Isaac Newton sugirió que los signos del zodíaco representan doce episodios de la mítica aventura de Jasón y los argonautas. Leo simboliza a Heracles, que después de matar al león de Nemea vestía su piel como armadura; Virgo simboliza a Medea, la doncella enamorada de Jasón que abandona a su familia y lo ayuda con su magia; Aries simboliza al carnero, que es un personaje central en toda esta historia. Entre los argonautas había dos hermanos, Cástor y Pólux, hijos de la misma madre, Leda, pero de diferentes padres, lo que nos hace pensar que los antiguos griegos necesitaban algunas clases extra de educación sexual. Cástor y Pólux eran aventureros inseparables, amantes de los caballos y hermanos de Helena, esa mujer tan bella que terminaría desencadenando la guerra de Troya. Pólux, que era hijo de Zeus, quiso compartir su inmortalidad con su hermano Cástor, que era hijo de un rey humano; los dos fueron convertidos en estrellas y forman la constelación Géminis, que significa «los gemelos», y tras ese signo aparecen en el zodíaco. Los hermanos mellizos pueden ser muy distintos, incluso de diferentes sexos; pero los hermanos gemelos son genéticamente idénticos. Por eso inspiran el nombre de diversos objetos que suelen presentarse en parejas idénticas e indisolublemente unidas. Son gemelos ciertos músculos de la pantorrilla que conectan rodilla con tobillo; dos iguales, detrás de cada pierna. Son gemelos esos pequeños broches adornados que los caballeros elegantes usaban para sujetar los puños de su camisa; dos iguales, uno para cada muñeca. Son gemelos, finalmente, los anteojos para ver a larga distancia en el teatro o en el campo de batalla; dos iguales, uno para cada ojo.
(En la imagen: dos gemelas inexplicables aparecen en un hotel vacío. En The Shining, de Stanley Kubrick, 1980.)
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