CULTURA
ENTREVISTA AL FOTGRAFO DAVID SISSO

Las mejores fotos de la mítica Rolling Stone

Con el objetivo de consolidar un trabajo de años, la revista que creó la iconografía del rock nacional, publicó un libro que reúne las mejores fotos de artistas y celebridades. La cultura rock, al palo.

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Ins Estevez y Flor de la V, Evas rockeras. | Libro "Las mejores fotos Rolling Stone".
Mario Pergolini sonríe macabro, cínico, en la portada, le asoman los cuernos y el diablo que lleva adentro. Fernando Peña se toma lascivo su aparato reproductor en un viejo hotel del centro porteño, ¿qué querrá decir?: "Me chupan...". Los Basabasónicos vuelan, etéreos. Fito Páez entrega su coracón, Charly García su divismo.Los Catupecu Machu están conectados, como ahora los hermanos Ruíz Díaz, después del accidente de Gabi. Flor de la V, embarasadísima. Ëstas son algunas de las historias del libro de las mejores fotos de la revista Rolling Stone.

David Sisso, el ex editor fotográfico de Rolling Stone de Argentina
, intuye que cuando el lector abra el libro de fotos de la emblemática revista, sentirá una sensación parecida a la que produce ver en cine una buena película: “Si estás metido intensamente en la historia es probable que no haya nada alrededor que te indique que estás en el cine, sino que solamente estás compenetrado en la historia”.

La potencia visual de esas fotos de buena parte de los protagonistas del rock nacional y de otros artistas, interpelan la imaginación; sin epígrafes, las imágenes nos devuelven un cuento, que claro, primero necesitó de una idea. Pero quizás el hecho más contundente de aquello que logró la revista, es haber creado una iconografía del rock nacional, que no existía y que además perdurará en el inconsciente colectivo. Sisso aclara que “nunca fue conciente la creación de ese mundo iconográfico, pero ese fue el resultado, la configuración de un bloque simbólico de la cultura rock. Los editores de los Estados Unidos lo hicieron primero, pero ellos tampoco se propusieron conformar esa identidad”.

–Muchas de esas fotos quedaron inscriptas en el inconsciente colectivo...
–Es así, pero no perseguíamos ese objetivo, porque básicamente siempre teníamos otras urgencias: pensar, sacar ideas, llegar a los lectores y además las condiciones de trabajo son siempre pobres y escasas. Así mismo logramos vibrar en cierto tono que otras revistas no lo habían podido hacer. Eso no significa haber dado en el gusto del rock, de hecho los más ortodoxos de ese mundo nos ninguneaban diciéndonos que nosotros respondíamos a la industria del rock y yo no creo que eso sea así. En Rolling Stone no aportamos a la biografía oficial del artista, ni formamos parte de su órgano de prensa, creamos un estilo, y somos fiel a ese estilo.

¿Cómo se construye en Rolling Stone una producción fotográfica con un artista?
La idea surge colectivamente, de un intercambio en equipo, y siempre hay un trabajo de investigación alrededor de la construcción de la imagen. Generalmente la idea sale en una reunión de sumario y en reuniones para la imagen de tapa. Participan buena parte de la redacción, que de hecho no es muy grande, y en general los que tiramos líneas y damos respuestas somos los que estamos en el departamento de imagen.

¿Primero se hace la entrevista y después la producción fotográfica?
–No necesariamente, puede variar. Por ejemplo las fotos que le hicimos a Florencia de la V embarazada fueron tan fuertes que dispararon al tema de la maternidad durante la entrevista.

–¿Qué significa para vos este libro?
–Personalmente cierra un ciclo, aunque sigo ligado a la revista, ya no estoy dentro de ella como antes. La idea fue consolidar un trabajo de muchos años y garantizar que perdure, una forma de revelarnos ante lo efímero. El libro es un objeto que tiene a perdurar más en el tiempo.

¿Algún artista les dijo que no?
–Muchísimos, tantos que no me acuerdo. Nosotros les contamos nuestra idea, podemos escuchar variantes si es que éstas aportan a la idea original, podemos llegar a hacer algunos acuerdos que nos parecen que suman pero nunca vamos a hacer lo contrario a lo que teníamos pensado. Vamos a una producción con un concepto y una hipótesis que tratamos de comprobar. Y hubo pocos casos que se dieron a la inversa, que el artista nos hizo una propuesta, por ejemplo el flaco Spinetta nos sugirió hacer al gordo Spinetta y nos pareció brillante.

–¿Cuál fue el retrato que más te costó?
–Todos me cuestan, porque mi trabajo me cuesta, no hago nada de taquito, hay gente a la que le sale así y hace cosas maravillosas, pero no es mi caso. Me tengo que esforzar mucho y a veces las cosas no fluyen. Hay personas con las que me gusta mucho trabajar, como los chicos de Catupecu Machu. Les hice una fotografía, que está en el libro, donde los tres estaban conectados por un puerto USB y mirándola desde ahora parece anticipatoria, porque después del accidente de Gabi, es increíble la conexión que tiene con Fernando, su hermano. Pero a mí no me importa la intimidad de los retratados, no me involucro, lo que priorizo en la idea que tengo de ellos.

¿Y a quién te gustaría retratar?
–A la Coca Sarli de ahora, no de joven y la retrataría rodeada de animales, bien barroca, así me la imagino. Pero también me gustaría fotografiar a Bono, a Bob Dylan, a mí me encanta retratar gente. Para mí alguien es interesante si yo puedo imaginar una buena idea para desarrollar.