La noticia sobre el supuesto intento de suicidio de Beatriz Salamón preocupó, la semana pasada, al mundo de la farándula argentina.
"Yo no tomo nunca pastillas, salvo aspirina cuando me duele la cabeza. Pero había estado llorando mucho, estaba muy angustiada y me tomé unas pastillas que encontré en el baño, que habían quedado de mi ex (unos ansiolíticos vencidos en 2007). Como no me hacían efecto, me tomé otra y otra. No quería pensar más, no puedo más. Se me está acabando la energía", contó Salamón a la revista Semanario.
El viernes pasado, tapada por deudas y preocupaciones varias, la vedette - un ícono entre las chicas de los ochenta y noventa - tomó la determinación de ingerir los medicamentos sin imaginar el efecto: "Cuando las nenas llegaron de almorzar en Mc´Donalds con la empleada doméstica me encontraron dormida y fría. Y me internaron", confiesa la actriz.
La separación con su marido, luego del escándalo por la cámara oculta de Punto Doc, no fue el único motivo de su depresión: la falta de trabajo y las deudas acumuladas desde hace tiempo, desencadenaron su cuadro actual.
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