ESPECTACULOS
‘House of cards’

Ya muerto el rey, que viva la reina

Luego de la salida de Kevin Spacey, los guionistas Melissa James Gibson y Frank Pugliese concluyeron la sexta y última temporada, solo con el personaje de Claire Underwood. Sentada en la Casa Blanca, es la primera mujer en el cargo.

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Mandamas. Robin Wright interpreta a la primera presidenta de Estados Unidos, y la serie se grabó luego de la derrota de Hillary Clinton ante Donald Trump. | cedoc

Primero, fue una novela de Michael Dobbs. Luego, una miniserie de la BBC. Después, el éxito de cinco temporadas que catapultó el imperio de Netflix, como plataforma de series y películas. Ahora, las secuelas de un escándalo por el abuso sexual que habría cometido el actor protagonista Kevin Spacey. Si bien estaba previsto que House of Cards llegara a su final, no lo estaba que fuera de la manera en que va a quedar planteado en el estreno de la sexta y definitivamente última temporada que arrancó el viernes.

Para concluir el vínculo contractual entre Netflix y Spacey, se rumorea que la empresa multimedia debió desembolsar US$ 40 millones.

El costo económico le habrá resultado más bajo que el costo moral que hubiera sido sostenerlo como parte del staff de intérpretes, o la condena social que recae sobre Spacey, mientras no se expide la Justicia. El actor Anthony Rapp lo denunció por una situación de abuso sexual en 1986; en septiembre pasado, un masajista de California también sumó su voz a las varias denuncias que se acumularon desde que en octubre de 2017 Rapp se animó a hablar.

Planteadas así las cosas, entonces, Netflix descartó los 11 capítulos –de los 13 en que se estructura la sexta temporada– que ya habían sido filmados con Spacey; y procedió a reescribir el final de la ficción de la pareja de personajes de Francis y Claire Underwood, que llegan a gobernar Estados Unidos. Melissa James Gibson y Frank Pugliese continúan siendo los autores y productores de esta temporada, que tiene ocho episodios y los que debieron exprimir su imaginación y recursos narrativos, para concebir una nueva conclusión en la que el protagonista de las cinco temporadas anteriores debe estar, coherentemente, ausente. Descartada la alternativa de que el mismo personaje fuera interpretado por otro actor, la solución fue matarlo, y hacer escuetas declaraciones sobre los motivos del escándalo. Sobre la partida de Spacey, dice Pugliese en la entrevista genérica cedida por Netflix. “Después de todo lo que pasó el año pasado, cada uno en la serie respondió de la misma manera: hacer el mejor trabajo que cada quien pudiera. Démosle a esta historia un final satisfactorio”.

Para ello, Robin Wright, la ganadora de un globo de Oro y de un Premio Emmy, vuelve como presidenta de los Estados Unidos. La acompañan Diane Lane, Greg Kinnear, Cody Fern, Michael Kelly, actores nominados a premios de la Academia, entre otros galardones. Pero la salida forzada de Spacey cambió todo. Gibson reconoce: “Desde hace mucho tiempo, sabíamos que la sexta sería la última temporada, pero por supuesto considerábamos que Francis sería parte integral de ella. Así que cuando nos enteramos de que no iba a ser así, nos reorganizamos. Sabíamos que cualquier versión que pretendiera que el personaje de Francis no existía sería falsa. Queríamos asegurarnos de que la historia terminara con integridad. Fuimos hacia atrás en el ADN de la serie y sabíamos que allí encontraríamos la respuesta sobre cómo proceder”. Así pues, se deriva lo que ya ha circulado por varios medios: ya desde el inicio de la sexta temporada de House of Cards, el presidente de los Estados Unidos y esposo de Claire, Francis Underwood, está muerto. Pugliese brinda más detalles al respecto: “Son los primeros cien días de ella en el mandato. Y cualesquiera sean las circunstancias que rodeen la muerte de Francis servirán para dar forma a esos cien días. Melissa y yo hablamos y meditamos un montón sobre quién es realmente el dueño de la Casa Blanca”.

La serie sin Spacey se carga con el desafío de representar a una mujer ubicada en el puesto de presidencia de la Nación.

