La ciudad rusa de Berezniki es una ciudad fantasma. Abandonada desde hace décadas, se hunde lentamente bajo el agua debido a los sumideros. La ciudad se encuentra sobre una antigua mina de potasio de la era soviética vacía de 84 millones de metros cúbicos, lo que hace que el terreno sea propenso a sumideros y grandes cráteres.
Durante décadas, los mineros soviéticos cavaron vorazmente la tierra de Berezniki, fundada en 1932, llegando hasta los 400 metros de profundidad. Según la Deutshe Welle, en 2007 el agua comenzó a entrar en la mina, las capas de sal comenzaron a deshacerse, y las rocas a desprenderse en las cavernas subterráneas, lo que provocó el éxodo masivo de los habitantes a otras ciudades. Después, la superficie fue cediendo de forma descontrolada.
"A 400 metros de profundidad hay espacio para 11.000 edificios residenciales de cinco pisos", explica DW. "En la tierra se abren cráteres progresivamente, sin pausa. Algunos dejaron de crecer cuando medían seis metros de diámetro. Otros, los más grandes, son bocas de 600 metros de diámetro que desayunan árboles y almuerzan edificios, como los de las autoridades administrativas de la ciudad".