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Cómo armó su imperio Cristóbal López

En El poder del juego, Federico Poore y Ramón Indart revelan cómo ha crecido el negocio de los casinos en la Argentina. Los vínculos del sector de las apuestas con el poder político y la protección mediática para los empresarios, a cambio de una importante inversión publicitaria. Aquí se recuerdan los orígenes de Cristóbal López, desde sus emprendimientos en Chubut, Misiones y La Pampa, hasta convertirse en el zar del juego K.

Tragamonedas. La justicia centró su atención esta semana en las apuestas irregulares de los casinos online.
| Cedoc

Cristóbal Manuel López nació en 1956 en la ciudad de Buenos Aires. Toda su vida la pasó en Rada Tilly, Comodoro Rivadavia. Estuvo casado con Muriel Lucía Sosa y tiene dos hijos: todos ellos participan activamente de los negocios del grupo. Su padre era español, nacido en Almería. La enorme mayoría de los habitantes de Rada Tilly lo adora. Los vecinos de este lugar de apenas nueve mil habitantes repiten que es positivo trabajar en las empresas de López porque paga bien, nunca falta a su palabra y suele ayudar a las instituciones de la ciudad. Pero, sobre todo, porque Cristóbal se comporta “como un vecino más”.

En 1971, con apenas 15 años, comenzó a trabajar como repartidor de pollos del criadero de su padre. Con una flamante camioneta que consiguió con ayuda de sus padres, se quedó con el mejor recorrido de la Patagonia y logró excelentes resultados, pero al poco tiempo su padre le pidió que dejara el reparto y empezara a administrar la compañía. A pesar de su enojo, no tuvo más remedio que aceptar el mandato paterno. A las seis de la mañana de un domingo de 1976, sus padres fallecieron en un accidente automovilístico. A partir de entonces, López no fue más “Cristobalito” sino “Cristóbal” a secas.

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Su ingreso en el juego fue fruto de una casualidad. En el verano de 1990, la mujer de López se fue de vacaciones junto con su hermano Jorge y la esposa de éste, Adriana. Pararon en el viejo Hotel Comercio, sobre la avenida principal de Puerto Madryn. Cristóbal se unió a ellos un sábado a la noche. Durmió en el hotel y a la mañana siguiente, mientras desayunaba, escuchó que en una mesa contigua hablaban de que un empresario local, asociado con un porteño, había ganado la licitación del casino de Puerto Madryn y cómo seguramente se quedarían con el próximo concurso, el del casino de Comodoro Rivadavia.

Eran años de desregulación y privatizaciones, y cada provincia había empezado a organizar su propio sistema de loterías. Es decir, a licitar casinos. López decidió participar de la licitación para levantar el casino de Comodoro. Fue a la agencia de Lotería y dijo:

—Quiero un pliego.
Cuarenta y ocho horas más tarde, tenía el pliego en un sobre.

Las dificultades iniciales de López para manejar varios de estos negocios al mismo tiempo derivaron en la llegada de Ricardo Benedicto, a quien había conocido cuando viajaron juntos a Italia para el Mundial 90. Este nuevo socio, pareja de Myriam Elisabeth Costilla –antigua dueña de la constructora Kank y Costilla–, se encargó de ayudarlo a ingresar en el juego. Sus contactos con el entonces gobernador de Chubut, Carlos Maestro, resultaron fundamentales. En 1991 fundaron Casino Club SA, y un año más tarde abrían sus primeras salas de juego.

Contrariamente a lo que podría pensarse, esta nueva empresa incursionó en otras provincias antes de llegar a Santa Cruz. En 1998, un acuerdo con el entonces gobernador misionero Ramón Puerta lo llevó a abrir su primera sala de tragamonedas en Posadas. Dos años más tarde, el gobernador de La Pampa, Rubén Marín, les concedió la explotación del casino en Santa Rosa. Paralelamente, López extendía sus negocios en Mendoza, La Rioja y Tierra del Fuego, donde comenzó a explotar salas en Río Grande y Ushuaia. Finalmente, en Santa Cruz abrió sendas casas de juegos en Río Gallegos, Caleta Olivia y El Calafate.

