Ya se dijo casi todo. Bérénice Bejo, a sus 35 años, está nominada al Oscar como Mejor Actriz Secundaria. Que es franco argentina (la gran Trezeguet), que su rol como Peppy Miller en la niña bonita y querida de la temporada de premios El artista, que es hija del realizador Miguel Bejo, que creció en París debido a que su padre se la llevó a causa de la dictadura, que está casada con Michel Hazanavicius (el director de El artista), que la hermana sostiene que es imposible que Bérénice sea más parisina, que su vestido para el Oscar lo hará el diseñador libanés Elie Saab, que está por actuar junto a Emir Kusturica (como actor). Todo. Bueno, casi. Bejo habló corriendo, entre nota y nota, con PERFIL.
—Dijiste que ibas a llevar a tu papá a la ceremonia de los Oscar. ¿Por qué?
—Porque cuando mis padres se fueron de Argentina yo tenía tres años, no recuerdo nada de mi querida Argentina, pero sí sé que mi papá era director. Y después de irse, al llegar aquí, no quiso hacer más películas. Nunca dijo que había sufrido por eso. Pero es algo que dejó de existir en su vida. Mi mayor logro como actriz, lo más lejos que puedo llegar son los Oscar. Llevarlo es agradecerle, demostrarle que yo seguí eso que él no pudo seguir. Hacerle vivir algo un poco extraordinario es mi forma de agradecerle su sacrificio.
—¿Mamá en el hotel, entonces?
—Casi seguro que voy a llevar a mi mamá también. Así todo el mundo llora y habrá tres argentinos en la sala de los Oscar.
—¿Te impresiona eso de rozarte con la realeza de Hollywood?
—No es que me impresione. Me emociona directamente. Desde hace algunos meses, y por un rato, uno es parte de esa familia Hollywood, estás en todas las ceremonias, la gente, los directores, los actores conocen la película. Y si no la vieron, te dicen que la quieren ver. Somos como un objeto frágil que todos cuidan. Y eso es muy especial. Estás alrededor de un montón de estrellas, de gente que admirás, ¡de la gente que te dio ganas de hacer cine! y de repente son alguien, alguien con quien hablar de tu trabajo. Y eso es extraordinario.
—Suena a que preferís el Oscar a una Palma de Oro en Cannes.
—Sí, si puedo elegir, elijo un Oscar.
—Ya hablaste de Campanella, pero actores argentinos ¿quiénes te gustan?
—Nunca filmé en Argentina. Ya dije, me encantaría ir a trabajar con Campanella. O con Ricardo Darín. O con la actriz de El secreto de sus ojos, que me encanta. Soledad Villamil es una actriz extraordinaria, hermosa, excesivamente hermosa.
—¿Y alguna actriz internacional?
—Estuvimos con Meryl Streep en los Critics Choice Awards. Para mí ella es la más grande. Estuve nominada a los Bafta con ella y tener la chance de perder con ella, uff, es un honor.
—¿Te habló?
—Sí, me saludó. Realmente lo que voy a hacer la próxima vez que esté en los Estados Unidos y esté al lado de ella, es hablarle dos minutos. Sé que estuvo hablando con Hazanavicius, mi marido, le preguntó cómo se decía mi nombre. Sé que sabe quién soy. Pero la próxima vez lavoyaver y le voy a decir que la amo.
Publicado en la edición impresa de PERFIL
