IGUALDAD
Ampliación de Derechos

Quiénes son las primeras personas en cubrir el "cupo trans" en el Estado

Trabajan en el Hospital Nacional en Red Lic. Laura Bonaparte. Son cuatro en un universo de 400 empleados y los primeros en cubrir el cupo del 1%. La importancia de las organizaciones sociales. Hablan quienes dejaron atrás un pasado de discriminación, dolor e indiferencia.

Allison, Micaela, Gael y Lorena, el Cupo trans del Hospital Laura Bonaparte.
Allison, Micaela, Gael y Lorena, el Cupo Trans del Hospital Laura Bonaparte. | Javier Ríos / Hospital Nacional en Red Laura Bonabarte.

El 4 de septiembre, el presidente Alberto Fernández estableció por decreto que el uno por ciento de la totalidad de cargos y contratos en la administración pública debe ser para personas travestis, transexuales y transgénero. “Nosotros comenzamos con la incorporación mucho antes de la firma del decreto porque entendemos que es obligación de estainstitución garantizar derechos de salud y de trabajo”, comenta Edith Benedetti, Interventora General del Hospital Nacional en Red Especializado en Salud Mental y Consumos Problemáticos, “Lic. Laura Bonaparte”, donde trabajan 400 personas y cuatro de ellas responden a dicho cupo.

Lic. Edith Bendetti, Interventora General del Hospital Laura Bonaparte.

En junio de este año se incorporó Lorena Sánchez (36), militante social, que luego acercó al hospital a Allison Gebell (43) y a David Gael Nelson (32), mientras que Micaela Herrera (31) fue la última en incorporarse. “Abrimos un área de salud integral donde vamos a hacer tratamientos de hormonización en el marco de un espacio para darle contención al colectivo”, afirma Benedetti y completa: “Si no fuese por las organizaciones sociales, estas personas quedarían fuera de toda visibilización, por eso trabajamos en red con esos movimientos y con los hospitales”.

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El decreto no sólo exige la incorporación de personas trans en el Estado, también promueve el acompañamiento para terminar los estudios secundarios, la capacitación en las áreas que ocuparán y la contención en la incorporación para evitar cualquier actitud violenta o discriminatoria.

Lorenza Sánchez: “Todo lo que el sistema no quiere, negra, pobre, puta”.

Tiene 36 años. Es militante social. Ingresó al hospitalel 9 de junio. Se desempeña en el departamento de redes y forma parte de un equipo interdisciplinario. Estudia “Trabajo Social” en la Universidad de Madres de Plaza de Mayo. “Yo salí porque quise superarme, muchas de nosotras no llegamos a los 35 o 40 años, la sociedad te empuja a la marginalidad, perdón…”, interrumpe entre lágrimas. “Vendí café, vendí ropa y he salido de lugares oscuros de mi vida”. Unas amigas, militantes de La Cámpora, la convencieron de que estudiara una carrera.

Lorena Sanchez, integrante del Cupo Trans en el Hospital Laura Bonaparte.

No tiene ninguna relación con su familia, salvo con la hermana.“Revindico el término travesti, porque se lleva con orgullo y es todo los que el sistema no quiere: negra pobre, puta”, dice Lorena, que no estaba en un todo de acuerdo con el cupo porque “estigmatiza”, pero de todos modos lo celebra, ya que “es un avance después de cuatro años nefastos de un gobierno donde se ampliaron todas las brechas”.

Allison Gebell: “Tengo 43, soy una sobreviviente”.

Se define así por haber superado los 40 años, promedio de vida de los trans, travestis y transgéneros en nuestro país. Es de Olavarría. Se incorporó al hospital el 27 de septiembre. Trabaja en el área Administración de Capacitación, Investigación y Formación. “Es una lucha que lleva medio siglo. En los ’90 sólo peleábamos por existir y leíamos los edictos policiales con compañeras detenidas. Nosotras rompemos con la estructura patriarcal, porque no somos ni hombres ni mujeres”, reflexiona.

Allison Gebell, integrante del Cupo Trans en el Hospital Laura Bonaparte.

Allison recibió el rechazo familiar apenas decidió su transformación: “Luego viene la ruptura social y laboral, al ser expulsadas de todos los ámbitos no queda más que el trabajo sexual o los trabajos precarios”. Ahora que podrá acceder a aportes jubilatorios, obra social, un salario estatal, siente que su vida cambió. “Siempre creí que esto llegaría, porque la lucha fue grande”, concluye.