Hoy la empresa opera 12 casinos y 15 salas de slots.

Tres salas

La pregunta que varios se hacen es cómo llegó Cristóbal López a Kirchner. A menudo las respuestas de la gente del Sur son poco más que mitos. Algunos mencionan el nexo con Armando “Bombón” Mercado, ex marido de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. Otros apelan a la figura de Diego Ibáñez, ex titular del Sindicato Unido de Petroleros del Estado (SUPE). López niega todas esas versiones. “Me parece que nos presentó [Julio] De Vido”, dijo al periodista Lucio Di Matteo.

La ex auditora porteña Paula Oliveto Lago, una de las funcionarias que más investigaron al empresario, cree que la llegada al superministro del kirchnerismo se dio “a través de Belinda Yáñez, esposa de Héctor Carlos Costilla”. Héctor era el hermano de Myriam, quien, como se mencionó, estaba casada con Benedicto.

López insiste en despegarse de los supuestos beneficios económicos de su alianza con el santacruceño. “Me quieren hacer aparecer como que yo soy el palo blanco, el testaferro de Kirchner. Pero lo que tengo es de antes de que Kirchner fuese político”, dijo enojado a Clarín en 2008. “Soy contratista de YPF desde el ‘83. Tengo concesionarias desde el ‘89, casinos desde el año ‘91, y ni lo conocía a Kirchner entonces”, explicó.

En rigor, tres de sus emprendimientos los obtuvo por adjudicación directa de Néstor Kirchner. El primero fue el casino de Río Gallegos, que inauguró el 1º de febrero de 2003 junto al intendente de la ciudad, el radical Héctor Roquel, y el por entonces gobernador Kirchner. (Dos semanas antes, el presidente Eduardo Duhalde ya le había dado el visto bueno a Néstor para que fuera su candidato en las elecciones presidenciales que ganaría el patagónico). Allí se enfrentaron a un viejo conocedor del paño, Carlos “Cacho” Ferrari, dueño del juego en Río Negro y otras provincias (véase el capítulo 6). Según el diario Río Negro, López intentó arrebatarle sus casinos en Las Grutas, El Faro y Cipolletti. Una serie de escándalos frenó las negociaciones, que parecían resueltas a favor del chubutense. Hasta la fecha, Casino Club sigue sin pisar suelo rionegrino.

La licitación para el casino de Río Gallegos había comenzado en septiembre de 2002. “El error, si es que fue tal, consistió en pedir un canon fijo para el Ministerio de Asuntos Sociales en lugar de un porcentaje de la facturación”, señaló el diputado provincial de la UCR Roberto Giubetich.
 Sin embargo, hacerse con la sala no fue tarea fácil. López ya había comprado unos terrenos frente a la ría, pero el Concejo Deliberante de la ciudad, hasta entonces dominado por la oposición, frenó sus planes. Cristóbal apeló a un plan B: compró dos terrenos en San Martín al 600, en la zona céntrica de la ciudad. El primero de ellos a Eduardo Costa, quien años más tarde sería candidato a gobernador por la UCR. Lo pagó más de dos millones de dólares. “Costa me extorsionó. Primero consiguieron que el Concejo Deliberante de Río Gallegos me corriera de la ría, aunque el intendente me había dicho que no habría problema con instalarnos allí. Después Costa me alquiló el terreno. Más adelante, cuando ya había invertido un millón de dólares en mejoras de esa propiedad, me cobró lo que quiso”, señaló López al periodista Lucio Di Matteo en el libro Gracias Néstor. En contrapartida, hizo un buen negocio con el otro terreno para su futuro casino, que le compró a Pablo Grasso por un millón de pesos. El lote había sido del Estado provincial. “Grasso es muy amigo de Cristóbal. Me parece que sólo figuró como dueño transitorio”, dice Giubetich.
La segunda sala en Santa Cruz fue el casino de Caleta Olivia, inaugurado el 19 de diciembre de 2003 por el intendente Fernando Cotillo. Por entonces, Kirchner era presidente y el gobernador, un viejo conocido del santacruceño, Sergio Acevedo, quien en la actualidad está en las antípodas del oficialismo.

