siguieron sus vidas. Algunos se casaron con argentinas, tuvieron hijos, y cuando el país le declaró la guerra a Alemania, muchos fueron deportados. Quise mostrar ese contraste, qué pasaba con esas familias divididas por la historia”, sostiene.

La novela alterna esa trama con la búsqueda de las raíces del nieto de los protagonistas de Secreto bien guardado: “Me interesaba mostrar cómo lo que vivieron nuestros abuelos todavía late en nosotros”.

Los libros unen

Para Rivero, escribir sobre el pasado también es una forma de comprendernos como sociedad. “Nos ayuda a no repetir errores. “Secreto bien guardado” incluso se lee en algunas escuelas secundarias cuando se estudia la Segunda Guerra Mundial. La ficción puede abrir los ojos más que un manual”, reflexiona.

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Reconocida y traducida en numerosos países, la autora dice que ver sus libros en manos de lectoras de otros lugares sigue siendo una experiencia emocionante: “Las emociones nos hermanan. Siempre digo que los libros nos unen. Si no fuera por ellos, no estaríamos acá hablando. Nos conectan más allá de las fronteras”.

Tras quince novelas publicadas y numerosos premios, Rivero asegura que la curiosidad sigue guiando su pluma. “Cuando escribí sobre Roma, descubrí el rol de las mujeres en esa época. Nunca lo había leído en ninguna novela: eran mujeres que, sin derechos jurídicos, encontraban formas de comerciar o hasta fundar bancos. Eso me pareció fascinante y me quedé con ganas de seguir explorando ese universo”, sostiene.

A lo largo de toda la charla, Rivero repite una frase que parece definirla: “Las mujeres somos buenas para reinventarnos”. En su vida, en sus libros y en su manera de mirar el mundo, la autora cordobesa demuestra que esa reinvención —personal, literaria y colectiva— puede ser también una forma de libertad.