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Autogestión, la clave para evitar el fraude corporativo en su organización

De acuerdo con un estudio, el 41% de los programas de gestión de riesgo de fraude en las empresas son regulares o malos

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Trabajo | StockSnap / Pixabay

El 3 de marzo cumplimos un año de haber registrado el primer contagio por covid-19 en la Argentina. Se tratará, de ahora en adelante, de una fecha memorable. No solo por la cantidad de vidas que la enfermedad ha cobrado; también por el impacto que ha causado en el aparato productivo del país. 

Hoy quiero reflexionar sobre las lecciones que el nuevo coronavirus ha dejado a las compañías argentinas, quienes actualmente son más proactivas y conscientes de sus vulnerabilidades. Aunque ya lo he mencionado en pasados artículos, quiero recordar que a raíz del trabajo remoto los niveles de fraude corporativo aumentaron en el país y en la región, al igual que las cifras de ciberdelito. 

En estos 12 meses de pandemia algunas compañías han demostrado su poca eficiencia en la mitigación de episodios de fraude. De acuerdo con un estudio de Kroll, líder mundial en gobierno corporativo, gestión y transparencia, el 41% de los programas de gestión de riesgo de fraude en las empresas a nivel global son regulares o malos. Además, las áreas de auditoría interna, muchas veces por falta de recursos, se encuentran más enfocadas a la evaluación del cumplimiento de procesos o ciclos del negocio, y no tienen una participación contundente en el abordaje de la prevención del fraude corporativo, lo que impide que se fortalezca el compliance de este tipo de programas. 

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La clave para evitar esta problemática, que muchas veces es desestimada por las altas gerencias de las compañías, empieza por la autogestión, entendida como la capacidad de cada empleado de planificar y organizar sus prácticas hacia un mismo fin: la seguridad de todos los integrantes que componen a la compañía.

En ese sentido, cada colaborador debe ser consciente de las vulnerabilidades y oportunidades de mejora con relación a sus funciones, diseñando planes de acción que mitiguen los riesgos derivados de su cargo. Una persona que trabaje la mayor parte del tiempo desde su computadora, por ejemplo, debe identificar las amenazas de la web que pueden poner en riesgo la información privada del empleado o de la compañía. 

Esta estrategia, a largo plazo, asegurará que los trabajadores desarrollen una mayor apropiación de los valores y del quehacer de su empresa, al entender a profundidad los riesgos y desafíos que enfrenta la organización a la que pertenecen.

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Promover una actitud proactiva individual enfocada en la prevención del fraude corporativo dentro de nuestros empleados, no significa que las altas gerencias puedan omitir su responsabilidad de disponer de canales claros y efectivos de denuncia. En definitiva, para tener éxito en la mitigación del fraude es clave el trabajo mancomunado entre todos los miembros de la organización, sin importar la labor que desempeñen. 

Por último, quiero recordar que el trabajo de las áreas de auditoría interna y externa, al igual que las labores de otros entes de control, es crucial en la lucha contra el fraude corporativo. Lo que marcará la pauta en esta materia serán los colaboradores comprometidos en la mitigación de los riesgos que se derivan de sus funciones, entendiendo que el fraude nos afecta y compete a todos por igual.
 

Juan Cruz Amirante, director ejecutivo de Kroll en Argentina