En Argentina empezó el proceso de vacunación contra el coronavirus en todo el país el 29 de diciembre, después de recibir las primeras dosis de la vacuna rusa Sputnik V en Nochebuena. Apenas diez días después de iniciado el proceso de inmunización del personal de salud, se informó que una enfermera del Hospital Zonal de Añatuya en Santiago del Estero se reinfectó cuando ya le habían aplicado la primera inyección.
La enfermera se había contagiado a principios de noviembre del año pasado y le dieron el alta médica 15 días después, tras no sufrir grandes complicaciones en la salud. El 30 de diciembre recibió una de las 5900 dosis de la Sputnik V que enviaron desde el Ministerio de Salud de la Nación a Santiago del Estero. Pero ahora volvió a enfermarse.
“El inicio de la vacunación provocará más contagios, porque la gente se va a relajar, aunque también va a disminuir la mortalidad”, había advertido a PERFIL el epidemiólogo Roberto Chuit.
"Esto no significa el fin de la pandemia", dijo el primer médico vacunado con Sputnik V
“Empezando a vacunar en enero comenzamos a tener población inmunizada a finales de febrero o principios de marzo, por eso el apuro y la ansiedad del Gobierno de tratar de iniciar la inmunización lo antes posible. Para poder decir que Argentina superó la pandemia no solo se necesita que la población esté vacunada, sino que haya existido el tiempo necesario para el desarrollo de los anticuerpos”, advierte el titular del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas (IIE), perteneciente a la Academia Nacional de Medicina.
El tiempo que debe pasar para que una persona desarrolle los anticuerpos para afrontar la enfermedad es de 14 días una vez recibida la segunda dosis de la vacuna.
En los próximos 14 días a recibir la segunda dosis ya podemos tener realmente asegurada la buena eficacia que presenta el antídoto.
(Ángela Gentile, infectóloga)
“Ese intervalo permite una buena respuesta de los anticuerpos neutralizantes por parte del sistema inmune. Algunos trabajos hablan de una semana, pero en general el término que uno maneja es finalizar el esquema de vacunación y en los próximos 14 días ya podemos tener realmente asegurada la buena eficacia que presenta el antídoto”, consigna a este medio Angela Gentile, infectóloga (MN: 49908) que forma parte del comité de expertos que asesora al presidente Alberto Fernández. “Treinta jornadas después es lo idóneo para estar seguros”, apuntó Chuit.
Para lograr la inmunidad rebaño se necesita vacunar a las dos terceras partes de la población. “Ahora está enfocada la vacunación en el equipo de salud y áreas prioritarias. Uno inmuniza escalonadamente por anillos en base a la prioridad, por lo que se arranca con los que se encuentran en la primera línea. Se va a ir avanzando pero para hablar de fin de la pandemia todavía falta mucho, más si se extrapola al mundo”, advierte la infectóloga.
La aplicación
La Sputnik V está compuesta por dos dosis: se aplica la primera y en un período de entre 21 a 60 días como máximo se recibe la segunda. En el mundo hay un debate abierto ahora sobre el tiempo que debe pasar entre ambas inyecciones, puesto que las vacunas son un bien escaso y, además, pocas recibieron la autorización para su uso de emergencia.
“Los estudios de investigación de las vacunas nuevas están hablando de un intervalo de la rusa mínimo de 21 días y máximo 60. Pero es altamente probable que puedan ser más porque es el mismo concepto que se le aplica a todas las vacunas. Los intervalos máximos no obligan a reiniciar esquemas, es decir, a volver a empezar el proceso de cero. Hay que cuidarlos y respetarlos pero no impiden aplicarla con posterioridad”, apunta Gentile.
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En Europa, varios países como Dinamarca o Reino Unido plantearon la posibilidad de vacunar a más personas con la primera dosis de la única vacuna que está aprobada en la Unión Europea, que es la desarrollada por Pfizer-BioNTech, y postergar la aplicación de la segunda para cuando haya una mayor oferta de inyecciones. El laboratorio alemán, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) desaconsejaron este método porque no garantiza una inmunidad contra la enfermedad.
Que la población de un país reciba dosis de vacunas diferentes tampoco va a suponer un problema para la inmunidad, lo fundamental es haber recibido el antídoto. “No importa el nombre comercial de la vacuna, porque las plataformas son iguales, no puede haber más de cuatro tipos. Si hablamos de AstraZeneca, Sputnik V, CanSino o Janssen son todas adenovirus no replicativos, si nos referimos a ARN mensajero son Pfizer y Moderna”.
Eso sí, la especialista aclaró que las dosis no son intercambiables: no se puede recibir la primera de un laboratorio y la segunda de otro por más que sean elaboradas con la misma “plataforma”.
FeL