Existe una nueva generación de consumidores de productos de belleza: los “skintelectuales”. Después de muchos años de buscar milagros en las fórmulas de tratamiento sin siquiera saber qué nos llevamos a la cara, entendimos que es más importante saber cómo lograrlo. Porque no todo está en manos de esa crema a base de ingredientes que apenas podemos pronunciar. Es hora de ponerse al día y entender el papel que juega cada uno de nuestros cosméticos.
Estos nuevos expertos conocen la diferencia entre el ácido hialurónico de las niacinamidas, por ejemplo. Jamás se cuestionan el uso de un protector solar y tienen un doctorado en las funciones de los activos que necesita su piel. Son los mejores investigadores de la epidermis y un desafío constante para las marcas, que empezaron a transmitir la función de sus componentes en lugar de relatar sólo una taquillera historia sobre cada producto.
En la década del 2000 las empresas abrieron las puertas de sus laboratorios y los expertos empezaron a hablar sobre vehículos que mejoran la penetración de los componentes, revelaron cómo trabajan la coenzima Q10 o el retinol, entre otros. Se dejó de lado el concepto de ¨cremas milagrosas¨, que borran marcas, manchas y cicatrices sin dejar rastros o aquellas que logran un efecto lifting ¡Y de inmediato!
Hoy la varita mágica de esa crema que nos deja la piel perfecta no es más que una romántica promesa. Comprendimos que para cuidarnos como lo haría un especialista hace falta conocer qué activos necesitamos de acuerdo a cada necesidad.
Es fundamental saber en qué parte del packaging está el listado que compone cada formulación. La Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos (INCI por sus siglas en inglés) muchas veces no se encuentra en el producto. A veces, el inventario está oculto detrás de la etiqueta y en otras ocasiones viene escrito en la caja o en un prospecto.
“Al elegir una base de maquillaje lo más saludable es optar por las que tienen vitamina E, de alto poder antioxidante y que favorece la regeneración celular, y vitamina C, que reduce el foto envejecimiento”
Bajo regulación, los componentes están enumerados en orden descendente. Es decir, del más concentrado hasta llegar a esos cuya presencia es menor al 1%. Debajo de este porcentaje pueden figurar en la disposición que decida la empresa. Esto hace que sea confuso comprender la efectividad de cada elemento, y también, donde está el límite de los activos al 1%¨, explican los expertos del International Buyer´s Guide. Pero no es imposible, hay varias herramientas que nos hacen la vida más fácil en lo que a belleza se refiere.
Hoy contamos, en un abrir y cerrar de Google, con la información básica sobre cualquier receta que llevemos a la tez. La cosmética ya casi no tiene secretos desentrañables y muy poco es lo que queda librado a los antojos del marketing.
Ojo con la letra chica. Las marcas tienden a darnos los títulos más atractivos siempre y algunas sustancias son mencionadas por su denominación biológica. Por ejemplo, el de una rosa es Rosa damascena, pero también hay otros tipos de uso de esta flor, por su raíz o las hojas, entonces cambia su identidad. Eso significa que figura con una nomenclatura distinta. Es comprensible, no sería nada fácil vender un tratamiento a base de Butyrospermum Parkii, más conocida como manteca de karité.
Y en el caso de que resulte complicado mirar con lupa los componentes de nuestro beauty kit, no hace falta graduarnos en dermatología. Una búsqueda rápida en la base de datos CosIng (Cosmetic Ingredients), sirve para detectar cualquier elemento que nos resulte misterioso. Su versión online está disponible desde 2008 y desde entonces se actualiza periódicamente.
Por otro lado, existen marcas que desde hace muchos años, cuando todavía se le atribuía el mismo talento a las cremas que a la magia, no dudaron en trabajar a puertas abiertas. Sobre todo cuando se trata de sumergirse en la Amazonia, en el caso de Natura, y explicarnos todos los frutos, raíces lo que la naturaleza nos regala. Ucuuba, Andiroba, Patauá provienen de un área que tiene un total de 24.788 personas involucradas, privilegiando la agricultura familiar y el uso racional de los recursos renovables.
Existen otros principios activos con los que hay que familiarizarse y cuesta. En muchas listas INCI el agua es uno de los primeros ingredientes, así como los glicoles, que son compuestos totalmente solubles (cuentan con una gran capacidad para disolverse en todas las composiciones orgánicas) y sirven como excipientes que mantienen la humedad del producto. Pero los bautizaron como si se tratara de agentes químicos sólo para entendidos e inspiran respeto.
No hace falta sacar conclusiones precipitadas al encontrarse con términos confusos, ya que muchos de estos integrantes son respetuosos con la piel, incluyen conservantes cruciales ya que mantienen la estabilidad y contribuyen a que otros se disuelvan aumentando así la eficacia del producto.
