ECONOMIA
OPINION

El desafío de la reinvención empresarial en la era Milei

Para bien o para mal, la Argentina de la administración Milei parece dirigirse a nuevos territorios económicos y sociales. El debate político está vigente. Pero, mientras tanto, las empresas que quieran adaptarse a estos tiempos deberán –afirma la autora de este artículo– activar las herramientas de la reinvención.

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Ideas, innovación | Pixabay/TeroVesalainen

En cada aparición pública, el presidente Javier Milei lanza sentencias poderosas sobre lo que espera sea el futuro de la Argentina. “Estamos esperando a hacer el país más libre del planeta con el objetivo de que eso sea una fuente de prosperidad para todos los argentinos y un ejemplo para el mundo”, declaró –por ejemplo– al recibir la medalla Hayek en junio pasado, mientras que en el Latam Economic Forum fue sumamente enfático al decir “nosotros estamos ofreciendo que la Argentina sea el cuarto polo de inteligencia artificial del mundo”.  

Esas y otras declaraciones muestran un camino que empieza con un proceso de desregulación de la economía y el incremento de libertades para producir y maximizar la renta obtenida de la explotación de los recursos del país. Entre otras cosas, la ley Bases creó el Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI) para estimular el desarrollo de proyectos cuya inversión mínima sea de doscientos millones de dólares en áreas centrales como energía, petróleo y gas, tecnología, minería, agroforestal y turismo. 

Ante un escenario en el que los estímulos a la inversión que se empiezan a promover funcionan y las barreras de entrada para emprender o traer empresas extranjeras al país empiezan a ser cada vez más bajas, ¿qué tendrían que hacer las empresas argentinas para ser más competitivas? ¿Y para prevalecer en condiciones dinámicas y volátiles como las que se aceleran a partir del avance de la inteligencia artificial? La respuesta es aprender a reinventarse de manera continua.

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Reinvención es el arte de aprender a cambiar para convertirnos en algo que no somos, inventarnos de nuevo para desarrollar nuevos y mejores atributos, cualidades y resultados. En palabras de la autora Nadya Zhexembayeva, especialista en el tema, “es un enfoque sistemático para prosperar en el caos que incluye la anticipación continua, el diseño y la implementación del cambio a través de un entendimiento del contexto, el aprendizaje anticipado y emergente, y la síntesis de conocimientos que cruzan fronteras, disciplinas y funciones”. Es decir, es una forma de gestionar que implica producir cambios no reaccionar a ellos, involucrando todos los niveles de la organización en un proceso de aprendizaje incremental que conduce a construir capacidad para la innovación.

Un estudio realizado por Accenture, publicado a principios de este año, pone de relieve un panorama nada alentador en términos de incertidumbre en los negocios. Su Índice de Disrupción Global (una medida que engloba disrupción económica, social, geopolítica, climática, de consumo y tecnológica) informa un aumento del 200% en la inestabilidad macroeconómica desde 2017, frente a solo un 4% entre 2011 y 2016. Esto quiere decir que los cambios de todo tipo se aceleran, especialmente los geopolíticos y económicos –que entre otras cosas pueden amenazar la estabilidad de las cadenas de suministros–, los tecnológicos que traen ventajas estratégicas a aquellos que los implementan primero, y el cambio climático, cuyo riesgo es difícil de cuantificar en términos de magnitud.

El estudio señala que solo el 8% de las empresas tiene previsto adoptar una estrategia de reinvención integral. La mayor parte de las empresas estudiadas (el 86%) está entre los Transformadores, que intentan transformar partes de sus operaciones, en lugar de la totalidad, y tienden a tratar la transformación como un programa con principio y fin, en lugar de como un proceso continuo. Sin embargo, los Reinventores estudiados aumentan los ingresos un 10%, reducen los costos un 13% y mejoran la cuenta de resultados un 17% más que los Transformadores.  
En comparación con las demás empresas de su industria, los Reinventores obtienen resultados un 32% mejores en sostenibilidad y un 31% en experiencia de clientes, proveedores y empleados. También las superan un 11% en innovación, un 11% en talento y un 7% en inclusión y diversidad.

