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ARMAS | 30-07-2019 15:58

Choke: un aliado a veces subestimado

El agolletamiento del cañón es una de las formas utilizadas en las escopetas para regular la concentración de los perdigones. Cómo elegir el adecuado.
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El choke es un componente subestimado, pero crítico en el éxito de una escopeta y, por ende, en el acierto a un objetivo determinado, cuya distancia, tamaño y desplazamiento siempre varía. En términos simples, este accesorio se coloca en la boca del cañón para generar un achicamiento de su orificio, por lo que su función básica es acotar el diámetro de la rosa de perdigones del disparo, lo que permite ajustar el plomeo a una determinada distancia. Cuando hablamos de plomeo hacemos referencia a la agrupación de las municiones a cierto rango. Esta agrupación se mide en forma circular y debe tener cierta eficacia, es decir, un determinado número de perdigones en una zona específica.

Factores que entran en juego

En la actualidad existen varios tipos de choke que podemos utilizar en nuestra escopeta, cada uno con diferentes rangos y plomeo. Los chokes más comunes son: cilíndrico (*****, 1/1), entre 0 y 0,1 mm de agolletamiento; cilíndrico mejorado (****, 1/4,) entre 0,2 y 0,3 mm; modificado (***, 1/2), entre 0,4 y 0,6 mm; mejorado modificado (**, 3/4), entre 0,7 a 0,8 mm; y full (*) entre 0,9 y 1,1 mm. De hecho, hay muchas otras opciones de estrangulación en escopetas con chokes fijos o variables, algunos hasta incluyen skeet.

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La elección más adecuada de choke va a estar sujeta a cuestiones como la distancia de disparo y la especie o modalidad de tiro involucrada (hélice, plato, etc.). Lo primero de lo que debemos ser conscientes es del rango promedio de nuestros disparos. Es algo que muchos no tienen en cuenta, ya que no es lo mismo disparar a una perdiz que levanta vuelo repentinamente que a una hélice en un polígono de tiro. Para ello, hay que calcular las distancias promedio de disparo de acuerdo al tipo de blanco.
El rango de tiro está íntimamente ligado con la densidad de la rosa de perdigones. Por ejemplo, con un choke full a 36 metros de distancia, la rosa va a estar mucho más concentrada que si utilizamos un choke cilíndrico. La concentración o dispersión de los perdigones también va a depender del blanco al que le disparemos. Si estamos en un polígono practicando con hélices, para abatirlas vamos a necesitar una buena agrupación para concentrar el impacto. Por su parte, si estamos cazando por ejemplo una perdiz, vamos a requerir una rosa mucho más amplia para abarcar un mayor espectro, ya que con unos pocos perdigones podemos asegurar la pieza.

La decisión final

Con lo visto hasta ahora, podemos decir que el choke correcto es básicamente la conjunción armónica de tres factores: distancia de disparo, agrupación de los perdigones y tipo de blanco a abatir. Entre los tipos más comunes, el choke cilíndrico tiene de 0 a 0,1 mm de agolletamiento y agrupa un 40 % de los perdigones a una distancia de 36 metros. Generalmente se utiliza para disparos a corta distancia. El cilíndrico modificado se diferencia muy poco con respecto al anterior, solo agrupa un 10 % más a la misma distancia. Por su parte, el modificado es una opción muy interesante para tiros de entre 27 y 32 metros, ya que a una distancia corta tiene un buen plomeo, mientras que a mayor distancia ofrece una rosa dispersa. El mejorado modificado suele ser la opción más utilizada para disparos de 32 a 36 metros, con una agrupación de los perdigones del 65 %. Finalmente, el choke full tiene una agrupación del 70 % con disparos de 36 metros, una rosa demasiado apretada para muchos tipos de caza.

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Somos conscientes de que todos estos números y porcentajes pueden resultar un poco rebuscados para definir nuestra elección. La realidad es que más que nada son una referencia, ya que por más que los chokes estén estandarizados, suele haber variaciones en su comportamiento según la escopeta en la que se coloque. En la ecuación final también entran en juego otros factores, como el tipo de arma, cartuchos y perdigones que utilicemos. Por ende, debemos partir desde las nociones técnicas y después pasar a la práctica para definir el choke que mejor vaya con nosotros.
Para eso la pedana resulta ser nuestro mejor aliado. Probar diferentes medidas, variar las distancias y ver sobre el papel la rosa que se forma es la puntada final para realizar la mejor elección. Incluso podremos apreciar que diferentes escopetas tal vez utilicen chokes distintos, por más que las utilicemos para el mismo tipo de tiro. En fin, como suele pasar tantas veces en esta actividad, los buenos resultados siempre son el fruto de la medida justa entre conocimiento y experiencia.

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Horacio Gallo

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