El drama de las familias separadas en la frontera sur de Estados Unidos no tiene fin, al menos en el corto plazo. El gobierno de Donald Trump, que firmó el miércoles un decreto que refuerza su política de “tolerancia cero” y ordena la detención de padres e hijos en el mismo lugar, enviaría a 20 mil niños migrantes a bases militares estadounidenses, mientras la crisis política en Washington se prolonga y el Congreso posterga la votación de la reforma migratoria. El presidente vinculó ayer, una vez más, la inmigración y la criminalidad, al recibir en la Casa Blanca a 15 familiares de asesinados por delincuentes, a los que llamó “víctimas de la inmigración ilegal”.
“Estos son los ciudadanos estadounidenses separados permanentemente de sus seres queridos, que fueron asesinados por extranjeros ilegales criminales. Estas son las familias que ignoran los medios”, disparó el presidente de Estados Unidos.
Además, llamó a los legisladores republicanos a “no perder el tiempo” con temas de inmigración hasta que se celebren las elecciones legislativas de noviembre, en las que espera obtener una mayoría parlamentaria que le permita aprobar una ley más restrictiva. “Los republicanos deberían dejar de perder el tiempo con temas de inmigración hasta que elijamos a más senadores y congresistas en noviembre. Los demócratas solo están jugando, no tienen intención de hacer nada para resolver este problema que tiene décadas de antigüedad”, escribió Trump en su cuenta de Twitter. En los últimos días, el jefe de Estado fue duramente cuestionado por su propio partido, la oposición y la prensa por impulsar la criminalización de los migrantes, al acusar penalmente a los que llegan sin papeles, detenerlos y separarlos de sus hijos, que también son apresados. El mandatario agregó que, “una vez que pase la Marea Roja”, en referencia a los demócratas, sus partidarios podrán aprobar “una gran legislación”.
Flagelo. Cuando en mayo la Casa Blanca registró un aumento de los cruces fronterizos ilegales, Trump ordenó someter a un proceso penal a cualquiera que llegara al país de manera ilícita. De acuerdo con datos oficiales, entre el 5 de mayo y el 9 de junio 2.342 niños y menores de edad fueron separados de sus familias y retenidos por las autoridades en centros temporarios de acogida, divididos por cercas metálicas que se parecen a jaulas. Aunque Trump firmó una orden ejecutiva para poner fin a su política de separación de familias, esos niños continúan solos, encerrados en centros de detención o alojados en hogares de acogida, a veces a más de 3 mil kilómetros de donde están sus padres o tutores.
Abogados especialistas en migración denunciaron ayer que el gobierno no tiene planes para reunificarlos. “En el terreno hay mucha confusión e instrucciones e información contradictoria, incluso de parte del gobierno”, dijo Michelle Brané, directora de derechos de los inmigrantes en la Comisión de Mujeres Refugiadas.
Bases militares. Según The New York Times, el gobierno enviará a 20 mil niños a cuatro bases militares, ubicadas en Texas y Arkansas. “Niños extranjeros no acompañados” dormirán en los regimientos, informó el teniente coronel Michael Andrews, vocero del Pentágono. “Los militares están a cargo de proteger nuestra seguridad, no son un servicio social”, cuestionó Wendy Young, presidenta de Kids In Need of Defense (KIND).
En tanto, Naciones Unidas pidió que Estados Unidos reforme su política migratoria. “Nos oponemos a la separación de los niños de sus familias con fines de control migratorio, pero también nos oponemos a las detenciones”, afirmó Christophe Boulierac, de Unicef.
Audio. El sitio de periodismo de investigación ProPublica identificó ayer a la niña cuyo llanto, grabado de incógnito al ser separada de su madre en la frontera hace diez días, fue escuchado por millones de personas y provocó una indignación generalizada. Alison Jimena Valencia Madrid, de seis años, está en Phoenix, Arizona, lejos de su madre, que está detenida en Port Isabel, Texas, y no sabe cuándo podrá verla. Pero corre con una gran ventaja: durante su viaje de 17 días desde El Salvador a la frontera entre México y Estados Unidos, su madre le hizo memorizar un número de teléfono que le permitió contactar a una tía en Houston. “Nunca he podido hablar con ella. Es muy desesperante porque en todo momento me pregunto cómo estará, si comió, si la cuidan, si la bañan”, dijo su madre, Cindy Madrid, a la CNN.
Niños como Alison están hoy en un limbo legal, separados de sus padres y sin familiares a su lado.