La tercera y última sala se inauguró en El Calafate, el lugar en el mundo de la presidenta Cristina Kirchner. La noche inaugural fue la del 18 de noviembre de 2005. El intendente era Néstor Méndez. Cambian los nombres, pero el empresario beneficiado es el mismo.

Abandonando ideales

En diciembre de 2013, los concejales rosarinos del Frente Progresista, Cívico y Social, partido del ex gobernador socialista Hermes Binner, estuvieron a punto de aprobar la extensión horaria del City Center para que el casino de Cristóbal López pudiera tener sus puertas abiertas durante las 24 horas los fines de semana y las vísperas de feriado.

Gracias a los votos del socialismo, la medida ya tenía despacho de la Comisión de Gobierno, pero fue frenada luego de una serie de llamados de productores del show televisivo Periodismo para Todos, que habían advertido que estarían en Rosario filmando la sesión. El gobierno decidió retirar la firma y el expediente sigue descansando en algún cajón, a la espera de la oportunidad para ser aprobado.

Históricamente, el Partido Socialista se opuso a la creación de casas de juego dado que su idea de ascenso social se apoya en otros valores, sobre todo el trabajo. Así lo hizo notar el propio Binner cuando se inauguró el City Center bajo su mandato como gobernador:

—No es una cuestión moral. Una cosa es que estén en un lugar de vacaciones. Otra que estén en una ciudad de trabajo, y Rosario es una ciudad de trabajo –dijo a una semana de la puesta en marcha del casino durante una fastuosa fiesta a la que no concurrió.

Sí estuvieron varias celebridades (como Susana Giménez, madrina del casino rosarino) y figuras de la política como el entonces intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, y el ministro de Economía provincial, Angel Sciara.

En rigor, la Ley de Casinos llevaba la firma del ex gobernador peronista Carlos Reutemann. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, los dirigentes socialistas notaron que el canon abonado por los tres casinos de la provincia (Rosario, Melincué y Ciudad de Santa Fe) a sus arcas superaba con creces el de muchas otras industrias. La dura posición de los herederos de Alfredo Palacios se fue diluyendo, para disgusto de muchos de sus propios representantes en el Congreso.

Es que, sólo por Rosario, la provincia recauda casi tres millones de pesos por mes por las ochenta mesas de paño, cifra que posiblemente aumente tras la devaluación de enero de 2014, ya que el concesionario paga un monto mensual de 2.243 dólares, por un lado, y 1.820 euros, por otro, por cada mesa. A eso hay que sumar el 20,56% de la recaudación bruta de las máquinas tragamonedas.

A los socios de López esto les parece demasiado. En 2010, en una entrevista al diario El Ciudadano, Benedicto reconoció “una deuda en dólares muy grande” con la firma IGT, que financió la operación. “Hicimos un acuerdo y nos prestaron 140 millones de dólares. A cambio de eso nosotros tenemos que comprar los productos de ellos por una determinada cantidad de años. Y además hay que pagar los intereses. Y bueno, ahora hay que devolverlo y es duro. Además, la provincia, a tres meses de inaugurar nos cambió las reglas de juego. Porque nos habían dicho que la tasa de ingresos brutos era del 4,1% y ahora es del 6,5”, dijo Benedicto. Luego insistió en que, después de hacer frente a todos los gastos, “no queda un peso”. ¿Es demasiado? Al parecer, no tanto como para irse.