“El control está puesto en que cada una de las piezas se haya empleado de manera adecuada o en concentraciones jamás perjudiciales para la salud. En la legislación que los regula queda claramente identificado qué ingredientes tienen un uso restringido y existe una evaluación continua. Siempre teniendo en cuenta la confianza que tenemos en el laboratorio que estás detrás de cada producto¨, alertan desde la International Society of Dermatology.
Seis poderes
En la entrega del mayor galardón beauty hay seis nominados y todos se llevan el primer premio: ácido hialurónico, vitamina C, colágeno, retinoides, alfa hidroxiácidos y poli hidroxiácidos. Repasemos.
- El ácido hialurónico se encuentra en nuestro organismo de manera natural, es una sustancia líquida que forma parte del colágeno y se produce naturalmente en el cuerpo. Ayuda a mantener la tersura y la hidratación. Debido a que su presencia va menguando con el paso del tiempo en nuestro organismo (más precisamente a partir de los treinta y cinco años), no nos puede faltar.
La pregunta del millón antes de elegir un producto a base de este polisacárido: ¿Por qué continuamente se están patentando nuevas versiones cada vez más maravillosas?
La clave son los expertos detrás de cada nueva versión. Es cierto que podemos conocer de la A a la Z los ingredientes, pero muy distinto es lograr con ellos la receta perfecta. Un ejemplo, el peso molecular del hialurónico influye en su absorción y la estabilidad de la vitamina C, que no es nada fácil de conseguir y es un factor determinante.
Es el momento en el que entra en juego la importancia de elegir el producto indicado y confiar en el laboratorio que lo desarrolló.
- La vitamina C. Es relativamente fácil de producir (aunque a veces requiere una atmósfera de nitrógeno para que no se oxide). La mayoría de las empresas la incluyeron en diferentes presentaciones y superaron con tecnología su mala fama de fotosensible. Vale la pena el esfuerzo de los expertos, ya que uno de sus mayores aportes es que contribuye a la síntesis de colágeno y elastina ¿Cuál es el papel de estas fibras de sostén? Tienen el talento de entrar en acción para poner orden cuando las células empiezan a separarse. Entonces, estas proteínas abundantes en los tejidos (sobre todo en la dermis, donde se encuentra el 40 por ciento) actúan para mantener la unión de las fibras que retienen el agua y aseguran turgencia y una fuerza tensora cutánea poderosa.
- El retinol se trata de la vitamina A en forma de activo cosmético, pero no es su único derivado, sino que forma parte de una familia llamada retinoides y no todos son iguales ni tienen los mismos efectos. Se empezaron a utilizar hace 40 años para tratar el acné y el foto envejecimiento. Los pacientes que lo usaban comprobaron que, además de reducir los granitos, también mejoraba el estado de su piel, dejándola más joven y lisa.
- Los alfa hidroxiácidos son una pandilla bien avenida de elementos cuyo hábitat natural, aunque no exclusivo, es la noche. Si no se utilizan de manera precisa pueden generar efectos secundarios. Estos ácidos orgánicos solubles en agua que se obtienen de diferentes frutas, plantas y alimentos, son capaces de aportar a la piel un sinfín de beneficios siempre y cuando se apliquen correctamente y en las concentraciones idóneas. Los AHA’s son muy versátiles: grandes exfoliantes químicos que disuelven células muertas, suciedad y el exceso de grasa, acelerando así el proceso de renovación celular. Además, activan la síntesis de colágeno logrando más firmeza y elasticidad, proporcionan un tono uniforme y minimizan el tamaño de los poros, arrugas, manchas y marcas de acné. Hidratan y favorecen la absorción de nutrientes. También tienen propiedades calmantes y suavizantes.
- El ácido glicólico es el más potente. Se extrae de la caña de azúcar y sus moléculas son las más chicas de todos los AHA’s. Esto le permite llegar hasta las capas cutáneas más profundas. Si se emplea bajo supervisión médica, es ex un excelente exfoliante, hidrata, mejora la pigmentación y el acné. El málico se obtiene de las manzanas y, al estimular el metabolismo cutáneo, alisa y suaviza.
El ácido mandélico es un derivado de las almendras: aporta luminosidad y es muy bueno para mejorar los problemas de pigmentación. Al láctico hay que atribuirle un alto poder hidratante, así como al cítrico la regulación del pH.
- Los poli hidroxiácidos, de estructura química similar a los AHA’s tradicionales, pero de segunda generación, ofrecen la gran ventaja de mejor tolerancia y eficacia. Actúan de manera similar al ácido glicólico debido a su capacidad para exfoliar a nivel superficial. Además, poseen propiedades antienvejecimiento, emparejando el tono y ayudando a retener la hidratación. Los más comunes son la gluconolactona y el ácido lactobinoico. Se obtienen por un proceso de oxidación de la lactosa y el maíz, que da como resultado un nuevo ácido eficaz y más considerado cuando se trata de no irritar.