David Gael Nelson: “No posterguen sus deseos por encajar en esta sociedad”

Tiene 32 años. Es de Santiago del Estero.Llegó a Buenos Aires en 2010. Su primer trabajo fue en un call-center. Comenzó su transición hace tres años. Ingresó al hospital el 18 de septiembre último. Trabaja en al área de sistemas. “Me fui porque no toleraba el trato que se le daba a la gente, de querer encajarle cosas”, cuenta Gael, que venía de estudiar Psicología en la universidad pública santiagueña. Es autodidacta en informática. Luego, de la mano de Lorena Sánchez, entró a la ONG “Transistemas”, que ofrece cursos gratuitos de computación a las personas trans.

David Gael Nelson, integrante del Cupo Trans en el Hospital Laura Bonaparte

“Soy de una familia de clase media, tuve un poco más de suerte. Porque si a esto le sumás la pobreza, es más duro todavía”, comenta Gael, para quien “lo ideal es que no exista el cupo, sino que te contraten por tu capacidad, pero es el primer paso”. También deja un mensaje a las nuevas generaciones: “No posterguen sus deseos por encajar en esta sociedad”. 

Micaela Herrera: “Nunca me sentí tan contenida”

Tiene 31 años. Es de Añatuya, Santiago del Estero. Vive en Buenos Aires desde 2014. Ingresó al hospital esta semana, el 13 de octubre. Trabaja en el área administrativa. Comenzó su transición hace tres años y aún no logra cambiar su identidad en el DNI. “Siempre trabajé con amigos vendiendo por internet, también en una peluquería, pero desde que comencé la transición fui quedando afuera de todo”, señala Micaela, que convivió con el odio social y lo sobrevivió: “Si la sociedad me quiere prostituta, voy a aprovechar mi juventud y lo haré; pero gasté muchísimas energías en eso”.

Micaela Herrera, integrante del Cupo Trans en el Hospital Laura Bonaparte

El trabajo social permitió que Micaela conociese a la doctora Benedetti. “Nunca me sentí tan bien tan contenida por saber que no estoy sola. Me parece muy válido porque esto nos hace visibles”, agrega. Su relación con la familia es distante. No aceptan “del todo” su transición. “Les cuesta tratarme en género femenino y para mi es muy incómodo, porque tengo que adaptarme a ellos y no ellos a mí”. Igual, supo que algunas personas de Añatuya celebran lo que le está pasando. “Deseo que les pase lo mismo a las chicas del interior”, expresa.

Alba Rueda, una pieza fundamental para lograr el Cupo Trans.

“Cuando fuimos con Elizabeth Gómez Alcorta (ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad) a ver al presidente para pedirle una ley, él nos ofreció la firma inmediata de un decreto”, comenta, en diálogo con Perfil, Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación y primera persona trans de nuestro país en ocupar un cargo jerárquico gubernamental. “El decreto es muy reciente y estamos trabajando en la reglamentación sobre tres pilares: ayudar a que terminen sus estudios, darles capacitación laboral y acompañar de cerca para evitar hechos discriminatorios”. La aplicación del uno por ciento del cupo no implica que otras personas deban dejar su trabajo,sino que se intenta generar nuevos espacios donde exista demanda laboral. En Argentina no hay un registro del colectivo trans.

Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación.

“Uno de los temas más complejos es saber de cuántas personas estamos hablando, por eso incorporaremos su registro en el censo 2021”, anticipa Rueda y agrega: “Crearemos una unidad de coordinación interministerial junto al Ministerio de la Mujer, la Secretaría de Empleo, la Jefatura de Gabinete, el Inadi y el Ministerio de Educación”. Hasta ahora el único relevamiento lo hizo el Indec y el Inadi en 2012, pero sólo en La Matanza. Para que esta iniciativa llegue a todas las provincias se trabajará con las filiales de AFIP, Anses y PAMI. “Es una gran oportunidad federal”, completa Alba. En Argentina, más del 80 por ciento de trans, travestis y transgéneros nunca tuvieron un trabajo formal y casi un 90 por ciento pudo acceder a un monoempleo: la prostitución.

*Por Facundo Herrera para el Equipo de Investigación de Perfil.com