Casi veinte años hicieron falta para que el director Steven Spielberg , el guionista y productor George Lucas y el actor Harrison Ford se pusieran de acuerdo. Luego de Indiana Jones y la última cruzada el trío estaba dispuesto a continuar la saga del docente y aventurero –no necesariamente en ese orden–, pero no conseguía ponerse de acuerdo en la historia a contar.
Una que valiera la pena –al menos para ellos–. Hasta que dieron con el guión de Indiana Jones y la calavera de cristal , que marca el regreso de Indiana a la pantalla grande –en nuestro país el próximo jueves, en Estados Unidos un día más tarde.
—¿Por qué volvieron con esta historia?
—Tiene la correcta combinación de ingredientes –dice Harrison Ford–. Estas películas siempre combinaron diferentes elementos: aventura, un antiguo artefacto misterioso y la relación de Indiana con quienes lo acompañaban en sus aventuras. Todos estos son elementos importantes en esta historia, y creo que esta vez podremos brindar nueva información acerca del personaje y sus relaciones, lo cual siempre es interesante.
Poco dice Ford acerca del argumento del film. El motivo es sencillo: de acuerdo con fuentes de la producción consultadas por Perfil, para la nueva edición de Indiana Jones cada contrato de profesionales venía acompañado de otro de confidencialidad, lo cual deparó –siempre a partir de las fuentes– en un alto nivel de paranoia en el set: la producción armó un equipo de asistentes cuyo trabajo consistía en espiar al equipo técnico.
En el set hubo hasta policía armada, y por la noche se colocaban cámaras infrarrojas. El motivo: ocultar el guión. Tan es así que había una sola copia, y las pocas personas autorizadas a leerlo –directores de diseño, de vestuario, etc.– debían hacerlo en la oficina de producción.
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