Otro estudio, esta vez desarrollado por PWC en el marco de su encuesta anual CEO 2024, ofreció un dato interesante: el 45% de los directores ejecutivos que participaron de la pesquisa no estaba seguro de que sus empresas puedan seguir siendo económicamente viables a largo plazo si continúan su ruta actual. En cuanto a las cosas que más les preocupan, en el caso de Argentina la inflación representa la mayor preocupación para los CEO, seguida por la volatilidad macroeconómica y los ciberataques. Solo el 18% de los ejecutivos argentinos manifestó estar confiado o extremadamente confiado en que los ingresos de sus empresas crecerán en los doce meses siguientes, es decir, durante 2024.

Considerando lo anterior, y previendo que los índices de disrupción continuarán subiendo de manera exponencial, hacer de la reinvención el pilar de la cultura organizacional es clave para prosperar en contextos dinámicos y complejos como los que seguiremos experimentando. En el proceso de reinventarse, la empresa argentina tiene varios desafíos.

El desafío de diseñar el futuro y sostener una visión poderosa

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Mercado Libre. Marcos Galperín, jefe de Mercado Libre, representa la visión de lo que se puede hacer cuando se superan los obstáculos y se accede a las necesidades de los usuarios. Foto: Foro Económico Mundial

Cuando Mercado Libre (MELI) empezó en 1999, la única forma de comprar era acercarse a los comercios. En América Latina era impensable comprarle algo que necesitaras a alguien sin verle a la cara, o que algo que compramos a distancia nos llegaría el mismo día, pero esto que es una realidad hoy, son resultados en el camino de reinvención continua que ha ido construyendo la empresa desde hace 25 años, porque al principio no era así. 

Mercado Libre comenzó como el primer sitio de subastas por internet en la Argentina, donde compradores y vendedores podían encontrar todo tipo de artículos. Sin embargo, aunque la idea era innovadora, sus fundadores tuvieron que enfrentarse al escepticismo de un mercado que no confiaba demasiado en las empresas “de internet” y operar en una industria que no existía, haciendo camino al andar. Especialmente después de que reventó la burbuja punto.com en 2002, que acabó con muchas empresas de ese tipo. 

Desde su ingeniosa publicidad que ofrecía besos con entrega a domicilio y que remataba con la frase “alguien busca lo que vos tenés, alguien tiene lo que vos buscas. Todo lo que se te ocurra, encontrálo en Mercado Libre”, empezaba a ponerse sobre la mesa el propósito de democratizar la forma de comprar y vender productos por medio de la tecnología que la empresa declara hoy, ya consolidada como una plataforma de comercio electrónico que alcanzó cifras record al vender más de catorce mil millones de dólares en 2023. Viendo esos resultados es difícil imaginar que empezó a ganar dinero después de sus primeros seis años. 

Chango digital

La visión de lo que MELI sería capaz de hacer y lo que significaría para comerciantes y clientes de todos lo tamaños en Latinoamérica fue lo suficientemente poderosa para ir sorteando cada obstáculo del camino apuntado a responder a necesidades del Mercado, como cuando se preguntaron (antes del 2010) cómo iba a funcionar su modelo de negocios sobre los celulares, siendo que para ese momento ya había tres veces más teléfonos portátiles en las manos de las personas que computadoras. Hoy eso es una obviedad, pero unos quince años atrás era todo un desafío. 

Diversificar su oferta de productos de base tecnológica, entrar en el negocio fintech con Mercado Pago, aprovechar su plataforma para morder una parte del mercado de publicidad con Mercado Ads y crear una red logística eficiente para agregar valor en la reducción de los tiempos de entrega de pedidos con Mercado Envíos evidencia que la reinvención continua es parte de su ADN.

