ECONOMIA
IMPORTACIONES

Gesto a Brasil tras roces entre Dilma y CFK por comercio

El Gobierno dará un trato preferencial a las autorizaciones de importaciones desde el principal socio del Mercosur. La jefa de Estado negociará durante la visita del Papa.

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Después de la tensión con Brasil durante la Cumbre del Mercosur en Montevideo la semana pasada, la Argentina estaría preparando un gesto para distender la relación con una autorización más laxa para las importaciones del país vecino, aunque sotto voce para evitar que se sepa que hay trato preferencial ya que la norma general que regula las compras al exterior no admite excepciones.

La noticia coincide con el viaje de Cristina Fernández a Brasil para participar de la primera visita oficial del flamante papa Francisco, el primer argentino al frente del Vaticano.
Cristina fue invitada por Dilma a los eventos, con una agenda protocolar. Las mandatarias se habían reunido el viernes en Montevideo, en el medio de un plenario de presidentes del bloque. CFK viajó hasta allí acompañada de los funcionarios económico-comerciales de su gabinete, con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, como figura saliente.

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En la agenda de la comitiva argentina estaba la posibilidad de una bilateral con Brasil, pero ese encuentro no se dio. Como publicó este diario el sábado pasado, Brasil –molesto por el freno a sus productos industriales– pretendía un trato preferencial para sus exportaciones, que el gobierno de Cristina, en ese momento, se negó a garantizar.

Según relató el semanario uruguayo Búsqueda, Rousseff presentó en la reunión una propuesta para que las medidas administrativas que aplica la Argentina a las importaciones, las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), no fueran impuestas a los países del Mercosur. De acuerdo con ese medio, Cristina habría asegurado que no habrá cambios a la política y la reunión se suspendió, con una intervención del dueño de casa, José “Pepe” Mujica

Fuentes oficiales indicaron que hubo, en tanto, algunos contactos informales, entre funcionarios de los dos países que tuvieron como interlocutores locales a Kicillof y Giorgi.
Moreno, en su habitual encuentro con empresarios de los viernes, se limitó a comentarle a los participantes que las negociaciones “están encaminadas”. Para el “supersecretario”, encargado de aprobar las declaraciones juradas de las que dependen las importaciones, el problema es que se pasó de 2.800 presentaciones diarias de las DJAI a 5 mil en la actualidad. “Por lo tanto tardamos más”, le explicó a un empresario. El aumento en los pedidos, según Moreno, responde a que los importadores buscan hacer stocks. Los importadores, en tanto, aseguran que no prevén un escenario que amerite acumular grandes cantidades de mercadería y le pasan la pelota a los despachantes, que representan las declaraciones para ver si, en alguna ventanilla, logran la aprobación.

Hubo un gesto de Brasil, que aprobó en la semana un crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) por US$ 1.500 millones para el ferrocarril Sarmiento. Pero la preocupación del Gobierno argentino, más allá de destrabar financiamiento y la inversión de Vale en Mendoza o la participación de Petrobras en un sector deficitario como el energético, se centra en el lento despegue de la economía brasileña. Ayer, el ministro de Hacienda de Dilma, Guido Mantega, estimó en una entrevista de la agencia Reuters que la economía puede crecer entre el 2,5% y 3% este año y dijo que se espera un mejor segundo semestre, aunque reconoció que no tiene más margen fiscal para aumentar los estímulos.