El 12 de abril de 2019 fue un día histórico para el fútbol femenino en la Argentina: 15 jugadoras de San Lorenzo firmaron sus primeros contratos profesionales. Y no fue casualidad, porque la lucha había comenzado con anterioridad y con Macarena Sánchez como abanderada, luego de que la delantera intimara, dos meses antes, a la UAI Urquiza, pidiendo que se regularizara su situación laboral.
La acción de Sánchez fue sumamente disruptiva y desnudó la peor cara de la disciplina. Su caso generó una revolución y, poco tiempo después, ella fue la primera futbolista en estampar la firma junto a 14 compañeras del conjunto azulgrana.
—¿Quedar como abanderada de la lucha te cargó de responsabilidades que no te correspondían?
—Sí, ni hablar. Pero fue una responsabilidad que elegí. No fue fácil y creo que nadie está preparado para eso. Yo no lo estaba. La gente te empieza a poner de ejemplo y todo se hace más complicado, quedás en la mira de un montón de personas y te juzgan para bien y para mal. Fueron muchas presiones, más las que me ponía yo. Por momentos me desbordaba.
—¿Sentiste presiones en relación a tu rendimiento dentro de la cancha?
—Sí, era súper difícil. Tenía mucho miedo de no poder responder futbolísticamente con todo lo que había pasado. Sabía que mucha gente pensaba: “A ver cómo juega ésta después de haber hablado tantos meses”. Pero hoy me doy cuenta que me sirvió, porque en San Lorenzo mostré mi mejor versión futbolística. Al menos en lo futbolístico fue positivo.
—¿Es más difícil la lucha por el fútbol femenino en esta época?
—Sin dudas. En aquel momento estaba más latente que nunca el feminismo y un montón de mujeres se estaban dando cuenta de que efectivamente eran feministas. Había un fervor detrás de eso para subirse a todos los reclamos. Además, hoy se puso un poco de moda ser un sorete. No sé si es que estuvieron escondidos un tiempo esperando para organizarse y salir todos juntos, porque había un montón de mujeres empoderadas.
—¿Se planchó el crecimiento del femenino?
—Sí, incluso creo que en otras cuestiones se dieron pasos para atrás. Tuvimos la mala suerte de que justo se profesionalizó, poco tiempo antes de la pandemia, que se paró todo el fútbol. Veníamos visibilizando con ayuda de los medios y después quedó de lado por una cuestión lógica. Se pudo retomar, se sumaron sponsors, se empezaron a transmitir todos los partidos, más la ayuda de la AFA con el tema de los contratos. Pero después se retrocedió.