A once años del “No al ALCA” que se cristalizó en la Cumbre de Mar del Plata en 2005, la política exterior argentina arranca un giro de 180 grados. Con el gobierno de Mauricio Macri y el relanzamiento de las relaciones con Estados Unidos, la agenda de negociaciones vinculadas con el libre comercio vuelve a ponerse en marcha. Sin embargo, se trata de deliberaciones de muy largo aliento que no prometen resultados inmediatos, aunque sí abren un sendero de discusiones entre la Argentina y el país del Norte muy distinto de lo que era hasta ahora.
Así lo manifiesta Alejandro Díaz, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (Amcham), mientras prepara la agenda de negocios que habrá en un encuentro en La Rural el 23 de marzo, con la nutrida delegación del presidente estadounidense, Barack Obama.
Lo primero que podría cambiar es que la Argentina vuelva al Sistema General de Preferencias por el que el Congreso de Estados Unidos incorpore al país en ciertas ventajas para el comercio exterior.
Luego, existe la opción de que la Argentina se sume al TPP, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, que integran en la región México, Chile y Perú. “La Argentina podría unir el Atlántico con el Pacífico”, dice Díaz, que al mismo tiempo reconoce que son diálogos que llevan años: “Estamos en el jardín de infantes, y el TPP es como hacer un máster”.