Cada empresa argentina pequeña, mediana o grande para reinventarse necesita pensar en qué quiere ser en el futuro, qué valor va a agregar a sus clientes, qué tipo de mercados podría atender que hoy no atiende e ir más allá y preguntarse qué problemas que le duelen al mercado hoy nadie está resolviendo y, una vez que esté clara la visión del futuro que quiere construir, prepararse para impulsar un proceso de innovación paralelo mientras operan sus negocios como son hoy. Una economía desregulada traerá más oportunidades de hacerlo, pero también más gente que lo quiera hacer.

El desafío de automatizar operaciones sin deshumanizar el trabajo

En 2023, la empresa colombiana Dictador nos sorprendía con la presentación de Mika, la primera robot CEO experimental del mundo diseñada para ayudar a su contraparte humano a llevar a la empresa al siguiente nivel. “Mi proceso de toma de decisiones se basa en un análisis exhaustivo de datos, y en la alineación con los objetivos estratégicos de la empresa”, comentó Mika frente a las cámaras en su primera entrevista oficial, donde también enfatizó: “como directora ejecutiva robot no tengo fines de semana, estoy siempre disponible, 24 horas al día y siete días a la semana”. Mientras, su contraparte humano aseguró que las decisiones de contratación y promoción de empleados siguen siendo responsabilidad de una persona humana.

Casos como el de Mika abren el debate respecto a si serán solo los trabajos altamente repetitivos los que están en riesgo de ser automatizados o si la inteligencia artificial generativa será capaz –gracias a su gran capacidad de cómputo– de ofrecer a las empresas mayores ventajas competitivas que un humano en una posición de alto valor agregado. El avance de los Modelos de Lenguaje Natural (LLM) como mínimo está impactando e impactará de manera más profunda en la forma en la que realizamos tareas cognitivas y más en una Argentina que busca convertirse en el cuarto polo de inteligencia artificial del mundo.

En lo referente a la automatización de las empresas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en octubre de 2023 publicó un estudio titulado Automatización del trabajo y desafíos para la inclusión laboral en América Latina, basado en datos del mercado de trabajo de cuatro países y encuestas de hogares de catorce países de la región, entre los cuales está Argentina. Los investigadores utilizaron como insumo inicial un listado de setenta ocupaciones automatizables y no automatizables y algoritmos de machine learning para predecir la probabilidad de automatización considerando como variables predictoras el uso de habilidades no automatizables de los trabajadores y características sociodemográficas relevantes en la inserción laboral en los mercados de trabajo latinoamericanos. Entre los trabajos de mayor probabilidad media de automatización según este estudio figuran los trabajos de rutina no manual baja con un 59%, los trabajos manuales calificados con un 74%. Lo cual es consistente con otros estudios de este tipo.

Tanto automatizar procesos como implementar inteligencia artificial generativa seguramente contribuirá a maximizar los resultados de las empresas argentinas, pero es importante que este tipo de proyectos consideren las dimensiones éticas y el impacto en las personas, por lo que se hace necesario ayudar a los colaboradores que se quedan en la organización a gestionar el cambio de la adopción de las nuevas herramientas y acompañar y preparar a los que dejen de ocupar puestos de trabajo automatizados para que salgan al mercado laboral mejor preparados y en mejores condiciones para conseguir un nuevo empleo o para emprender. Las empresas tienen una responsabilidad social en que la tecnología pueda ser usada cada vez más en beneficio de todos.

El desafío de capacitar a las personas para que puedan

El acelerado ritmo de cambio tecnológico ya está demandando que las personas económicamente activas no solo mejoren sus habilidades, sino que vuelvan a capacitarse para responder a los nuevos requerimientos del mundo del trabajo, pero los datos muestran que la cantidad de personas que buscan capacitarse para desarrollar nuevos trabajos es inferior a la demanda de talento actual. En consecuencia, las empresas están llamadas a fortalecer la formación y las capacidades del talento que toman del mercado y que en la mayoría de los casos no tienen todas las condiciones requeridas por las posiciones para las que son seleccionados y menos para trabajos que aún no existen pero que van a comenzar a aparecer en respuesta al ritmo de cambio que marcan disrupciones como la IA generativa.

