Se dice que en Gran Bretaña nadie despiertas tantas pasiones como la anciana Margaret Thatcher, la ex primera ministra cuya vida retratada en la película "The Iron Lady" (La Dama de Hierro) reavivó el debate sobre su papel en la historia.
Ahora, en una nueva muestra de la constante habilidad que Thatcher tuvo siempre para suscitar polémica, más de 26.000 británicos firmaron una petición, en tono de burla, para que se privatice cualquier funeral de estado que hagan a Margaret Thatcher.
"Esta oportunidad única es una forma ideal de recortar el gasto del Gobierno y demostrar los méritos de la economía liberalizada que la baronesa Thatcher encabezó", rezaba la petición, con financiación 100% privada.
Las firmas se juntan a través de un sitio web y los más imaginativos ya piensan en venta de entradas al funeral (por categorías), anuncios publicitarios, derechos de retransmisión en televisión y el infaltable “merchandising” británico.
La iniciativa coincide, a grandes rasgos, con el gobierno de coalición encabezado por el primer ministro conservador David Cameron, que piensa que será necesario "honrar" a la ex premier con un funeral de Estado, es decir, como a una reina.
Se dice que la baronesa no quiere salvas ni desfiles militares para su funeral, ni tampoco la exhibición de su féretro en una “capilla ardiente”, pero sí un gran servicio funebre en la catedral de St. Paul con un concierto con sus composiciones favoritas de Edward Elgar, 'Land of Hope and Glory'.
El secretario del Tesoro británico, el liberaldemócrata Danny Alexander, especuló con las posibles exequias de Estado: "El legado de Margaret Thatcher sobrevuela en gran medida la política de hoy (...). Un funeral de Estado será un asunto que se considerará a su debido tiempo, pero sé que es un debate que está en curso”.
"Muchas cosas buenas se hicieron en ese país durante ese período. Pero es algo que sin duda será analizado propiamente en su debido tiempo", sostuvo Alexander.
A sus 86 años, Thatcher sigue influyendo a los políticos y votantes conservadores, incluso a aquellos demasiado jóvenes para recordar su Gobierno. También su ideología impregna el pensamiento entre los jóvenes parlamentarios elegidos por primera vez en el 2010, muchos de los cuales eran niños cuando ella gobernaba.
Cualquier nuevo habitante de Downing Street (residencia del primer ministro) se siente moralmente obligado a invitarla a cenar, en una especie de “reconocimiento” histórico hacia su persona. Sus partidarios la retratan como “la mejor gobernante desde Churchill”.
En un sondeo realizado el mes pasado entre miembros del Partido Conservador, los encuestados colocaron a Thatcher de primera en la lista de los políticos que mejor representan sus ideas, siete puestos por delante de Cameron. El 50% considera que fue “buena” o “grande” como gobernante, frente al 33% que cree que fue «terrible» o «mala», según un reciente sondeo de YouGov.
El sociólogo inglés Stuart Hall sostiene que Thatcher gobernó Gran Bretaña “como una mamá severa que castiga a sus hijos sin postre y a la cama”. Su par francés, François Mitterrand veía en ella a una mujer “con los labios de Marilyn y los ojos de Calígula”, y el ruso Gorbachov admite que ella “rasgó el 'telón de acero'” con su incondicional bolso negro.
De recibir las honras fúnebres que Cameron y muchos políticos quisieran darle, Thatcher, que tiene ahora 86 años, está delicada y sufre demencia senil, entraría en la historia como una de las pocas personas que merecieron tales honores oficiales, sin contar a reyes y reinas de Gran Bretaña.
Antes que ella, solamente personajes de la talla de sir Winston Churchill (que lideró el país hacia la victoria en la II Guerra Mundial), lord Louis Mountbatten (ultimo Virrey de la India y asesinado por el movimiento independentista irlandés IRA) y la princesa Diana de Gales (muerta de forma trágica e idolatrada por los británicos).
(*) especial para Perfil.com.
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