Gibson confiesa que ya habían empezado a planear la trayectoria de Claire hacia la Casa Blanca antes de la victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton en noviembre de 2016: “Estos temas se potenciaron entonces. ¿Los Estados Unidos de la ficción estaban listos para tener una presidenta? ¿Qué repercusiones tendría esto sobre la vida real, y viceversa?”. Entonces la temporada fue articulándose a partir de un cálculo preciso sobre las ambiciones de Claire y sus elecciones. Gibson sintetiza: “El gran tema de esta temporada es la complicidad”. Pugliese agrega: “Claire está revisando y negociando todas las cosas que hizo con Francis. En este punto, Melissa y yo pensamos que era una puesta en escena de un matrimonio”.

Asimismo, otros personajes relevantes son los agentes de poder, el par de hermano-hermana Bill Shepherd y Annette Shepherd, a cargo de los nominados al Oscar Greg y Kinnear y Diane Lane. La incorporación de ellos dos, más el hijo de Anette, Duncan –interpretado por Cody Fern– aporta, según Gibson, “un mayor deseo de correr la cortina y examinar el poder detrás del poder”. Para Pugliese, “ellos han tenido una empresa familiar durante generaciones. Son increíblemente ricos. Están gastando dinero para ejercer poder. Existe un montón de este tipo de dinero en la política, desde Ciudadanos Unidos [el caso judicial que, en 2010, dio oportunidad a que empresas privadas se involucraran con fuertes donaciones a partidos políticos, lo que, indirectamente, perjudicó la campaña de Hillary Clinton y la llegada de Donald Trump]”. Sin embargo, Gibson especifica: “Ellos son más bien liberales. No quieren quedar pegados explícitamente a ningún partido. Nunca se van a identificar como republicanos. Están por encima de eso. Se ven a sí mismos como unos titiriteros, que compran todo lo que necesitan”.

Por otra parte, Anette y Claire han sido amigas desde la infancia, vínculo a partir del cual, Pugliese plantea: “Es una pregunta dramática: ¿en quién puede realmente confiar Claire?”.  Esta es una pregunta central en toda la serie: ¿quién confía, quién merece confianza, y quién la destruye sin posibilidad de repararla?”.  Y en línea con esto, dice Gibson: “En ausencia de Francis, esta temporada gira en torno a la pregunta: ¿quién ha sido mejor compañero de Francis: Claire o el ayudante Doug Stamper?”. Sigue Pugliese: “Doug es un adicto a su lealtad por Francis. En esta temporada, lucha para ver dónde colocar ahora esa lealtad. Claire y Francis por años le hicieron confrontar su humanidad”.

El amor, el poder y el amor al poder. Melissa James Gibson y Frank Pugliese no son parte de House of Cards desde 2013, sino que se sumaron a partir de la tercera temporada. Aseguran que mantienen la firma, el estilo y el tono del director y productor ejecutivo, David Fincher, quien además dirigió los dos primeros episodios, a través de los cuales marcó algunas características definitorias. Por eso, Gibson y Pugliese continúan con la técnica, que incluso ya viene de la serie inglesa original de 1990, que consiste en romper la cuarta pared, cuando los personajes se dirigen directamente al público. Lo que ahora cambian son las motivaciones para hacerlo. Dice Pugliese: “Francis lo hacía como si estuviera haciendo campaña. Claire lo hace como en la búsqueda de confianza en la negociación; ella oscila entre lo que quiere mostrarles a los demás personajes y lo que quiere mostrarnos a nosotros. La cuestión es: ¿dónde está la verdad?”. Gibson recuerda: “Hubo un momento, en la temporada pasada, en el que ella se dio vuelta y nos miró: ‘Siempre supe que ustedes estaban ahí’, básicamente para decirnos que no necesitaba involucrarnos como sí lo necesitaba Francis. Sus acercamientos a la cámara son formas de seducción”.

El nuevo e intenso trailer de House of Cards

Persistirá la pregunta: ¿Francis y Claire se amaron realmente? Pugliese dice: “Creo que negociaron entre ellos la idea de amor. La conquista del poder fue la fuerza detrás de ese matrimonio. De hecho, esa conquista debe haber sido su modo de hacer el amor”. Gibson agrega: “Era un vínculo absolutamente simbiótico. Cada uno era el autor de la gloria del otro, o la muerte de la gloria del otro; o ambas cosas. Es una duda que persiste. La de ellos era una asociación verdaderamente infrecuente. Ella se aferra todavía a esa asociación, pero en esta temporada, aunque se mueve hacia adelante, una parte de ese pasado la retiene aferrada por los tobillos. Una de las cosas que más interesantes me resultan es que ella es una primera dama que está de duelo –es una viuda– y es presidenta al mismo tiempo. Una vez que se cierra la puerta, ella es ambas cosas”.