Hacerse la América

El 17 de julio de 2013, Cristóbal López terminó de cerrar una operación de al menos 65 millones de dólares para adquirir el 75% del Dania Entertainment Center, un complejo de entretenimientos en Dania Beach, en el estado de Florida. (El otro 25% quedó en manos de empresarios estadounidenses). El lugar era un centro de jai alai o pelota vasca, una de las atracciones de la región.

El alcalde de Dania Beach, Walter Duke, dijo a Perfil que el patagónico buscaba la remodelación del complejo y la compra de unas 250 tragamonedas. Para una segunda etapa se consideraba construir un hotel y varios restaurantes.

Federico de Achával hizo su presentación el día de la sesión pública. Dijo que representaba a un grupo empresario y que la renovación del Dania Jai Alai permitiría crear de 600 a 700 puestos de trabajo. “Esta es la primera oportunidad de estar fuera de nuestro país”, dijo el empresario.

“Estamos muy emocionados”. Según registros públicos, De Achával figura como presidente de Ondiss Corp., que controla la mayoría de DEC y donde aparecen como directores Benedicto y Cruz, ambos del entorno de López, y Guillermo Ardissone, socio de Benedicto y De Achával.

El casino abrió sus puertas el 21 de febrero de 2014. La madrina fue, al igual que en Rosario, Susana Giménez, quien, según fuentes cercanas a la diva de los teléfonos, habría cobrado 350 mil dólares para asistir al evento y contar que le “encanta jugar. No perder una fortuna, pero me gustan las maquinitas, con prudencia”.

El móvil en vivo era de C5N, emisora que pertenece a López. Sonriente, Susana miró hacia la cámara y le dijo a Eduardo Feinmann que “estamos para inaugurar el casino y el jai alai, que es un juego vasco que juegan con una canastita. Me gustan la maquinita y el black jack. Soy lúdica total”. Minutos más tarde tomó una tijera gigante. A su lado estaba Cristóbal. “Salir de Argentina y poder estar en Estados Unidos para nosotros es un logro importante”, dijo López al Nuevo Herald. Mientras hablaba, C5N mostraba, en vivo, cómo funcionaban las máquinas tragamonedas: “La gente está muy contenta”, dijo el movilero, sonriente, sentado en una butaca frente a un juego de póquer magnético.

Dame un casino

Cristóbal operaba bingos, pero ningún casino en la provincia de Buenos Aires.

Su suerte cambiaría el jueves 25 de enero de 2014, tras comprar el 50% del Trilenium. De acuerdo con un reporte del Diario de Fusiones & Adquisiciones, Casino Club pagó 13,5 millones de dólares (108,7 millones de pesos de aquella fecha) para quedarse con el paquete accionario de Sociedad Comercial del Plata (SCP), en concurso de acreedores.

La concesión mediante la cual la empresa explotaba el casino de Tigre estaba vencida desde diciembre. Su prórroga, ya negociada, venía de la mano del ingreso de Cristóbal. Con la compra, el patagónico esperaba comenzar a hacer valer la cláusula de exclusividad de 150 kilómetros que Boldt había negociado 15 años antes. Esa cláusula vale oro: es el instrumento con el que López buscará acercarse a las zonas que desea, como Vicente López.

Atrás quedaron los enfrentamientos entre ambas empresas, como cuando la firma de Tabanelli impugnó la presentación de Tecno Acción, empresa de Cristóbal, en el proceso de licitación para la captura y el procesamiento de apuestas en la provincia. Negocios son negocios. Ahora ambos deberán convivir bajo el eslogan “Scioli 2015”.

El mandatario bonaerense se involucró personalmente en la operación de compra de Trilenium. Según publicó Clarín, el gobernador se reunió a comienzos de enero con López y Tabanelli, a quien convenció de que aceptara ser socio de su antiguo competidor. El encuentro tuvo lugar en el NH Gran Hotel Provincial de Mar del Plata y contó con un testigo de lujo: Jorge “Piedrita” Rodríguez, titular del Iplyc. El kirchnerismo podrá estar en retirada, pero López está recién entrando en calor.