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culebrones latinos

La ficción nacional cede espacio a las 'latas'

Mañana, dos telenovelas importadas ocuparán el prime time de las señales líderes. El Trece apuesta por la turca Las mil y una noches, mientras que Telefe estrena la brasileña Rastro de mentiras.

Rastro de mentiras
| Cedoc Perfil

La televisión argentina desde hace tiempo argumenta números en rojo y se muestra amarreta de contenidos interesantes. Al parecer, la solución la encontró en ficciones importadas, porque si algo dejó en claro el rating de 2014 es que las latas extranjeras rindieron sus frutos con costos muy inferiores a los que conlleva intentar generar productos de calidad. Tal como publicó PERFIL el domingo pasado, la inversión que hizo con Avenida Brasil fue lo que le permitió a Telefe ganar el año, aun con Showmatch liderando cómodo casi todo el segundo semestre.
Anoticiadas del efecto, que también posibilitó que Canal 9 desplazara a América del tercer lugar gracias a la serie sobre Pablo Escobar y demás narconovelas, las emisoras líderes comenzarán 2015 con un mano a mano de telenovelas importadas, que arranca mañana a las 23 con la batalla entre la brasileña Rastros de mentiras (Telefe) y la turca Las mil y una noches (El Trece). La superproducción de Globo viene de promediar 36 puntos jugando de local, mientras que la apuesta de Turquía trae grandes antecedentes de audiencia en su país de origen, Europa del Este y Chile, donde arrasa desde marzo marcando picos de 39 puntos.
Lo “barato” de no producir, sumado al interés que causan las novelas extranjeras, parece un negocio redondo para una tevé argentina con carencias de creatividad y urgencias de encendido, aunque desde las productoras locales avisen que “el nivel de ingreso que genera una ficción local no lo da una extranjera, por la simple razón de que no puede tener PNT y no podés vender el formato al mundo. Este es un negocio puntual, para este momento. Ahorrás de un lado, pero no podés tener una programación atada a una lata. Sólo te ayuda a mantener un nivel de rating alto, si el caso es el de Avenida Brasil”. Ernesto Korovsky, guionista de Graduados, afirma que “se equivocan si creen que no tienen que hacer ficciones”, aunque piensa que, más allá del dinero, las condiciones en las que se trabaja en nuestro país no difieren mucho de lo que sucede en el extranjero.  “No sé exactamente cómo se trabaja en Globo ni en Televisa ni en la ABC, pero HBO tiró cinco capítulos enteros de Los Soprano. Hablemos de volantazos... No me parece que se haga mala tevé en argentina, lo que creo es que tiene que ser lo suficientemente local, porque la gente consume eso”, argumenta Korovsky.
De todos modos, lo de vender contenidos al exterior parece sólo una expresión de deseo. El autor Jorge Maestro afirma que “nuestras novelas afuera no les importan a nadie. México, Turquía, Ucrania o Corea son líderes en el mundo apostando a lo clásico, a ficciones mucho mejor realizadas, a actores más interesantes y recurriendo a cuentos maravillosos. Estamos dándonos cuenta de que este invento que hacemos en Pol-ka o Underground no funciona, o lo hace relativamente para consumo interno. ¿Por qué? Porque queremos innovar en lo que ya está inventado, porque repetimos las mismas caras o porque no hay escuelas de galanes, villanos o heroínas.”
Dicho esto, el culebrón que trajo Telefe contará con 160 capítulos de 45 minutos en vez de los 220 de 55 que tiene la versión original. O sea, en Argentina veremos un 40% menos del programa que terminó con 48 puntos de rating en Brasil y que muestra la historia de amor de Paloma (Paola de Oliveira) y Bruno (Malvino Salvador) y la red de mentiras que tejerá el codicioso Félix (Mateo Solano), malvado hermano de la protagonista, capaz de raptar a su sobrina recién nacida con tal de quedarse con la herencia familiar. Además de la calidad con la que Globo produce sus novelas (en ésta se habrían invertido más de 40 millones de dólares), el punto más alto es el villano gay que compone Solano, también protagonista del primer beso homosexual de la historia de la televisión brasileña.
“He tratado de justificar cómo los seres humanos pueden ser malos, dependiendo de las circunstancias y de la educación. Mi personaje siente la falta de afecto de su padre y esto motiva su codicia. Es esencialmente malo. También es muy divertido, lo que termina siendo un parque de diversiones para el actor. Es excéntrico, egocéntrico y ama el poder. Causa extrañeza y temor a la vez”, afirmó el actor sobre su interpretación en una entrevista, en la que también se despegó de la recurrente comparación que recibía con la Carminha creada por Andrea Esteves en Avenida Brasil. Además de esconder su sexualidad, Solano expone enormes dosis de cinismo dentro de un esquema claro de buenos y malos.
En lo clásico también se movió por 45 países Las mil y una noches, que, a diferencia de lo que sucederá en Argentina, donde se verá de lunes a viernes en envíos de una hora, la versión original se emitía una vez a la semana en capítulos de noventa minutos durante tres temporadas, entre 2006 y 2009. Más austera que su rival, la serie cuenta la historia de Sherezade (Bergüzar Korel), una arquitecta bella y viuda, con hijo de cinco años enfermo de leucemia, que para hacerse del dinero del tratamiento acepta dormir con su jefe, Onur (Halit Ergenç). Comienza como una “propuesta indecente” a la turca, pero todo se desarrollará a un ritmo más sereno. Habrá que armarse de paciencia hasta que se llegue a ver el primer beso de la pareja (que a partir de la ficción también lo es en la vida real). Su sociedad muestra menos que la nuestra, y la serie es reflejo de eso.
“Son muy recatados a la hora de una escena de sexo o un beso. Hay muchas miradas y silencios tensos… La novela fue como volver a las historias más románticas, por eso creo que cautivó al público chileno, porque se volvió a la esencia”, asegura desde Santiago Carolina Vera, periodista de la señal Mega, canal que revivió gracias al enorme éxito de la ficción turca (ver recuadro). Un dato que marca el suceso del otro lado de la cordillera es la cantidad de promociones con el gancho del viaje a Turquía. “De hecho, la embajada de ese país informó que aumentaron considerablemente los viajes y el interés del chileno por conocer dónde se rodó la serie. Antes de la novela, eso era impensado”, explica Vera. En su país se partió con la incertidumbre de saber si iba a funcionar o no, porque estaban acostumbrados a la dinámica de las novelas brasileñas. Lo curioso es que también en la tierra donde se producen las ficciones más imponentes de la región se anuncia para 2015 la llegada de Las mil y una noches a la señal Bandeirantes.