Según los resultados definitivos del Censo 2022 con respecto a la educación, publicados por el INDEC en diciembre de 2023, en Argentina solo el 33,9% de la población que reside en viviendas particulares -y que representa a 15.478.272 personas- asiste a un establecimiento educativo y de estos, 8,1% cursa estudios terciarios no universitarios, 13,8% cursa un grado universitario y solo 1,9% cursa estudios de posgrado. Esto, sumado a la dificultad actual de llenar plazas laborales existentes por la escasez de talento calificado, nos muestra que el problema de la demanda por talento tanto para los empleos que existen como para los que aún no, se profundizará en el futuro. 

Si a estos datos sumamos que a muchas universidades les está costando responder ágilmente a la demanda de conocimientos y nuevas carreras para los tiempos que corren, las empresas que logren ser realmente competitivas en una Argentina desregulada y abierta al mundo serán aquellas que encuentren soluciones “fuera de la caja”, para sembrar el talento dentro de la organización conservando y mejorando el know how en línea con una visión clara del futuro. 

En un paper publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo en 2019 llamado El futuro ya está aquí - Habilidades transversales en América Latina y el Caribe en el siglo XXI, se preguntó a empleadores en la región (especialmente de Argentina, Colombia y México) qué habilidades les costaba encontrar entre sus trabajadores y sus respuestas se enfocaron mayoritariamente en habilidades socioemocionales que favorecen el relacionamiento y habilidades cognitivas complejas como la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Por otro lado, en el mismo estudio se les preguntó a trabajadores de la región qué habilidades necesarias para su trabajo no tenían a la hora de empezar a trabajar y en las respuestas destacaron cinco habilidades que consideraron fundamentales: comunicación efectiva, liderazgo, adaptabilidad, habilidades digitales y conocimientos específicos respecto al trabajo. Al preguntarles por qué no contaban con esas habilidades, la respuesta más frecuente fue “el sistema escolar no las proporciona”. 

El reskilling como imperativo estratégico

Javier Milei con medalla de oro olímpica 20240810
EFECTO MILEI. Más allá de su controvertido estilo, el Presidente abrió las puertas de un nuevo territorio económico. Foto: Casa Rosada

Si el talento potencial para cubrir las posiciones que se necesitan es difícil de encontrar en el mercado, una definición trascendente puede ser desarrollarlo a partir de talento que ya se encuentra en la organización. 
El reskilling implica volver a capacitar profesionalmente a alguien para que adquiera un set de competencias que le permitan ejercer una nueva profesión o ampliar la capacidad de acción de su profesión actual incorporando conocimientos y prácticas asociadas con otras profesiones para responder a demandas del mundo del trabajo que antes no existían o que existen, pero se vuelven cada vez más complejas. 

Entonces, ¿podría un contador convertirse en un científico de datos o un traductor en un ingeniero de prompts? Por supuesto que sí, y la mezcla entre habilidades técnicas y específicas para cambiar de profesión serán tan variadas como vaya demandando el mundo laboral. Al final no solo las empresas tendrán que reinventarse, las personas tendremos que aprender a reinventarnos profesionalmente a lo largo de la vida.

El desafío actual de las organizaciones en este sentido es establecer una conexión clara entre las iniciativas de reskillling y la estrategia corporativa porque estas iniciativas no muestran resultados en el corto plazo y requieren un compromiso de inversión. Se desarrollan para construir el futuro, contando con talento interno que ha desarrollado capacidades que no se encuentran ni se van a encontrar fácilmente en el mercado, por lo que identificar nuevas competencias tanto técnicas como transversales que se van a requerir en función de las nuevas ventajas estratégicas que las empresas buscan construir resulta fundamental hoy.

Más allá de estos desafíos, las empresas que prosperan y se mantienen en el tiempo desafían constantemente su sentido de lo que es posible, dejan de mirar hacia sí mismas para entender cómo ofrecer mejores soluciones a sus clientes y deciden cómo se ve su futuro. Y lo interesante es que la Argentina en este momento de su historia también parece apuntar en esa dirección. 

 

* CEO de Courage Strategies Consulting